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II

Al ver que un hombre alto sale del consultorio vecino e ingresaba a donde se encontraba su marido, las dudas empezaron a invadirlas, ¿será un caso grave que ni un mismo psiquiatra puede solucionar? ¿Por qué ha entrado un médico general si no es especializado en estos casos? Todo era tan confuso para ambas mujeres, pero al momento que ambos salen con su marido de forma normal el dictamen arrojaba negativo previamente que con exámenes más profundos podrían detectar cualquier anomalía.

-Te lo he dicho mujer, estoy normal, no necesitaba de ningún psiquiatra o médico cualquiera, yo estoy perfectamente en mis cinco sentidos, las locas son ustedes.

Señalo con aquella propiedad que siempre lo había caracterizado, el hombre tomo asiento mientras que las dos mujeres ingresaron al consultorio del doctor, este se comportaba tan juguetonamente como podía con los que esperaban a que su médico los atendiera, lo que les decían los médicos les parecían muy extraño a pesar de todo, ya que con cada cosa aquel hombre agradece tocando sus manos con una paranoia que los ponía en duda, por un momento pensaron que podría ser un caso de ansiedad que era el que le hacía dar severos ataques tan irracionales de su propio ser, pero además de ello, presentaba síntomas extraños nunca antes vistos ni por él ni por su colega.

Las mujeres algo desanimadas por lo comentado salieron para ir a recoger al hombre, el cual había desaparecido de la sala de espera, desesperadas empezaban a preguntar para donde se había ido, pero las respuestas no eran encontradas en ningún lado, algunos decían que había subido al piso de arriba y cuando llegaban le decían que estaba en la primera planta. Subiendo y bajando escaleras se encontraban ambas mujeres hasta el punto que lo hallaron tirado en el baño de los hombres en posición fetal, nadie lo tocaba porque parecía muerto, pero al escuchar la palabra "cariño" de parte de su mujer con un pintoresco salto se levantó para ir a abrazarla dejando un beso en sus labios, la mujer muy confundida a jaloncitos lo saco del hospital, claramente allí no iban a darle solución a su caso por lo que le llevaban a su casa para darle tranquilizantes hasta nuevo aviso, eso daba a entender que este hombre quedaba preso en su casa hasta que supieran qué le pasaba, puesto que podía cometer un daño material o integral.

Al momento que el médico llego a su casa su esposa lo recibía con un buen plato de comida para que pudiera saciar el hambre que tenía, pero sus pensamientos no podían alejarse del paciente de su amigo, su esposa lo noto raro desde un principio, una vieja enfermera ya pensionada tras haber sufrido un accidente automovilístico mientras laboraba que por poco pierde su vida conocía muy bien a su marido y notando que cada que ponía esa cara de preocupación era porque algo no andaba bien en su trabajo, se acercó a este con sumo cuidado para hacer un leve masaje en sus hombros intentando hacer que se relaje, pero este rechaza cualquier muestra de afecto, por lo que esta no dudo dos veces en hablar.

-Cariño te noto raro al igual que ido, ¿qué te sucede? ¿Algún mal caso te ha tocado que te está atormentando?

Ninguna respuesta salió de parte del contrario, era claro que seguía metido un poco en sus pensamientos, aunque había escuchado a su mujer, con una mirada profunda llena de confusión respondió primeramente con un leve movimiento en la cabeza en señal de aceptación.

-No precisamente es mi caso esposa mía, un compañero ha tenido el día de hoy un extraño paciente, no sabemos de qué sufre por qué no lo podemos asociar a ninguna enfermedad, pensamos que puede ser una mutación de la ansiedad, me tiene tan confundido que no me deja tranquilo no es una locura normal lo que sufre este hombre si es que podemos llamarla así.

La mujer estaba intentando razonar poco a poco lo que su marido le había comentado, ¿una extraña enfermedad se descubriría? Si bien la tecnología con la que se manejaba en estos momentos no era tan avanzada, por lo que un descubrimiento de este tipo sería un boom en la historia de la ciencia y salud humana. A costillas de un simple hombre que no sabía que era lo que pasaba por su mente, puesto que testigos garantizan como si este no tuviera un cerebro para razonar, sino que, en cambio, viviera en el mundo de las drogas dejando como otra opción una sobredosis que lo ha vuelto loco para después dejarle a la vista de morir en cualquier momento, pero estas hipótesis no eran recibidas por ninguno de los implicados en su averiguación.

Todos esa noche se fueron a dormir de lo más tranquilo, mientras que, a través de las pocas cadenas televisivas o periódicos, las personas empezaron a conocer el primer caso extremo para probar a la ciencia incluyendo que varios de los mejores científicos fueran a buscar datos para ellos mismos investigar aquel fantástico descubrimiento que dejaba a más de uno con la piel erizada. Al despertar la mujer del primer hombre lo hizo de forma tranquila al ver que su esposo estaba aún en la cama por lo que se levantó para ir a preparar la comida mientras escuchaba las noticias por la pequeña televisión que tenía en la cocina, anunciaban que varias personas que parecían tener problemas mentales estaban haciendo caos por las principales calles de la ciudad sin control alguno.

La mujer se asustó y más al ver como su esposo parecía un sonámbulo que la miraba fijamente al igual que a la televisión con una sonrisa psicópata que dejaba mucho de qué hablar, el teléfono empezó a sonar repetidamente de llamadas sin sentido, algunas de su empresa, otras de su familia y otras de su círculo cercano de amigos, mientras que un camión del ejército venía por ellos, al parecer sabían sobre la enfermedad, pero no creyeron hasta ver que todos lo que estuvieron una vez cerca del primer hombre solo con un beso o un tacto cercano habían sido "infectados" de extraña manera incluyendo el viejo médico que había debatido tantas horas con su esposa y su compañero el médico psiquiatra, que aunque fueron muy valientes al avisar sobre aquel acontecimiento a las fuerzas nacionales hasta que no se arrebató en gran cantidad este problema psiquiátrico, las autoridades londinenses se hacían las orejas sordas, pero ahora no sabían cómo lidiar con tal locura en todo los sentidos de la palabra.

Horas antes de aquel sufragio en una reunión telefónica el médico, su esposa, el psiquiatra y uno de los directivos del gobierno se encontraban conversando de forma muy amena pensando que cada palabra que decía cada uno de estos dos señores que estaban a cargo de la salud eran locuras, más que de la extraña enfermedad que parecía más una broma que se inventó o esa era la postura del director.

-Me sorprende que me llamen a estas horas para solo decir estupideces, acaso no saben que mentir es malo y podrían revolucionar la ciudad, es lo que quieren con sus estúpidas propuestas.

Comentaba sin ánimo alguno de interés sobre lo que se acontecían por lo que las respuestas de los contrarios se dividían en "señor tiene que creernos nosotros no estamos locos" o también como "el mundo se destruirá si usted como cabeza al mando no hace nada" palabras, o más bien sermones, que no servían de nada. Aquel hombre seguía en su posición de que eran locuras, recalcando que los que consideraba como unos de los mejores médicos de la ciudad salieran con eso a las 10:20 de la noche, interrumpiendo su descanso después de pesadas horas de labor.

Que les haya tirado por último el teléfono a ambos médicos sí les pareció muy descortés, ellos mismos debían anunciar lo que pasaba, aunque algunos entraran en pánico u otros ignorantes lo tomaran como un simple invento más para ganar su atención, pero esa no era la idea, aunque en algo no tenían presentación ni tampoco una respuesta de la enfermedad. ¿Qué era? ¿En qué consistía? Solo tenían como argumento que el hombre presentaba una extraña idea de locura, pero la manera en la que actuaba era fuera de sí, aunque en ocasiones parecía que no tuviera nada y podía estar como un hombre normal.

Al darse por entendido los gobernantes, en un viejo hospital el gobernador encerró a cada una de las personas que sufrían de tal enfermedad extraña quedando en una misma sala el médico, su esposa, el psiquiatra, la chica de los lentes azules, el niño de la venda, la jefa de la empresa, el primer hombre y su mujer, todos estaban de lo más calmado en cada una de sus camas mirándose fijamente el uno al otro en un simple silencio en espera que llegaran más como ellos.

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