PRÓLOGO
El viento abrazador contrastaba contra las pieles de aquellos conocidos como los unigenitos engendrados por Aura.
La brisa al pasar dejaba saber que ya estaban cerca, el olor a azufre inunduaba las narices de los visitantes, mientras el sabor a una victoria recorria sonrisas ajenas y sobre todo se tallaba como nombres en arboles a los descendientes.
El papel agurrado de origen desconocido contenia un hilo tan fino que no era facil de cortar, ese hilo estaba hecho del cabello de seda mas brillante que habia pisado esta tierra.
- Un, dos, tres.
Decian los Praclots mientras pasaban la lista de los que había quedado vivos en esa gran batalla.
Aura estaba esparcida como cenizas en todo el lugar. El brillo de los ojos inocentes de esa criatura nacida en tanta tempestad era tan frio como el crudo invierno de Rusia.
Otra nueva especie entre nosotros.
- Aun sigues herida, debes descansar.
La voz de mi amado resonaba como cancion de cuna entre estas paredes.
A lo lejos sentia pisadas fuertes, estaban marchando.
Esta batalla solo dictaba una sola cosa: Ya no podremos estar aquí más.
Aura vendra en cualquier momento, ¿Tienes el acta sagrada? Pobre Patrick el como todos querian ya la licencia que nos dejaria libres de tanto caos, de tanto dolor, y sobre todo de la infelicidad.
Suspire cansada.
Estuve a punto de morir alla afuera, todo por querer tener un pedazo de todo este mundo para nuestros futuros hijos, y para nuestros grandes logros como lo es para mí, mi hermosa Sannya.
No crei poder tenerla en mis brazos, tampoco darla a luz, pero ahora se que las adversidades son solo el comienzo de las aventuras menos esperadas.
- Heather – Sacudí mi cabeza para esparcir mis pensamientos y observar
a Patrick – Eres una dura mujer.
Alardeo mientras me guiñaba un ojo.
- Y tu un lento.
- Lamento haberte dejado sola, pero tu me dijiste que corriera por el hilo.
Se excuso
- Pero no que me dejaras sola. Custione con cierta molestia
- Creo que mi perdon no es bien recibido por los momentos – Sobó su
brazo derecho – Ire con Beatriz.
- Te perdono, si no fuera por ti estaria muerta junto a mi hija.
- Tecnicamente estarias sana en la cueva. Recordó mi esposo
- Creo que el perdon que necesitas no es exactamente el mio Patrick. Dije
para poder darle una sonrisa de boca cerrada.
Ambos se fueron discutiendo mientras yo besaba la cabeza de mi mayor regalo.
- Tiene los ojos de el. Observe a Aura, siempre se veia tan tranquila
- Pero no todo es de él. Aclaré
- Solo la mitad. Burló esta, rodeé los ojos.
- ¿Nos dejaras ir?
- Fue mi trato, ustedes ayudarian a ganar la guerra si yo les daba la
libertad que tanto anhelan tener – Miro a Sannya – Tendra un gran poder.
- Espero que no sea terca como su padre. En serio era lo único que pedia.
- Creo que sera la caracteristica mas marcada que poseera.
- Estas de muy buen humor.
- Estoy de luto. Contestó con una sonrisa triste
- ¿Por nosotros?
- Por todos, murieron grandes lideres, guerreros, criaturas, Dioses que
son mis amigos, mis hermanos y como mis hijos.
- Siempre sabes que decir.
- Y tu siempre sabes que no.
- ¿Veremos crecer a estos pequeños?
- No todos, pero si los veran.
- Siempre tan misteriosa.
- Unos tienen que pagar factura, mientras otros tienen que aprender a no confiar. Su mirada hizo contraste con la mia
- ¿Moriré?
- Claro, ¿Nacemos para morir, no?
- Sabes a que me refiero.
- Y tu tambien – Me tomo la mano – Cuida, ama, y vive mientras puedas,
no tengan tantos secretos, porque ellos – Volvio a ver a Sannya – Son los que pagaran esa cuenta.
Tuve un sueño tan pesado que me desmayé.
AL OTRO DIA
El calor era insoportable.
El sudor bajaba por mi espalda, pequeñas gotas descienden por mi rostro.
Abri mis ojos, estaba en Paradise, lo sentia.
- Al fin despiertas. Verlo feliz era algo que me encantaba.
- ¿La pequeña?
- Esta con Patrick, la adora.
- ¿Todo bien con el?
- Si, ya todo se aclaró.
- Perfecto, sabes el aprecio que le tengo.
- Creo que aceptaste ser mi esposa por el bebe, ¿cierto?
- Claro, no fue porque te amo, te admiro y te deseo para siempre, fue por el bebe. Su sonrisa era increible.
- Vamos, tenemos que firmar nuestro boleto de salida, mi amada esposa.
- Eres un tonto.
- Y tu esposo.
Salimos de la habitacion para dirigirnos a la sala de juntas.
Este lugar siempre me pareció increible, lleno de tantos seres extraordinarios como tambien la forma y comodidad que el lugar ofrece.
A simple vista era un extraño árbol, en ese mundo de humanos, pero cuando decias las palabras correctas no era nada mas que la hermosa maravilla de la vida.
Un puente que guiaba a infinitos mundos, y claro, al centro.
El centro, es una cúpula luminosa, llena de seguridad en cada esquina, con grandes y espaciosas zonas que siempre estaban llenas.
- Llegaron. Dijo Aatrox poniendose de pie para recibirnos.
- Patrick esta adentro ya. Aclaro Beatriz.
- Roxana, Freddy, ¿Qué hacen aquí?
Ellos son los guardianes de lo desconocido.
- Aura requiere de nuestros servicios.
- Entremos. Declaré, esto no seria nada bueno.
Aura estaba en su peculiar silla, tenia una charla amena con Patrick.
- Sientense hijos, ya es hora.
- Aquí esta el acta. Patrick la entrego con sutileza, el estaba destrozado,
falto a la regla mas importante.
En su visita al mundo de los humanos, tenia dos grandes misiones, la primera buscar que haremos en el, y la segunda conseguirlo sin peros. El cumplio con todo, seríamos parte de una firma de abogados super importantes, tendremos prestigio alto, y, sobre todo, dinero de sobra para criar con tranquilidad a nuestros pequeños.
Pero el cuerpo es un traicionero, y su alma baila al son de esa humana que aun ama, su destino depende de Aura, y no creo que sea a su favor.
- Firmaré – Afirmó Aura – Pero como todo en la vida, habrá clausuras, y
sin el cumplimiento de ellas, de todas ellas – Aclaró con seriedad –No se iran.
- Todos entendemos cuales son las clausulas…
Empezo a decir Beatriz, pero Aura la detuvo.
- Mi querido Patrick traicionó mi raza – Un silencio fúnebre reino en la
sala – Sí, ha cumplido con lo que le pedí, pero eso no es suficiente, el no podrá irse, se quedará. Sentenció
Estaba impactada, no pense que ella no dejara que Patrick, uno de sus
favoritos, no obtuviera el unico deseo que le pidio.
- Aura se que lo que hice fue…
- Fue fraude – Recordó – Pero lo pondre fácil, los pequeños mellizos
conocidos como Adele y Nathcar tienen mi bendición para crecer en ese mundo, pero Paul no, si te vas con ellos la criatura que es conocida como Paul tendría que morir, pero si te quedas el podra vivir como el semi algo que debe ser, aquí contigo. Aura estaba muy molesta, se notaba.
- Acepto, sabia que el casarme con Beatriz no soluciona todo esto, y
menos tener a dos criaturas tan hermosas, asi que no pondré objeciones.
Patrick no dijo mas nada, y tampoco dejo que nos opusieramos.
- Patrick. Llamé
- No, Heather, no, todos sabemos porque es la decisión, solo pido de
corazón que protejan a mis hijos como si fueran suyos. Su voz estaba a punto de quebrarse, pero el no se derrumbara, no aquí.
- Esta demas decir que serán como nuestros hijos. Dijimos todos al
mismo tiempo
- Los mellizos tendran protectores – Aura señaló a Freddy y Roxana –
Denme el acta, no hace falta hacer mas aclaraciones.
Luego de eso, ya casi todos eramos libres.
O por lo menos hasta que ellos crecieran.
AÑOS DESPUES
- Corre no pares - Estaba agitada, las gotas de sudor bajaban por mi espalda, mi garganta estaba seca pero no podía parar - Debes llegar a esas puertas.
Mis indicaciones no eran las esperadas, pero no podía decirle más nada.
Tenía que cubrirla, empecé a controlar el clima, hice movimientos con mis manos, dejando escapar relámpagos, la niebla estaba haciendo presencia.
Cómo pude hice un escenario difícil de explorar, no se lo pondría fácil, nos
quieren muertas, y los chicos aún no aparecen.
Mientras hago trampas, voy abriéndome paso, por lo que noté ella ya se adelantó.
Hago un último intento para hacer que ellos no nos encuentren, y entonces lo escuchó.
- ¿Dónde estás? – Los gritos de exaspero se cuelan a mis oídos - ¡Sal! Estoy aquí.
Solo logro tratar de ver algo dentro de tanto caos.
Será difícil, pero debo estar con él.
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