XIV
El primer hombre había salido esa noche a los baños con tal sigilosidad para no despertar a sus compañeros de habitación, estaba a pies descalzos sintiendo como el frío piso penetraba en las plantas de sus pies, los cuales caminaban rumbo a los retretes. Al entrar en estos una pequeña niña se encontraba en uno de los cubículos, le parecía raro a tales horas que hacía sola en ese lugar tan peligroso donde muchos hombres vienen a ver con que chica pueden tener relaciones sexuales ya sea por voluntad propia o por medio de violación.
El hombre se había acercado a la niña para saludarla, pero esta se había bajado del retrete donde estaba de pies dándole señales con la cabeza para que lo siguiera, el tan confundido por aquel suceso empezó a ir detrás de la menor, esta era de tez totalmente blanca y fina como si fuera de porcelana, el cabello le caía hasta los pies cubriendo gran parte de su rostro, sus labios eran bastante carnosos y sus ojos tenían un color carmesí.
Él no había entendido el por qué seguía a aquella criatura que de unos quince años no podía pasar cuando nunca la había visto, pero ella lo llevo a la sala D donde le dijo que se escondiera a su lado dentro de un viejo closet en el cual podían ver qué pasaba fuera de este a través de sus rejillas.
De la sala D sale un hombre de traje bastante elegante siendo amenazado por una mujer de tez blanca, rubia y de estatura promedio quién con una jeringa llena de un líquido rojo, al parecer de sangre infectada salía y se llevaba consigo al hombre quien por sus súplicas y gestos parecía temer. Esta tenía aquella arma como le podríamos llamar en el cuello del sujeto que con solo un pequeño roce podía esta penetrar la piel del hombre depositando el líquido.
-Ellos han tratado de escapar en numerosas ocasiones la vez pasada hace un mes te aviso mi hermano, no sé si lo recuerdas, un pequeño niño igual que yo, pero que lo ignoraste pensando que era tu imaginación y después de esa noche varios cuerpos aparecieron muertos. -dijo en murmullos la pequeña estima el primer hombre, si tenía razón antes la visita de un niño había anunciado lo mismo en gran parte, pero por pensamientos de locura este no le había creído.
Ambos miraban como la mujer se llevaba al hombre de la misma forma sin ser escuchado por nadie, ellos al ver como doblaron el pasillo hacia donde quedaba el portón salieron de su escondite para seguirlos con gran cuidado siempre pendientes que nadie les siguiera, un susto se dieron ambos cuando aquella mujer abre la puerta saliendo y guardias los cuales torpemente intentan cargar sus armamentos, la chica solo aprovecho el impase para aventar al viejo y correr fuera, uno de los guardias había alertado encendiendo la sirena de incendios, todas las puertas se cerraron empezando una persecución a la mujer fugada.
-Por eso es que nadie podía salir de las habitaciones, por un momento si pensamos que era un incendio y nos querían calcinar. -suspira pesadamente el médico.
-Esa idea nunca la duden, pero ese no es el tema... ¿Por qué no dijo nada anteriormente? -levanta una ceja para mirar de reojo a su compañero quien tomaba nota de lo que pasaba.
-La primera vez por que como dije fue un niño quien me aviso y pensé que era mi imaginación, pero esto se sintió tan real al igual que todos vieron que la misma mujer apareció muerta en el patio.
-Está bien, prosiga con la historia por favor, que ocurrió mientras usted y la niña los seguían.
-Bueno...
Intentaron ingresar a su habitación, pero todo estaba cerrado, se escuchaban como los gritos se hacían presentes en las salas al igual que el retumbe de las puertas las cuales eran pateadas por los apresados, mientras el primer hombre solo seguía a la mujer yendo esté detrás de todos los guardias, parecía que su presencia no era para nada notable, todos enfocados en aquella mujer quien abría y cerraba las rejas para retrasar los pasos a los tres guardias que la seguían.
Las puertas de salida se veían cerca de su vista, el frío de la madrugada se empezó a sentir más en sus cuerpo, las luces titilaban cada vez que pasaban bajo ellas, una aura fuera de lo normal se sentía al igual que los hombres que iban en persecución, un estallido en la puerta le dio un poco de libertad a la fugitiva, pero grandes perros aparecieron en su paso empezando a atacar.
No hay poder humano para describir el cómo quedo casi sin piel aquella mujer, desde la puerta veía todo, el cómo los guardias se burlaban de ella con frases hirientes, además de vacilaciones sarcásticas que daban a entender su "pesar" por la difunta como un festín más.
La normalidad y la calma no demoró mucho en regresar al lugar, las personas estaban muy confundidas, pero al ver que el hombre volvía solo a la habitación todos se alarmaron al verlo con una cara de trauma, nadie pregunto que le había pasado ni su esposa, ella solo lo ayudo a recostarse, una larga madrugada había este hombre vivido, no había dicho nada así que en este preciso momento solo ellos sabían lo que sus propios ojos que algún día se comerán los gusanos habían visto.
-Por eso fue que llegaste así, cariño, al menos no te descubrieron y te mataron junto a ella. -lo abraza fuerte para acariciar su cabello un poco.
-Lo se cariño, y eso fue bastante raro, a decir verdad, pareciera como si yo fuese un fantasma porque nunca voltearon a ver quién venía detrás de ellos, es como si no existiera, además esa extraña niña me ha dejado muy confundido.
-No es el único mi estimado, este acontecimiento en verdad genera muchas dudas que no creo que seamos capaces de resolver. - carraspea mientras acomoda su corbata.
-Dígame usted, ¿podía tocar esa niña o no y cómo desapareció alejándose de usted?
-Bueno, a decir verdad, ella me dejó en la puerta de la sala, lo único que me dijo fue nos veremos pronto y camino por el pasillo perdiéndose en él, sentí como si fuese salido de un trance para entrar a la sala nuevamente, solo quería descansar, me sentía sin fuerzas.
-Impresionante y misterioso como todo esto. -sonríe un poco el médico más viejo de los tres investigadores para ponerse de pie mirando a los entrevistados-. En mi pueblo existía una leyenda que decía que muchas almas salían a cuidar a las personas que lo necesitaban cuando había masacres o acontecimientos parecidos al que tenemos hoy en día, se suponía que eran mitos, pero esto me pone a pensar un montón en que, si es verdad, es fantabuloso.
-Lo mejor sería que se fueran a descansar, ya va a amanecer y los guardias empiezan con sus rondas matutinas, no queremos problemas, nos veremos en la próxima citación y les avisaremos cualquier cosa.
-Está bien, pero antes, nos dirán como salen las muestras, ¿verdad?
-Claro que sí, trataremos de tenerlas lo antes posible. No se preocupen, nosotros si queremos ayudarlos.
-Está bien, esperaremos sus llamado, buenos días ya, la noche se acabó ya. -sonríe el psiquiatra para empezar a retirarse al portón con sus compañeros para adentrarse por último en su sala donde todos dormían aún con tal serenidad como si nunca fuesen sentido su ausencia.
El despertar fue algo bastante inusual para todos, nadie se levantó hablando o comentando como siempre lo hacían, todos mantenían una serenidad y silencio que solo se escuchaba el hablar por el altoparlante del cabo primero quien pedía de manera gentil que fueran por el desayuno. Sin tanto alboroto tres personas de cada sala salieron primeramente por sus cajas mientras que los que se encontraban de manera deambulante esperaban que su turno llegará, normalmente a la hora de la comida guerras se formaban por la poca que daban puesto que la sobrevivencia era la única que contaba en estos momentos.
Los guardias sonaban bastante gentiles, «¿qué bicho raro les ha picado a todos?» pensaron los cinco informantes de la sala A, no pudieron dormir mucho tiempo, puesto que el hambre se los impedía, pero si podían descansar en paz después del desayuno gracias a que todos parecían no darle importancia al día que estaba, que para completar de las salas nadie salía para molestar al otro si no que se intercambiaban solo un par de palabras y volvían a recostarse.
Acercándose el medio día unos guardias totalmente forrados de pies a cabeza con todos los implementos de bioseguridad ingresaron en cada una de las salas al igual que se acercaron a cada persona que estaba fuera de estas, traían consigo un par de jeringas, al parecer era anestesia y a la fuerza se la aplicaban a dos personas por sala, pero todos parecían estar en aquel mismo transe, algunos inclusive caían al suelo inconscientes aparentemente.
-¿Qué les han hecho, que piensas hacer?
-Eso no es de su incumbencia señor así que mejor no meta las narices donde no los han llamado. -ríe en una carcajada para llevarse ambos cuerpos arrastrados como si fueran una bolsa de desperdicios.
Todos miraban al médico quien era una de las cabezas de la sala para ver si no respondería nada ante aquel acto del militar, pero este se encontraba de brazos cruzados, igual si hablaba recibiría una nueva burla así que, ¿para qué hablar si igual él se saldrá con la suya? Fue lo único que exclamó ante las miradas y palabras de sus compañeros, las personas que se llevaron no regresaron en todo el día lo cual les pareció raro a todos, los líderes de cada sala salieron al pasillo que da a los baños para poder hablar del acontecimiento del mediodía.
La preocupación invadía el lugar y todos los líderes estaban a la expectativa de sus miembros restantes los cuales era el momento y aún no volvían ni eran traídos por los guardias, la noche se hacía presente en la ciudad dejando a las sombras de la oscuridad cada lugar del recinto en el que se encontraban, la cena llegó siendo las 8:40 de la noche, nadie se esperaba que si llegara, el pensamiento que tenían era que los habían dejado de nuevo sin cenar, los hombres que salieron primero fueron los de la sala A, pero un grito de alerta alteró a todos puesto que en la puerta del portón del lado contrario estaban los cadáveres de los que se habían llevado bastante destrozados que no había persona que pudiera verlo y no sentir la tortura por la que estos seres habían pasado, todos en tono de huelga empezaron a reclamar explicaciones las cuales claramente no fueron dadas, pero la visita de los tres investigadores a escondidas aclaró el asunto.
-Aquí traje como lo pidieron a los demás, estamos muy confundidos, ¿qué paso con esas personas? Dígannos. -suspira el jovencito mientras se toma asiento junto a los demás.
-Por eso vinimos, no pensamos verlos tan pronto. -suspira mientras aclara su garganta para empezar con el relato.
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