VII
En estas décadas el abuso a las mujeres o intentos de este mismo era como pan caliente cada día, al verse a las mujeres como el sexo "débil" de la sociedad, asociando igualmente que los hombres eran machistas sin importar que la monarquía fuera dirigida por la figura de una mujer, en la sociedad no era tan importante, puesto que el saciar las intenciones sexuales de una persona era más importante olvidando que la palabra respeto existe en el mundo para llevar armonía, lo que dejaba a la mujer en un bajo lugar al no dejarse. Por ello, al despertar rumores empezaron a esparcirse entre las salas que dos mujeres salieron en las horas de la noche a querer provocar a los guardias para que las dejaran salir, pero al ver que estos no las sacaron del portón empezaron a atacarlos dejándoles moretones en la cara, no sabían qué mujeres eran ni mucho menos de que sala, pero el hombre miraba a su mujer la cual intentaba ocultar el enojo de su cara.
Varios hombres de la sala empezaron a comentar ante aquel incidente soltando comentarios ofensivos, llamándolas a todas de manera indirecta como regaladas o del bajo mundo, a lo que la voz en alto de más de una soltó ataques bajando de la nube al ego del hombre machista que cada uno tenía en su interior, ese día como castigo solo iban a dar la comida del almuerzo por tales atrevidas que en cada sala empezaron a atacar queriéndolas obligar a que hablaran.
La mujer del primer hombre al ver tanto atrevimiento se levantó de su cama de un solo impulso para levantar su voz en tono serio y molesto,
-¿¡Cómo se atreven ustedes a atacarnos a todas por igual por tener la culpa de que solo den el almuerzo!? Acaso no pueden pensar que esas mujeres no buscaron a esos guardias si no ellos eran los que querían abusar de ellas. No se ponen a pensar en eso, no todas tenemos la culpa de que ustedes no sean capaz de escuchar, estamos en la misma situación, todos pasaremos hambre el día de hoy y acaso alguna de nosotras se está quejando, ¿no verdad? Sean más conscientes y aprendan a no juzgar si conocer lo que pasa.
Suspira al sentir la mirada de todos en sí, acomoda su cabello para volver a sentarse con su esposo abrazándole, este quien la conoce más que nada le pregunta que si ella fue una de esas mujeres, la conversación que se mantenía en susurros esta no se lo pudo negar, pero al ver que su marido se quería levantar lo atrapo entre sus piernas susurrándole que les dio su merecido a los dos, eso no lo dejaba tranquilo, pero evito que este reaccionara de forma violenta.
Todos resignados se recostaron para esperar el anuncio de la comida, la sala estaba en completo silencio que solo los murmullos de algunos eran los que estaban presentes, las horas pasaron y pasaron volviéndose eternas, pareciera como si no fueran a comer el día de hoy, pero siendo casi de noche la radio sonó diciendo con aquella dura voz el mensaje que esperaban.
-Su castigo se ha levantado y tenemos pena por ustedes, pueden venir por sus cajas de comida en menos de cinco minutos al portón o no comerán nada grupo de animales.
Como ya se habían puesto de acuerdo por la caja de comida fueron tres hombres los cuales demoraban en llegar extrañando a cada uno de ellos pensando que algo les había pasado, al pasar algunos segundos varios disparos se hicieron presentes que varias personas salieron al pasillo, los hombres de la sala A, C y D venían corriendo con las cajas en pelotón de manera torpemente y las balas se escuchaban cerca del portón.
-¿Qué ha pasado por qué se escuchaban esos disparos?
Pregunta el viejo médico confundido mirando a los hombres que estaban retomando su aliento como si hubiesen corrido una carrera de mil metros.
-Los hombres que fueron de parte de la sala B les dio un ataque extraño al momento que tomaron las cajas pasando la línea del portón atacando a los guardias los cuales empezaron a disparar, nosotros tuvimos que pasar el portón para tomar las cajas para emprender la huida de regreso.
-Todo fue demasiado intenso, en verdad, por un momento pensamos que íbamos a morir, esos militares empezaron a disparar sin mirar, las paredes quedaron llenas de huecos producidos por las balas, contamos con suerte de no morir.
Todos quedaron sorprendidos por tal suceso, otra nueva forma se veía de esta enfermedad, ¿atacaban por sí mismo o los impulsaban a atacar? Si bien con lo poderosa que es la mente se puede perder el control del cuerpo, el cual adapta la posición de conciencia y control total, es decir, que las acciones realizadas son de forma mecánica y la razón queda de lado.
Si bien el ataque hacia los guardias pudo ser que los vieron por enemigos porque los hicieron pasar hambre por una causa en la que ellos cometieron la falta que fue de meterse con una mujer, y lo peor que sin saber esta joven era de la sala B así que el ataque tenía más ansias para vengar a su chica, aunque aquellos valientes formados a través de esa crisis terminaron muertos. En su sala solo se escuchan gritos de lamentos y maldiciones contra los guardias que no se veían ni a un metro del portón, el miedo los había cegado que por poco acaban con cada uno de ellos como lacras peligrosas.
La comida consumida no fue de mucho servir, los niños se quejaban por el hambre que sentían que una ración pequeña a la que solían comer todos los días en verdad les estaba afectando, el sueño se fue apoderando de cada uno de los enfermos haciéndolos dormir sin importar del hambre que se dejaba en el olvido, cada uno de ellos deseaba volver a su vida, muchos se arrepentían de tener contacto cercano con aquellos que los infectaron y de haber salido ese día de su casa.
Se sentían tan aprisionados al igual que indefensos, algunos que estaban estables económicamente no se sentían bien consigo mismos de pasar de tener lujos a estar en la piel de una persona que sufre de extrema pobreza, no era lo que una vez esperaban vivir, estar desaseados porque las aguas negras que salían de las viejas cañerías no les daba ese pudor para ducharse así que muchos estaban sucios y malolientes.
Un nuevo papel se daba a demostrar, pero las primeras ideas de escapar empezaron a pasar por la mente de algunos de la sala C donde su líder era un hombre que todos les daba miedo, él era un ladrón de almacenes, sin saber cómo y cuándo bajo su almohada había un revolver junto a una navaja de bolsillo que inclusive aunque muchos intentaban obtener dichas armas no podían, este era experto en su trabajo y quien se acercara como recibimiento un golpe obtenía dejándolo sin alimento alguno durante tres días, el peor castigo que podía tener cualquiera es comer las sobras de los otros era su única salida, estaba dicho que quien no estaba con él era su enemigo dejando a la sala divida totalmente.
Rumores empezaron a surgir salidos de la sala C, uno de los hombres que estaban en contra de aquel ladrón informó a un representante de cada sala a escondidas para que les dijeran a los demás cuáles eran los planes de aquel ser detestable, algunos comentaron que por qué había criminales sueltos en estas salas, deberían estar separados, pero simplemente eran ignorados como siempre por los oficiales en mando los cuales clamaban "la enfermedad está en cada uno de ustedes, la clase social ya no se diferencia en esta ocasión o todos en la cama o todos en el suelo" muy sabias palabras para otras ocasiones en las que más de uno quisiera decir, porque ellos no duermen o conviven con los enfermos, ¿no que todos en la cama o todos en el suelo? Ellos también hacen parte de la sociedad en estos momentos, la cual está divida en sanos y enfermos, nadie pidió ser contagiado, pero por la no creencia del gobierno de que esto sería un caos, más de uno se hubiera salvado de esta enfermedad.
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