XVII
Traicionar a su misma raza es parte de la vida, aunque no lo parezca, estar del lado del enemigo es una traición y no podemos negar que nosotros como seres humanos ya seamos astutos o de pensamiento muy bajo siempre buscaremos el lado del árbol que nos dé más sombra, en este caso para ellos el gobierno les puede poner a vivir como reyes con tal que descubran quienes son los verdaderos "revolucionarios", doble intención, puede combatir los malos. ¿En verdad apoyarán al gobierno? O es solo un truco más para no perder tantos beneficios y quedar en las mismas ruinas, produciendo que todo su esfuerzo se fuera por la borda.
La pequeña radio que estando bien oculta sobrevivió a aquel saqueo voluntario les dio nuevamente unas buenas risas a estos habitantes de la sala A, el fetiche de burlarse de los mandos superiores y los mediocres medios de comunicación que solo informaban a ciencia cierta lo que les pintaban y no buscaban más allá de lo mostrado. Claro, no se puede hablar mal de ellos, puesto que a estas personas que siguen estando sanas no le importa lo que sucede al interior del viejo hospital, las situaciones de vida, entre más.
A pesar de todo lo malo del encerramiento forzoso que han tenido que lidiar por todos estos meses, les ha hecho mejores personas a más de uno, a convivir y cuidarse entre ellos mismos para poder sobrellevar la adversidad, pero no significa que la locura les haya cesado.
Durante la primera semana todo había sido un calvario, había días donde de las salas y demás lugares se escuchaban los gritos junto a llantos de lamento o felicidad dependiera la crisis por la que estaban pasando, la mujer del primer hombre y del médico intentaban calmar a las personas de su sala, pero se les era complicado porque no podían lidiar con tal trabajo. Parecía como si se encontraran en una guardería, unos peleando, otros riendo y otros llorando al mismo tiempo como si estos se pusieran de acuerdo para intentar enloquecer a quienes aparentemente están cuerdas, puede ser inexplicable el cómo aun después de tanto tiempo no han tenido problemas serios como los de sus esposos o demás internados.
Había veces en las que estas mujeres se recostaban en sus camas pensando que algún día perderían la cabeza como cada uno de ellos, pensaban en cómo sería ese momento de declarar que también tenía la extraña enfermedad, en las secuelas que dejaría o peor aún si algún día se curan todos sean ellas quienes tomen la enfermedad.
La desesperación empezaba a invadir sus cuerpos que dé un grito la mujer del primer hombre captó la atención de todos quienes como mansos cachorros se relajaron al ver a aquella mujer quien se encontraba en un mar de lágrimas, la desesperación e impotencia había dominado su ser, que solo un momento de paz necesitaba que no se vio donde dejó su zapato al correr fuera de la sala en busca de un lugar tranquilo para ella. La mujer del médico, su fiel amiga en esos instantes, fue detrás de ella a los pocos minutos cuando se percató que todos habían recobrado la calma, también sentía impotencia y temor a lo que pasaría en este mundo desconocido.
-Sé que no es fácil, pero recuerda por qué lo hacemos. -se sienta a su lado mientras acaricia un poco de su espalda mientras con una sonrisa intenta limpiar las lágrimas de la mujer.
-No lo aguanto, siento que un día voy a explotar, han pasado meses eternos, ya no sé qué pensar y sí... Solo juegan con nosotros y quieren que fallezcamos en este horrible calabozo.
-No pienses eso mujer, la batalla aún no acaba, debes ser fuerte por tu esposo, él te necesita aún, hasta yo la necesito como mi fiel y cuerda compañera.
-Pero qué es lo que puedo hacer para dejar de sentir así como me siento tan... Tan insuficiente. -la mira un poco cabizbaja mientras juega con su cabello un poco.
-Solo puedo decir que no eres insuficiente, eres bastante suficiente para obtener lo que te propones, nunca olvides que la mente es más fuerte que cualquier cosa, si eres débil de mente todo te afectará, no te dejes caer ante esta adversidad que la esperanza debe seguir en pie, puesto que estoy segura de que una cura pronto a de llegar.
Había que afirmar las sabias palabras que una mujer le daba a la otra quien se encontraba en su mundo de tristeza, la mente es quien impulsa al ser humano a cometer una que otra locura, no significa que deja de ser cuerda, claro que no, solo que se le desarrolla algo llamado "paranoia" o "negación absoluta" lo cual puede producir que con un abrir y cerrar de ojos se pueda acabar una vida.
Por eso es que la depresión mata a las personas en varias ocasiones volviéndose el suicidio su mejor escape de la realidad tortuosa en la que viven, los indicios de este fenómeno empezaron a aparecer en el hospital, sorprendente a decir verdad que después de tanto tiempo es que se hicieran presentes, para los hombres y mujeres que estaban del lado del gobierno convirtiéndose como los peones en un juego de ajedrez en el que no ganaran siempre no les hacía ni les venía ni un poco de melancolía por quienes preferían golpearse la cabeza hasta morir de contusión o con estacas de hierro sacadas de las camas enterrárselas en el cuello.
Se podía ver a tales valientes en cualquier lugar minucioso del centro hospitalario, los baños, el patio, en el pasillo principal, se podían ver los cuerpos de quienes no querían seguir en el martirio al pensar que nunca más recobrarían su cordura, al igual que anunciaban que no eran capaces de vivir en manos de unos rufianes, por lo que era mejor ir al más allá que vivir con el grupo de estúpidos seres humanos. Palabras dichas por más de uno, aunque no tenían ninguna equivocación si se mira bien.
Era mejor la vida de antes a pesar de todo, cada uno pensando en lo suyo, aunque dominara el egoísmo, porque ahora fueron dos semanas sangrientas, los hombres decidieron hacer una fosa en casi todo el patio trasero donde aventaron los cuerpos de hombres y mujeres uno a uno como quienes no tenían nada por que vivir, ningún motivo por cuál querer seguir respirando.
La miseria era el sinónimo de la presente enfermedad, cada día era más tortuoso para quienes aún tenían la dicha de abrir los ojos los cuales deseaban ser ciegos en muchas ocasiones o sordos para no ver ni escuchar tales situaciones desastrosas en la vida, la paz en ese hospital no llegaría nunca y menos al momento que decían que una mutación de la enfermedad habría de llegar, una variante extraña que hacía que los avances dado por la respetada ciencia no servirían de nada contra ella.
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