doce
GAVI.
Otro día más concentrados, el próximo partido contra Alemania se disputará este domingo, no vamos a negar que el equipo está ilusionado tras esa victoria contra Costa Rica.
Aún así no se puede evitar el nerviosismo propio de un mundial. Desayuno rápido, no me apetece encontrarme con nadie, mucho menos con Pedri.
Después del entrenamiento me iré a disculpar con ella, he pasado toda la noche preguntándome como lo haría, al final he decidido que la mejor manera es decir lo que siento y ya está. Porque podré mentir a todo el mundo, pero, a ella no.
El entrenamiento se me hace más largo de lo normal, Luis Enrique me llama la atención varías veces diciendo que no estoy centrado y que como siga así me voy al banquillo en el próximo partido. Yo le pido perdón y le digo que ya me centro.
Tras unas duras dos horas por fin soy libre de irme a duchar y poder cambiarme, no quiero que nadie me moleste así que voy a mi habitación a ducharme, tras un corto periodo de tiempo debajo del agua salgo y me cambio, me miro al espejo cuestionándome que voy a decir, no puedo evitar sentirme ansioso.
Siempre he sido un niño muy ansioso, eso sumado a que la timidez me hacía tener mucha ansiedad en situaciones de presión.
Y con ella ese ansiedad se esfuma como el invierno, de un día para otro sale el sol dejando que esos copos congelados se derritan y que quede en agua.
Salgo dispuesto a disculparme, como si el destino estuviese tocando mi puerta, Lucía está en el pasillo mirando una cosa en el móvil. Parece que está hablando con alguien.
"No se lo Maria, lo mejor será marcharme y
volver a casa, no quiero verle."
En ese momento mi corazón se parte un poco, ella me mira, y lo que hace que mi corazón se rompa por completo es su mueca de decepción.
Mi cuerpo reacciona por si solo y la agarro del brazo, ella me mira y yo no se como empezar.
— ¿Necesitas que te suba una story o algo?
— Quiero hablar contigo, por favor.
— No hay nada que hablar, nunca llegamos a ser nada.
— Pero, yo si que quiero ser algo. - suplico.
— ¿Que? Como vas a querer ser algo mientras tu novia está andando por aquí, que si Pablo esto, que si Pablo me quiere a mi.
— ¡Porque eso es mentira! Andre no es mi novia, creí...que era mi amiga, pero, veo que no ha cambiado.
— ¿Como pretendes que te crea?
— Te estoy diciendo la verdad, ella y yo no somos nada.
— Como pretendes que te crea si ella es todo lo que no puedo ser, ella es...guapa, alta, tiene un cuerpo precioso y estoy segura de que es súper interesantes. - responde con un hilo de voz.
— Si te comparo con ella estate tranquila porque ella saldría perdiendo, ¿te crees que un cuerpo bonito lo es todo?, a mi lo que me gusta es alguien que me aporte algo para seguir viviendo, aunque sea una carcajada, una sonrisa, y tu, cumple eso y más, porque me encanta la forma en la que ves la vida, tus mechones de pelo desordenados cada vez que llegas al entrenamiento porque seguramente te hayas despertado tarde y te has levantado con prisa, me encanta como se te iluminan los ojos cada vez que ves el fútbol, porque se nota lo mucho que deseas estar aquí, viendo el deporte que más te gusta en el mundo. - me acerco un poco más hacia ella - Porque ella sea más guapa, alta yo solo tengo ojos para ti, Lucía, solo para ti.
Noto como ella duda, su mirada demuestra que me cree aunque su boca no se ganara se que me cree.
— No tienes que responderme ahora, esperaré todo el tiempo que quieras.
Me giro para volver a mi habitación.
— Te creo, Pablo.
Me doy la vuelta para mirarla, noto que mis ojos brillan de alegría, en un acto inconsciente la abrazo y respiro su perfume, huele a lavanda, desde este momento declaro que es mi olor favorito en el mundo.
Ella me sonríe tímidamente y yo no puedo controlarme, la beso, siento como algo de mi despierta al hacerlo.
Noto como la calma se expande por todo mi cuerpo y por primera vez en toda mi vida admito que estoy enamorado.
Enamorado de la chica que me hizo una foto cualquiera en algún lugar de Barcelona, y, bendita sea el día que coincidí con ella. Barcelona me ha dado el regalo más bonito del mundo al cruzar mi camino con el suyo.
Se que somos jóvenes, pero, que sería de la juventud sin esa pasión que nos hace sentir vivos, ese deseo de vivir el momento sin importarlo demás.
Nos separamos y después de tanto tiempo ella me mira con esa luz que tanto la caracteriza.
— Me tengo que ir, empalagoso, que aunque tú tengas tiempo libre yo sigo trabajando.
— Te dejo solo porque me has convencido de que estás trabajando.
— Serás idiota. - Lucía suelta una carcajada.
Ella se gira para irse.
— Lucía.
— ¿Si?
— Ella no es nada para mi, de verdad.
Lucia me dedica una mirada de que ya lo sabe y con eso se va. Andrea aparece de la nada en frente de mi.
— Te odio.
— ¿Pero que dices tú ahora?
— Me estás cambiando por una que acabas de conocer cuando yo llevo toda la vida a tu lado.
— No tengo tiempo para tus estupideces.
— Que sepas que no quiero volver a verte ni que me vuelvas a habl...
Me voy sin dejarla terminar, bastante estaba tardando en llamar la atención. Andrea me grita algo, pero, yo hago como que no lo escucho, al fin y al cabo lo único que tengo en la mente es que Lucía y yo estamos bien.
Eso es lo único que está bien.
Es lo único que me importa.
Cortito pero bonito, nos leemos en el siguiente. 💖💖
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