XXI
—Aún no sé qué está pasando, ellos que son tan malos con nosotros no pueden cambiar de la noche a la mañana, no lo comprendo aún. —comenta el psiquiatra mirándolos detenidamente mientras acaricia un poco su cabello pensativo.
—Tranquilo hombre, tú has visto que han ido a arreglar todas las cañerías, al igual que los baños que estaban desde que llegamos un fiasco, no creo que sea una broma de mal gusto, sino más bien que le tienen mucho miedo a la reina.
—Bueno, supongo que eso si no lo puedo negar, pero igual... ¿Creen que nuestra vida cambie o solo lo hacen porque sí? —suspira algo dudoso aún ni con los ruidos que producía dicha remodelación se convencía de que todo empezaba a cambiar como si fuera un milagro.
—Es algo que no se sabe, toca ser pacientes y ver qué resultado deja todo esto.
Durante una semana completa no podían utilizar los baños así que sus necesidades iban a terminar al alcantarillado que se encontraba en el patio trasero, muchos empezaron a sufrir de enfermedades como cistitis, pero el ver lo majestuoso que quedaron los baños decían que valía la pena, ahora todo en esa zona era decente siendo así que ese día todos tomaron una ducha.
Ellos mismos acomodaron sus horarios, había seis baños, tres en el ala derecha y tres en el ala izquierda, los baños eran mixtos en esa ocasión y contaban con seis cubículos de regaderas, cada sala tenía un horario establecido para siempre mantener un orden.
De 6:30 a 8:00 tenían plazo para ducharse, o hacer sus necesidades los de la sala A.
De 8:00 a 9:30 era el plazo a la sala B, quienes afirmaron que hasta menos podrían durar, por lo que muchos integrantes ya no estaban con ellos y se habían reducido.
De 9:30 a 11:00 era el turno de la sala C quienes desde un principio se comprometieron cumplir las normas.
Y por último, de 11:00 a 12:30 le tocaba a la sala D quienes sin reproche alguno aceptaron la medida.
Un pequeño orden recobró vida, todos estaban encantados con los nuevos baños que muchos decían que ya estaban curados, aparentemente con este avance al igual que de la comida que era entregada a sus horas establecidas con anterioridad la vida se podía sobrellevar, inclusive los ataques disminuían acto que notaron los científicos "Si se sienten bien la locura no se apodera de ellos, en cambio, sí se sienten mal su mundo se cae", aunque la frase es clara, puesto que nuestra mente es tan conflictiva con nosotros mismos que si no se encuentra bien nada estará bien.
—Aunque estemos encerrados me agrada nuevamente estar limpio y comer bien después de tanto tiempo, pensaba ya en cómo sería mi muerte lenta. —resalta de manera divertida aquel hombre quien disfrutaba de un delicioso manjar de chocolate que le habían mandado desde Liverpool, sus familiares quienes estaban preocupados por su estado y el de su esposa.
—Nosotros fuimos el primer grupo de infectados, pero seguimos vivos aún, eso es sorpréndete, puesto que yo creía que duraríamos menos.
—Dímelo a mi yo que estaba totalmente aburrido en mi oficina, disfrutando de lo único que me alegraba en ese lugar cuando no estaba mi esposa, mi delicioso café con leche.
—A pesar de todo, he aprendido muchas cosas, es decir, si siempre escucharemos esas voces en nuestra cabeza, pero estamos bien y los ataques no son como antes, todos como que sabemos conllevar un poco esta cosa extraña.
—En eso tienes razón, inclusive ya le he puesto nombre a esas voces que escucho siempre en las mañanas, cuando estoy solo y antes de dormir.
—¿Qué nombre les ha puesto doctor? —lo mira de manera curiosa la jovencita, quien limpiaba sus lentes, los cuales estaban un poco sucios, dejando ver así su hermoso rostro.
—Cleo, Reichel y Simón, esos nombres porque ellos mismos me han dicho que se los ponga porque siempre los confundo. -ríe un poco al igual que todos, en eso logran visualizar a unos hombres que llegaron a la sala en busca de ellos.
Dos hombres altos se hicieron presente en la sala en busca de quienes fueron los primeros resultados positivos, casi un año de encerramiento a lo que al final se estipulaba que la enfermedad iba a ser de por vida, por lo que querían usarlos para ver cómo se comportaba en su cuerpo la bacteria que pensaban que existía.
Ellos accedieron a colaborar igual ni rechazar podían porque estos hombres tenían una orden por escrito que quien se negara tendría que pagar por daños y perjuicios en la sociedad londinense, a lo que no han soportado todo este tiempo para morir en la horca por una negación. Una remodelación rápida se había hecho en toda la edificación o eso demostraba lo limpio que se encontraban los pasillos los cuales no tenían ya ese aspecto de ser un hospital abandonado, en muchos rincones se veían varios sujetos hablando con las paredes lo cual era curioso inclusive para ellos mismos.
Aunque no se puede negar que varios enfermos aprovecharon su inspiración de locura al igual que su melancolía para componer coplas, acrósticos, poemas, canciones y demás, uno de ellos fue el primer hombre que fue capaz de componer una gran canción que era admirada por muchos al ser el primer contagiado y mantener aún la esperanza viva de encontrar la cura para su enfermedad.
Libre
Lo que no me esperaba
Llegó sin decir nada...
En medio de un gran dolor
Me consume su llegada...
Pues no existe la cura
Que pueda frenarla (x2)
Más, sin embargo,
Solo queda esperar la cura.
Aferrándome no rindiéndome
Manteniendo la esperanza
De que un día libre yo seré
De esta enfermedad.
Autor: Leidy Romero.
Su esposa admiraba el talento de su marido al momento de enseñar la canción, que en los rincones de su alma se inspiraba al encontrarse solo en algún rincón del viejo hospital, él solía componer canciones que no mostraba ante el público por dudar siempre de su capacidad intelectual en la composición, pero la locura que ahora recorre por sus venas lo condujo a darse a conocer en dicha forma.
De ambas mujeres, únicas sobrevivientes de la afectación, se podría decir que no era su turno, puesto de que convivían día y noche con un grupo numeroso de infectados, eran pocos los que sabían sobre tal hazaña que ambas emprendieron una vez para no separarse de sus maridos con el compromiso de cuidarlos al igual que cuidar de los demás, por lo que les daba chance a tener una gran recompensa. Es decir, que si no se infectaron en todo ese tiempo no lo harían, eso afirmaban los científicos.
—El cuerpo en general se encuentra en perfecto estado, pero si miras bien todas las ondas que daban al monitor demostraba alteraciones cerebrales por lo que yo considero mis estimados que esta enfermedad va en la zona del cerebro, por lo que necesitamos de la ayuda de todos los especialistas de esta área, por favor solicitar el llamado urgentes de médicos en Liverpool, Manchester, Oxford, Cambridge de todo el país, necesitamos ayuda.
—Como ordene mi señor, inmediatamente iremos a hacer la carta para enviarla a quienes sea pertinente.
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