Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

I. nuevo hogar

MinHo era un trabajador de una empresa, aunque no tuviese un puesto alto, pues solo era un secretario que desgraciadamente aveces tenía que quedarse hasta tarde, él se sentía orgulloso, aunque otras veces sentía que desfallecía con su trabajo.

Llevaba dos años de haberse graduado y apenas si había logrado rentar una casa pequeña y poder librarse de sus insoportables roomies (y sus únicos amigos) HyunJin y Felix.
Sus amigos, pese a ser sus confidentes, eran una pareja, lo cual volvía insoportable la convivencia en el pequeño departamento. Durante algunas madrugadas tenía que soportar los sonoros gemidos o el golpeteó de la cama contra la pared de su habitación.
Algunos meses bastaron para que Felix y HyunJin comprendieran la situación y ayudaran a su mejor amigo a encontrar un nuevo hogar.

Rentaba aquella casa desde hace algunos tres meses. Seguía siendo relativamente nuevo en el barrio y no paraba de perderse en la calles, tenía que buscar una nueva ruta para su trabajo y un supermercado cercano, el mas cerca quedaba a aproximadamente a treinta minutos, no le gustaba hacer el largo recorrido con la enormes bolsas del mandado. Aun era nuevo en esto, pronto se acoplaría.

El trabajo de aquel día lo tenía jodidamente exhausto, su jefe, Christopher Bang, le había encargado un reporte de las últimas dos semanas, MinHo casi se desmaya ahí mismo. ¿Dos semanas? Si su jefe supiera que se quedaba dormido arreglando los papeles de los gastos.

Ahora estaba con sus amigos arreglando la despensa.
Se sentó en la barra para desayunar y recargó su cabeza en sus manos, sus ojos miel observaban a la pareja arreglando algunas latas y metiendo cosas al refrigerador.

—Gracias por ayudarme con las compras, vivir solo es mas difícil de lo que creí.

—No te preocupes—dijo Hwang dejando el cereal en uno de los estantes —ayudarte con tu casa es lo mínimo que podemos hacer después de no dejarte dormir durante tanto tiempo.

—Que considerados...—el trío carcajeó—¿saben? Estoy pensando en comprar cámaras de seguridad.

—¿Por qué? ¿Ha pasado algo?—preguntó Felix sentándose frente a MinHo.

—Afortunadamente no, la calle es algo segura pero hace una semana entraron a robar a la casa de al lado, solo es seguridad.

—Yo creó que es una buena idea, ¿Ya sabes qué clase de cámaras quieres?

—Encontré una en Amazon, es algo cara así que intentaré pedir un aumento, tal vez ahorrar.

—Bueno, no te preocupes con eso, trabajas mucho y Bang siempre felicita tu trabajo, estamos seguros que te dará ese aumento— animó Felix.

HyunJin pasó su brazo por los hombros del Lee menor y besó su mejilla.

—Tenemos que irnos, nos vemos, Min ¡suerte!—la pareja salió tomada de la mano y haciendo un ademán.

Se quedó sentado y recostando su pecho en la barra, tomaría una siesta y después tendría que comenzar a trabajar en el reporte semanal, si no lo entregaba a tiempo se ganaría el regaño de su vida y que vergonzoso ser regañado por el jefe frente a todo el personal.

Tomó su laptop y subió hasta su pequeña oficina la cual seguía decorando para hacerla más cómoda.
Esquivó algunas cajas que se hallaban en el piso y fue hasta el escritorio.

Sabía que el trabajo lo dejaría muerto así que bajo nuevamente y fue a la cocina en busca de hacerse un cafe.

Sacaba su taza de gatito favorita de un estante colocándose de puntitas, tomó esta en su diestra y fue a la barra, sacó el cafe y ¡Pum! Un extraño golpe proveniente del diminuto patio, sonó como si varias cosas hubiesen caído al mismo tiempo.

Aterrado y con la piel de gallina, camino de forma suave hasta la puerta del patio, ya no se escuchaba nada más.

¿Acaso fue en casa de la vecina? Mierda.

Abrió la puerta de golpe y gritó: —¡¿Quien anda ahí?!

Nada, completo silencio, solo podía observar el pequeño cobertizo subterráneo donde guardo sus macetas, donde en algún momento colocaría flores.
Ladeó la cabeza y regresó a su casa, tal vez estaba alucinando, estaba tan cansado que escuchaba cosas donde no.

El sueño lo hacía alucinar.

────

Seis de la mañana, el reloj sonaba con fuerza aturdiéndole, MinHo tomó la almohada y la puso contra su cara y soltó un gruñido, era hora de ir al trabajo.

Apagó el despertador de un golpe, frotó sus ojos con sus manos cubiertas por las mangas de la pijama. Aun no amanecía por completo, probablemente el agua de la ducha estaría helada (aparte había olvidado pagar el gas).

Abrió el agua de la regadera y esperó a que esta siquiera se pusiera lo suficientemente tibia para bañarse, por lo mientras sacó su típico traje azul marino. Mientras buscaba un bóxer escuchó un extraño ruido en la cocina, como si... ¿Estuviesen esculcando los trastes?

Jódeme, no pudieron meterse a robar a esta hora, aparte ¿Mis platos y vasos? No tiene sentido.

Salió de la habitación y fue hasta la orilla de las escaleras, intentó mirar por el pequeño balcón pero nada, su vista no le permitía ver mas allá de la barra para desayunar.

—¿Hola?—¿qué tal si había entrado un animalito?

Se tiraría del octavo piso de su oficina si su casa estaba embrujada, ¿Cómo es que el contrato no avisaba que había fantasmas incluidos? Mierda, ahora tenía una boca mas que alimentar.

Después de segundos de silencio regresó al baño, estaba desperdiciando agua mientras hacía teorías locas. Su pie estaba sobre el último escalón cuando escuchó lo que parecían ser pisadas ¿Qué mierda estaba pasando? Volteó, y aunque no vio nada mas que escaleras escuchó el chirrido de una puerta.

¿Alguien está entrando? ¿O está saliendo? Espera, la puerta principal no hace ruido, sólo la del... patio.

Cerró los ojos y agitó la cabeza, la ducha lo refrescaría y le ayudaría a quitar esos pensamientos estúpidos.

────

—Hola, SeungMin—saludó a su compañero.

Eran ya las siete en punto y su jornada ya comenzaba. Se ubicó en su silla de cuero tras el largo escritorio de cristal, a su lado estaba un peli naranja de nombre SeungMin, su único amigo en la empresa, ambos eran secretarios.

—Hola, ¿Cómo estas, corazón?

—Ugg, estoy muerto, ayer adelanté todo lo que pude del reporte semanal, mi cabeza va a explotar.

—No te sobre-esfuerces, cariño. ¿Has dormido bien?

—Algo, ayer lo intente, aunque dormí relativamente temprano no me quite de la cabeza todo lo que sucedió en mi casa.

—¿Paso algo? Si recién te mudaste.

—Exacto, llevo tres meses ahí. Ayer escuche unos ruidos en el patio y hoy cuando desperté escuche ruidos en mi cocina y pisadas.

—¿Crees que alguien entro a tu casa?

—Probablemente, aunque todo estaba en su lugar, si entraron no fue para robar, es muy extraño. Tomaré tu consejo y pondré cámaras en la planta baja.

—Bueno, cariño, yo decía que las pusieras por fuera, es algo incómodo tener una cámara grabándote las veinticuatro horas del día pero si quieres poner adentro esta perfecto.

—Pues creó que esta bien, si alguien entra veré quien es.

—Si, pero por lo que dices suena mas a un animal que a una persona. Piénsalo, si alguien, humano, hubiese entrado a tu casa muy probablemente hubiera robado algo. ¿Hay algún vecino con mascotas?

—Pues mi vecina de enfrente tiene un gato, he visto que lo deja salir

—Tal vez ese pequeño gato está irrumpiendo tu casa, solo mantén todas las puertas cerradas y con seguro, el animalito puede romper algo. Vamos, anímate, iré por café ¿Gustas?

—Por favor, lo de siempre—Kim sonrió en respuesta y salió de la oficina.

────

La noche ya había invadido la ciudad, las once en punto se marcaban en el reloj de su muñeca, cargaba una bolsa de papel de Starbucks que SeungMin le había comprado, era un pastel de chocolate y una dona glaseada, ah, y un café americano. Kim había sido considerado en comprarle una especie de cena para que continuara su trabajo en casa con ánimos.

Entró a su casa y dejo las llaves sobre la mesa de centro y dejo la bolsa sobre el comedor. Su mirada se giró un poco y noto su cocina desordenada.

Su licuadora estaba en el lavabo con restos de leche chocolatada, también había un plato con migajas de pan. A lo lejos en la barra para desayunar estaba la bolsa de pan abierta y dos de sus panes favoritos habían desaparecido. ¿Entraron a robar a su casa y de paso se hicieron el desayuno?

Aunque todo era jodidamente raro solamente se dedicó a lavar los platos y a continuar con su trabajo.

Necesitaba comprar esas cámaras con urgencia.

────

Nuevamente en el trabajo, el sonido del reloj que colgaba de la pared hacía un estruendo en su cabeza, apenas eran las doce de la tarde, faltaban siglos para volver a casa, quería matarse.

Bebió los últimos dos tragos de su café y gimió, su cabeza cayó contra el teclado que su documento de Word tecleó letras de más arruinando la calidad del trabajo.

—¿Mala noche, bebé?—y ahí estaba SeungMin de nuevo con sus cariñosos apodos

—Si, me dormí hasta las dos, ¡Dormí cuatro horas! Ugg, llegué a casa y note que mi cocina estaba hecha mierda.

—¿El gato ya rompió algo?

—Ojalá, el gato se hizo de comer, Minnie.

—¿Qué? Debes estar jugando.

—Había trastes usados, la licuadora tenía leche con chocolate y mi pan ya no estaba. Eso no es un animal, no se que mierda esta pasando en mi casa pero me asusta—SeungMin abrió la boca—no digas que fue un ladrón, todo lo de valor estaba en su lugar

—¿Estas diciendo qué entraron a tu casa a hacerse de comer?

—¡Sí! No tengo idea de como, todo estaba cerrado, las ventanas, las puertas, todo.

—Mmh, probablemente...

—¿Qué tal la platica?—una tercera voz apareció, la voz del señor Bang. Su mirada tan penetrante como siempre y viéndose tan atractivo en ese traje ajustado—Señor Kim, lo buscan en la oficina de Seo ChangBin, atienda su trabajo y después puede platicar con su compañero

—Sí, jefe—hizo un reverencia y tomó dos carpetas

—Y usted señor Lee, ¿Qué tal el reporte semanal? Recuerde que lo quiero para el viernes, solo tiene dos días

—Le juro he adelantado todo lo que pude, señor Bang, tengo que darle el informe de dos semanas enteras, es demasiado ¿Podría aplazarme la fecha de entrega?

—¿Por qué debería? Tengo atrasado el papeleo de la semana anterior por darte tus días de descanso para que pudieras arreglar los gastos de tu renta ¿Y así me pides más días? Por favor haga su trabajo, señor Lee.

Era hombre muerto.

────

Cerró la puerta de un azote, estaba harto, quería dormir y no despertar en dos semanas. Si no adelantaba todo el jodido trabajo iba a morir, lo despedirían, le bajarían el sueldo, las posibilidades eran infinitas.

Después de haberse preparado un café comenzó a trabajar, los minutos pasaron lenta y abrumadoramente. Tecleó un poco más y un ruido lo hizo despegar la mirada de su laptop.

No de nuevo, por favor.

Había escuchado perfectamente un extraño sonido metálico, provenía desde afuera. Se levantó y llegó hasta el patio delantero donde no había absolutamente nada, la calle estaba solitaria, fue al patio trasero y ¿La puerta del cobertizo estaba entreabierta? Podía notar la llanura en la puerta.

Tal vez la cerré mal y el aire la abrió. ¡¿Siquiera eso es posible?!

Tomó la manija de la puerta y con fuerza cerró la puerta del cobertizo, entró a su casa y volvió a salir con un juego de llaves, aquel cobertizo contaba con candado, cerró este con llave, así se evitaría molestias.

────

Preparaba su desayuno y en lapsos de tiempo añadía información al informe, hoy era su último día para acabar todo. Admitía estar orgulloso de si mismo por haber logrado tanto en poco tiempo, aunque haya que tenido que torturar su cabeza por ello.

Hervía el agua para hacerse una buena taza de té, fue hasta la sala de estar a buscar las llaves para mantenerlas consigo ya que usualmente las perdía, y si, adivinaron, mas cosas extrañas en la casa, las llaves no estaba en su lugar.

Miró extrañado y aterrado a todos lados, si habían robado estas llaves iba a matarse. Levantó los cojines, miró bajo los sillones, bajo la alfombra, fue hasta la habitación, abrió los cajones de la cocina ¡Ajá! El juego de llaves estaba en el cajón de los utensilios.

Todo en su casa estaba de cabeza, las cosas estaban en otros lugares, su comida desaparecía y llegaba a casa a lavar los platos que alguien o algo había usado.

Decidió subir al baño para remojar su cara y poder tomar un respiro de esta situación. Vio su cara goteando en el espejo, se giró para tomar una toalla y ¡Santo cielo! El piso de la ducha estaba completamente humedo, el agua aun escurría de la regadera y su shampoo especial estaba abierto y con el producto hasta la mitad del frasco.

Sacó el celular del bolsillo y marcó al número de SeungMin.

—¿SeungMin? ¿Tienes contacto con un electricista? Sí, quiero poner cámaras de seguridad, alguien uso mi shampoo artesanal... y no pienso permitir mas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro