XIX
Como era anunciado y ya sabían, las veinte mujeres que había en la sala entraron en fila india para empezar con la revisión, de última se encontraban la mujer del médico con la chica de lentes mientras en el medio la mujer del primer hombre, el jefe quien tenía un arma en uno de los bolsillos de su pantalón tanteaba y miraba los cuerpos de sus víctimas, muchos tomaban y se peleaban por las chicas que esté separaba hasta que llegó a las dos mujeres de atrás.
Ambas con buenos cuerpos, una joven prostituta que se escondía a través de sus lentes, junto a una mujer madura con alta experiencia igual, ambas fueron tomadas por la opresión quién las hizo arrodillar para que empezaran por medio de un oral, los gritos se empezaron a hacer presentes al igual que los insultos, la idea era complacer en todo momento a estos hombres para evitar ser golpeadas, puesto que al momento de la huida debían tener bien firmes esas piernas para correr, su plan se basaba en obtener el arma en su poder al igual que desarmar a cada uno de ellos, no era muy difícil si lograban tener esa agilidad y persuasión, aquellos hombres que por un par de besos y caricias ya se enloquecen por esas bellas mujeres.
El plan estaba saliendo a la perfección, pero estas personas se empezaron a poner violentas que el buen trato que les daban estas mujeres ya no les daba ninguna empatía y solo querían abusar de ellas como habían hecho con las demás, lo triste para ellos fue que quedaron contra un arma y la pared, en tales descuidos las mujeres al tomarlos de las caderas les quitaban sus armamentos terminando todas apuntándoles a la cabeza a cada uno.
-¡Qué significa esta tal atrocidad como se atreven ustedes a rebelarse contra nosotros!
-¡Cállese viejo asqueroso! No crea que por qué somos mujeres debemos dejarnos hacer lo que se les plazca, no somos débiles, ustedes se han equivocado con nosotras.
-¿Qué? Ahora nos matarán volviéndose las salvadoras de la patria o que. -ríe de manera sarcástica tras haber dicho esas palabras de forma vacilante y burlesca uno de los hombres que estaba completamente desnudo a la mirada de las mujeres.
-Oh, es en serio, piensas que nos ensuciaremos nuestras manos con una manada de animales, claro que no, ninguna apoya el maltrato animal, solo los haremos sufrir un poco, ¿no es así chicas?
Todas asintieron para soltar varias risas bajas, los hombres se miraban incrédulos pensando que todo era parte de un show y que solo les querían demostrar que ellas podían tener el control de la situación, su mente era tan disfuncional que pensaban que todo ese teatro es porque ellas querían tenerlos a sus pies, se enloquecieron tanto que estos se sentaban en las camas colocando a la fuerza a cada una de las chicas sobre si mientras intentaban besarlas.
Ahora si es que parecían unos verdaderos cerdos salvajes, inclusive dejaban salir de sus bocas gemidos gruesos, puesto que al momento de forcejear las damas que se encontraban en su regazo lograban que estos hombres se empezaran a erectar, aparentemente el plan fue fallido; la fuerza que ellos producían en ellas era mayor, si bien dicen que los hombres tienen más fuerza que las mujeres, pero ellos sobrepasaban los límites dejándole en sus manos marcas por los apretones, otro intento era el quitarle las armas a cada dama, también fallido en realidad por lo que estas mujeres sacaron la cara.
Golpes en los rostros recibieron tales abusadores, no se podía predecir algo más, sino que aplicar la defensa propia, los gritos al igual que insultos desbordaban de aquella sala mientras que, por otro lado, la preocupación crecía, puesto que las mujeres de la sala aún no volvían y ya habían pasado más tiempo de lo que estaba pensado, según lo dicho por las mujeres de las otras salas.
-¿Por qué aún no llegan? Dios mío, me estoy estresando. -se levanta inquieto el primer hombre de su lugar dispuesto a ir a la puerta para ver qué pasaba.
-¿Dónde crees que vas amigo? Tranquilo, su mujer seguro es tan buena en la cama, al igual que las demás de la sala y no las dejan ir, así como así, yo si tuviera en mis brazos a mujeres como ellas no las dejaría ir así de fácil, ¿o no amigos? -ríe soltando una carcajada.
-¿Qué estás insinuando idiota? A mi mujer no la tratas de puta o algo por el estilo. -lo apunta con el dedo fastidiado.
-Se está revolcando con otro, así que santa no es, además fue por voluntad propia, usted, al igual que todos los de aquí son unos cornudos.
Un pequeño silencio se armó en la sala, solo las risas de aquellos hombres eran las que se escuchaban, el hombre no aguantaba la ira que lo tomó por el cuello abalanzándose y empezándolo a golpear, algunos abucheaban mientras otros apoyaban a los dos hombres que estaban en la confrontación, el médico quien volvía del baño se entrometió sosteniendo al primer hombre mientras el otro lo sujetaron sus amigos, el hombre estaba destrozado había recibido todos los golpes de ira aunque los amigos se empezaban a burlar de él por perder ante una persona que se veía inofensiva.
-Ustedes dos qué cojones les pasa por la cabeza, como se les ocurre ponerse a pelear aquí, no ven que hay niños presentes, qué ejemplo le están dando, quien dijo que los problemas se solucionan, así que yo sepa son personas maduras.
-Este idiota irrespeto a mi mujer no iba a permitir eso. -dice tocando su labio lo único en donde había herida pero leve.
-Yo lo dije jugando, no era para que se lo tomara a pecho. -reclama ante la acusación.
-Yo si te mato idiota, sea jugando o no. -lo señala con intención de querer pasar por encima del médico que lo sostenía, pero las puertas fueron abiertas, dando paso a las mujeres de la sala, quienes los veían extrañadas escondiendo en sus faldas las distintas armas, además de que tenían pizcas de sangre en su cuerpo y ropa.
Todas las miradas se posaron ellas, cada uno de los hombres se acercaron a cada una de sus esposas, novias, amantes, amigas con derechos, etc. Como las consideren ellos para ver cómo se encontraban, recibiendo solo la mirada de ellas sin decir nada, dándoles a entender que también regresaron con traumas de lo sucedido.
-¿Cómo se encuentran? Saben que no permitiremos que nadie más les haga algo, de esos hombres nos encargaremos nosotros, ¿no es así muchachos? -los mira mientras ve a las calladas damas que solo se separaban para ir rumbo a la otra puerta conduciéndose al baño.
-Deben estar muy dolidas y traumadas, no me gusta que estén así ninguna, ellas que son las más alegres con los pequeños.
-Las violaron idiota, es tu mujer y no le conoces, son unos cornudos estúpidos o quizás están calladas porque sí les gusto. -suelta una risita tocando sus golpes.
-Te mataré, lo juro. -se iba a aventar de nuevo, pero todos los detuvieron no podían formar escándalos de nuevo, así que bajaron la guardia ignorando todo comentario negativo de esas personas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro