▬▬▬▬▬ xvii. chapter 17
CAPÍTULO DIECISIETE
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ᴄᴏʟᴅ ɪɴ ᴛʜᴇ ᴠɪᴏʟᴇɴᴄᴇ ᴀғᴛᴇʀ ᴛʜᴇ ᴡᴀʀ
ʜᴏᴘᴇ ɪs ᴀ ғɪʀᴇ ᴛᴏ ᴋᴇᴇᴘ ᴜs ᴡᴀʀᴍ
ᴄʜɪʟᴅʀᴇɴ ᴏғ ᴀɴɢᴇʀ, ᴇᴅᴇɴ's ғᴏʀɢᴏᴛ
ᴡᴀɪᴛɪɴɢ ғᴏʀ ᴛʜᴇ ʜᴏᴜʀ ᴛʜᴇ ʙᴀᴛᴛʟᴇ ɪs ᴅᴏɴᴇ
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Las Vegas, Nevada,
Estados Unidos de América
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━¿Crees que ellos... sigan vivos? ━Bucky escuchó la pregunta brotar de los labios de Wanda, insegura.
Terminó de ponerse el pullover y se volteó hacia ella, quien continuaba recostada sobre las almohadas de la cama.
━¿Por qué estás preguntándome eso?
━No lo sé ━negó, con su cabello rubio desparramado formando un halo bajo su cabeza━ Quizás se deba a que una parte de mí está asustada por lo que pueda ocurrir y eso me hace pensar en ellos más que de costumbre. Estoy preocupada por lo que puedan haberles hecho.
Tomando una honda respiración que hizo que su pecho subiera y bajara con regularidad. El castaño caminó hasta quedar en el borde del colchón, donde sujetó la mano de la bruja entre las suyas, apretándola para entrelazar sus dedos con cariño y proporcionarle algo de seguridad a través de ese gesto.
━Estarán bien, Wanda ━le aseguró━ Sam es una de las personas más fuertes y perseverantes que he conocido en mi vida, sabe perfectamente lo que tiene que hacer en cada situación. Además, Beatriz es lista, estoy seguro de que se las habrán arreglado bien para sobrevivir allí dentro.
Tratando de convencerse de ello, la sokoviana se obligó a suspirar y asentir repetidamente. La última conversación que había sostenido con su ex compañero no había sido la mejor que ambos hubieran compartido, y Wanda no quería pensar que esa podría ser la última. Necesitaba arreglar las cosas con Sam, disculparse por su forma de actuar en un inicio cuando él solo trataba de ayudarla. Además de tener la oportunidad de agradecerle a Beatriz por todo lo que había hecho y sacrificado por ella.
Adivinando lo que pasaba por su cabeza, el sargento se llevó su mano a los labios y depositó un cándido beso sobre sus nudillos.
━Solo nos queda un paso para acabar con esta maldita pesadilla, muñeca.
━Tienes razón ━susurró, ladeando un poco la cabeza mientras lo miraba━ ¿Y luego qué sigue?
━Bueno, probablemente enviaremos a unos cuantos "malos" a la cárcel, Priest incluído. Entonces el Capitán América hará lo que sea necesario para proteger a los mutantes que quedan en el país.
━Me refería a esto ━ella lo interrumpió, señalándose a sí misma y a él respectivamente━ Nosotros ¿Qué sucederá después de que todo esto acabe?
Y ahí estaba, luego de decirlo, el temido silencio incómodo.
Bucky no dijo nada, pero bastó que su sonrisa ladeada se fuera ensanchando de a poco, y la distancia entre ellos se fuera acortando para guardar una mínima esperanza.
━No lo sé, señorita Maximoff. Todo depende en si decide quedarse y no huir como pensaba hacer en un inicio ━dijo, y su aliento cálido hizo cosquillas sobre las mejillas de la rubia━ ¿Sabe? Tenía entre mis planes invitarla a salir, pero a una cita oficial, sin viajes de carretera de por medio ¿Qué cree?
Ella hizo como si se lo pensara, aunque en realidad, no necesitaba hacerlo tanto.
━No lo sé ¿Me llevarás a bailar?
━Al mejor club de jazz de todo New Orleans ━aseguró, acercándose con coquetería━ Usted sabe de antemano que soy un excelente bailarín.
Y tomándola por sorpresa, el castaño la obligó a ponerse en pie, dando vueltas y más vueltas con ella por la habitación como para dar prueba de lo anteriormente dicho.
━¿Ya ve? ━interrogó, inclinándola entre sus brazos para dar el paso final. Lo que sacó unas cuantas risas por parte de Wanda.
━No lo negaría nunca, señor Barnes.
Cuando volvió a alzarla, ella aprovechó este movimiento para abrazarse a sus hombros y enterrar el rostro en el hueco de su cuello. Aspirando su aroma una última vez antes de partir, con el miedo a perderlo aún latiendo dentro de su pecho.
━Asegúrate de estar vivo para poder cumplir con esa promesa, James.
Incapaz de decir otra cosa, él la tomó por los hombros y la besó. Besó sus labios, su nariz, sus pestañas, hasta finalmente dejar un largo y cándido beso en su frente. Abrazándola cuando ella se aferró con fuerza a su pecho.
━Es una promesa.
A esas alturas de la vida, Bucky había dado por probado que el mundo en su totalidad apestaba por cualquier rincón en el que lo mirara, y solo una persona como él podía ser capaz de darse cuenta de ello, ya que había tenido la desgracia de atravesar por todas y cada una de sus peores circunstancias, pasando pruebas que en lugar de ayudarle solo terminaban degradando más y más la poca fe que aún conservaba sobre ser él mismo.
En algún momento, había deseado que aquel pedazo cuerdo en su mente nunca hubiera aparecido, porque teniendo la capacidad de valerse por sí mismo psicológicamente, se había dado cuenta de la clase de persona que era y las atrocidades que había cometido. Si es que podía referirse a sí mismo de esa manera. Pero con el tiempo pudo entender, en parte, que no todo era su culpa.
Ellos le habían quitado la oportunidad de tener una vida en el pasado y lo condenaron a vivir un infierno en el presente. Uno con el que se había dedicado a luchar cada día, a esperas de poder ser alguien mejor, sin pedir nada a cambio.
Pero ahora las cosas eran muy distintas. Porque en algún punto de aquel viaje se había dado cuenta de que no quería ser miserable para siempre. Sino que quería vivir, amar y cumplir todos esos sueños con los que contaba aquel joven de los cuarenta, aún si estos tuvieran que desarrollarse en un época distinta.
Enamorarse de Wanda había sido el golpe de realidad que lo hizo cambiar y considerar por primera vez en años la idea de formar una familia en el futuro. Incluso si este tardaba en llegar, no le importaba. Solo quería descubrir qué tenía preparado el destino para ellos, y ese sería el recordatorio que se llevaría consigo a la batalla para tener siempre presente que aún contaba con una razón para querer vivir.
De pronto, un ruido extraño proveniente del salón lo hizo levantar a cabeza en alerta.
━¿Has escuchado eso?
La expresión confusa en el rostro de la ex Vengadora fue suficiente para hacerle saber que no sabía de qué estaba hablando.
━Bucky crees que...
━Quédate aquí ━le advirtió, yendo rápidamente a tomar la pistola de encima del gavetero.
Wanda hizo el ademán de seguirlo, pero fue detenida por él a medio camino. Teniendo que resignarse a cumplir con su orden de quedarse allí, y que de no verlo regresar en tres minutos, cerrara la puerta con seguro y saliera por la ventana.
¿¡Acaso hablaba en serio!? Pensó para sí misma mientras caminaba de una esquina a otra de la habitación, tratando de guardar silencio.
Muy probablemente podría haberse tratado de Logan. Hacía solo media hora que habían desayunado juntos en el comedor, justo antes de regresar a la habitación para preparar sus cosas.
Exasperada, sostuvo el pomo de la puerta entre las manos y tiró de él hacia atrás.
El pasillo estaba extrañamente silencioso, o quizás era solo su paranoia hablando por ella. De lo que sí fue consciente fue de asegurararse antes de salir, dando pasos cortos, con el arma sobrante que escondía en la mochila en alto.
No hayó rastro de James por ninguna parte, y al acercarse al salón, se ocultó tras una de las paredes del final del pasillo, apenas asomándose solo un poco.
Lo que vieron sus ojos provocó que su corazón se detuviera por un breve momento.
━Logan... ━la lengua se le quedó atascada dentro de su garganta al verlo tirado en el suelo, inconsciente.
Sus alarmas mentales se habían disparado, aquellas que le gritaban que escapara, que tenía que espabilarse. Pero a sus piernas no les fue posible reaccionar a tiempo, y tras sentir el golpe de algo muy pesado sobre su nuca, el mundo entero se volvió negro y vacío.
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Westchester, Nueva York.
Estados Unidos de América
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Beatriz trató de liberarse del agarre de los centinelas cuando estos la arrastraron por el pasillo hacia un destino incierto, retorciéndose como podía, empujándolos a pesar de que sabía que sería en vano, y gritando a todo pulmón a esperas de que algún alma misericordiosa se apiadara de ella tanto como para ir en su rescate.
A esas alturas ya debía de haberse convencido de que ningún milagro ocurriría, que Dios no iba escuchar sus plegarias, y que lo que pasaría con ella a continuación serían las consecuencias de lo que sus acciones de falsa heroína trajeron consigo.
De nada habían servido las advertencias de su madre para nunca involucrarse en el mundo del que tanto quiso apartarla, y del hombre al que nunca consideró como a su padre realmente. Tendría que haberla escuchado sí, pero ¿De qué servía arrepentirse en ese momento? Ahora era parte del Proyecto Mutante, ya no había vuelta atrás.
Al final, el cansancio de dos noches seguidas sin comer nada la hizo parar de luchar y lo próximo que sintió fue el sonido de una puerta al abrirse, las voces de varias personas susurrando en su nuca y un frío repentino que le caló en los huesos hasta erizarle la piel.
Alguien tiró de ella con fuerza, lastimándole el brazo cuando la obligó a sostenerse en equilibrio y entonces, solo entonces, se permitió a sí misma abrir los ojos nuevamente.
Habían vuelto a encerrarla.
Fuera un lugar más grande, con mucho mayor espacio que el anterior, pero una jaula era una jaula como quiera que fuera su estructura.
Afuera estaban todos los científicos observando con ojos curiosos, sosteniendo papeles en las manos, anotando sobre sus agendas y algunos incluso parecían algo espectantes, como si estuvieran atentos a la espera de que algo fuera a pasar en los siguientes segundos.
Esto hizo que Beatriz frunciera el entrecejo. Pero no obstante, no fue hasta que sintió otra presencia junto a su anatomía, proyectándose en el interior de aquella circunferencia cristalina, que se dio cuenta de que no estaba realmente sola del todo.
¿A dónde la habían traído? ¿Qué estaba pasando? Apenas unos minutos atrás había estado recostada en lo profundo de una celda vacía, y ahora la habían lanzado al foso como si fuera un conejillo de indias listo para enfrentarse a una prueba.
Lentamente, su semblante se fue alzando de a poco, dispuesta a descubrir qué sucedía a pesar del miedo. Encontrándose con algo que la dejó paralizada en su sitio, como si el rey Midas acabara de usar su toque mortal en ella.
➥Una luz se reflejó como un espejo contra sus pupilas, ardiendo tan cerca de su cuerpo que por un momento pudo jurar que de solo acercarse, acabaría siendo consumida por ella. Ascuas ardientes se mezclaban unas con otras, levitando, como si la ley de gravedad no aplicara en su caso, y es que el poder que la joven reportera percibía en el aire era tan desconcertante, que lejos de atemorizarla lo que hizo fue impresionarla.
Aquella nube de extraña composición parecía ser el universo mismo mostrándose ante sus ojos, susurrando con un mar de voces apenas audibles cerca de sus oídos, y una vez que estuvieron una frente a la otra, el resto del laboratorio pareció desaparecer.
La morena se atrevió a elevar una mano en su dirección, queriendo tocarla con la punta de sus dedos. Pequeños hilos de luz se escaparon para bailar a su alrededor ¿Así que eso era lo que habían estado ocultando todo el tiempo?
━Esto es increíble ━escuchó que uno de los profesionales murmuraba desde el exterior, observando la escena con asombro.
━¿Qué es lo que está haciendo? ━preguntó otro.
━No lo sé... pero es una buena señal.
━¿Usted cree?
━Mire nada más. Él tenía razón. No la rechaza.
Pasaron unos segundos en los que la esperanza de una victoria cercana para el Proyecto Mutante comenzó a crecer entre los presentes. Priest no había estado equivocado, la chica y aquella deidad cósmica parecían compartir una conexión, de alguna forma que no les era posible explicar. Pero después, cuando esta comenzó a contraerse, provocando que las alarmas de los equipos saltaran unas con otras, el caos se desató.
Ante esto y el temor colectivo, Beatriz intentó echarse para atrás, pero aquella cosa la había sujetado por el brazo como si tuviera vida propia, comenzando a reptar por sobre sus extremidades hasta introducirse a su cuerpo a través de sus ojos, su nariz y su boca.
La sensación era quemante e insoportable, haciéndola liberar un alarido de agonía que aterró a los espectadores a medida que toda aquella fuerza entraba en ella, convirtiéndola en su recipiente hasta que no quedó ni rastro de esta fuera de su cuerpo.
La joven terminó cayendo de espaldas al suelo después de sentir que la exhaustividad que antes la afectaba ahora se apoderaba de ella con mayor fuerza. Adolorida, apretó los ojos para apartar la niebla de su cabeza. Pensando que necesitaba sacarla cuanto antes, pero se contuvo. Porque también sabía que de intentarlo acabaría matándola.
El silencio duró apenas tres segundos después de volver a abrir los ojos.
Uno para recuperarse del shock.
Dos para que las voces llegaran.
Y tres para que todo el laboratorio se redujera a cenizas.
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