Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

▬▬▬▬▬ xix. chapter 19

CAPÍTULO DIECINUEVE
◆ ▬▬▬▬▬ ❴✪❵ ▬▬▬▬▬ ◆
sᴏ ᴀʀᴇ ʏᴏᴜ ɢᴏɴɴᴀ ᴅɪᴇ ᴛᴏᴅᴀʏ
ᴏʀ ᴍᴀᴋᴇ ɪᴛ ᴏᴜᴛ ᴀʟɪᴠᴇ?
ʏᴏᴜ ɢᴏᴛᴛᴀ ᴄᴏɴǫᴜᴇʀ ᴛʜᴇ ᴍᴏɴsᴛᴇʀ ɪɴ ʏᴏᴜʀ ʜᴇᴀᴅ ᴀɴᴅ ᴛʜᴇɴ ʏᴏᴜ'ʟʟ ғʟʏ
ғʟʏ, ᴘʜᴏᴇɴɪx, ғʟʏ
ɪᴛ's ᴛɪᴍᴇ ғᴏʀ ᴀ ɴᴇᴡ ᴇᴍᴘɪʀᴇ
ɢᴏ ʙᴜʀʏ ʏᴏᴜʀ ᴅᴇᴍᴏɴs ᴛʜᴇɴ ᴛᴇᴀʀ ᴅᴏᴡɴ ᴛʜᴇ ᴄᴇɪʟɪɴɢ
ᴘʜᴏᴇɴɪx, ғʟʏ

(IMPORTANTE:
Poner play a la música
en multimedia
cuando vean este
símbolo: ➥)
















▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Westchester, Nueva York
Estados Unidos de América
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

Sam Wilson siempre había creído que un hombre valiente no se definía solo por la calidad sus actos, porque a veces, lo valiente no es luchar, sino enfrentarse a la muerte segura. Y aunque él no tenía miedo a morir, prefería hacerlo de cualquier otra forma que no fuera encerrado y muerto de hambre dentro de una celda de paredes de hormigón.

Exhausto, pero nunca vencido, contuvo las crecientes ganas de gritar que se acumularon en su garganta y golpeó la puerta metálica con el talón. Una y otra vez. Patada tras patada.

Al darse cuenta de que esto no servía de mucho, terminó lanzándose a sí mismo con el hombro izquierdo por delante, provocando que el impacto hiciera un moretón por sobre la piel morena de su brazo y encima de sus costillas.

Al final, después de varios intentos, el dolor ligado al cansancio lo hicieron caer sentado. El cuerpo doliéndole como el infierno y los ojos enrojecidos por el estrés.

Él no era un Supersoldado, su fuerza jamás se compararía a eso y, a menos que una llave le cayera del techo, nunca podría salir de allí.

Por un instante, se preguntó qué estaría haciendo su hermana en esos momentos ¿Dónde se encontraría? ¿Estaría preocupada por él al no recibir noticias? ¿O ya Priest se habría encargado de su familia para asegurarse de que no abrirían la boca? La sola idea de eso hizo que algo en su interior hirviera con furia.

No importaba cuando ni donde fuera, pero una vez saliera de aquel sitio, iba a cantar como pájaro en vuelo y no descansaría hasta ver a los responsables de toda aquella organización tras las rejas.

Tras un suspiro, dejó que su cabeza cayera contra la pared. Sus ojos se cerraron por un instante en el cual creyó perder la consciencia por más tiempo del contado, dormitando en una nebulosa hasta que el pitido de las alarmas lo hicieron despertar de golpe.

Las luces sobre su cabeza pestañearon de color rojo y el seguro de la compuerta se desactivó en un leve click. El entrecejo de Sam se frunció.

¿Lo estaban... dejando libre?

Al asomar la cabeza, vio centinelas que corrían de un lado a otro. Sin apenas inmutarse de su presencia Todos estaban escapando, pero ¿De qué?

No iba a esperar a que alguien llegara a responder esa interrogante, sino que en lugar de seguirlos, echó a correr hacia el ala de los mutantes, atravesando pasillos y doblando esquinas sin apenas saber en qué kilómetro del Arca se encontraba.

Arrancó una pistola de los brazos de uno de los guardias que intentó detenerlo, noqueándolo con un golpe en la nuca que lo dejó en el suelo inconsciente.

Seguramente, arremetió contra otro grupo que se movieron al mismo ritmo hacia él. Pateando en el abdomen al primero, luego luchando contra todos a pesar de que su cuerpo dolía como el infierno, y cuando menos lo esperó, uno de los soldados uniformados se volteó contra los suyos y lo ayudó a acabar con ellos.

Siendo precavido, Sam alzó el arma en su dirección cuando solo quedaban los dos, pero el centinela alzó los brazos y comenzó a gritarle:

━¡No dispare, Capitán! ¡Soy yo!

━¿Hardy?

El chico se quitó el casco, dejando ver una mata de pelo castaño encrespado ¿De qué manera había logrado entrar al Arca sin ser descubierto?

━Logré colarme por el túnel. Están sacando a todos los centinelas.

━¿Y eso por qué?

Nick jadeó con fuerza.

━Hay una Alerta Roja. Dieron la orden de evacuación porque el laboratorio estalló en llamas.

━¿Qué hay de Priest y los centinelas?

━Ya deben de estar lejos de aquí.

Sam volteó hacia las puertas que daban al ala de los alterados genéticamente, luego a la del final del pasillo hacia el cuarto de control, tragando grueso y endureciendo sus facciones seriamente. No se irían de allí esa noche sin sacar a todas esas personas de su reclusión.

Hizo una seña y los dos corrieron por el pasillo, torciendo a la derecha al final. Solo había una puerta delante, así que la abrieron.

La pared de enfrente estaba cubierta de pantallas de treinta centímetros de alto por treinta de ancho. Docenas, y cada una de ellas mostraba una zona distinta del Arca: el laboratorio en llamas; las oficinas; las celdas, rebosantes de mutantes desesperados por saber qué estaba sucediendo; la planta baja del búnker, donde los centinelas, todos, estaban escapando.

━¡Libéralos!

Nick siguió su orden y fue hasta la pantalla del ordenador, dando unas cuantas veces con el dedo sobre los controles. Sam no entendió mucho lo que estaba haciendo, ya que no lograba apartar la mirada de la imagen que se mostró delante de sus ojos.

Los barrotes de láseres delta desaparecieron como por arte de magia, y alguien que no logró identificar con la vista soltó un grito de euforia que se escuchó alto y fuerte incluso a través de las bocinas, justo antes de que todos comenzaran a salir de sus celdas, corriendo en grandes grupos, gritando, riendo y vitoreando ansiosos por escapar de aquel sitio.

El Arca se llenó con el sonido de sus voces, el uniforme blanco que portaban con un número en el pecho ya no los hacía prisioneros. Nadie estaba allí para hacerlos regresar, así que incluso con sus pies descalzos, no se cansarían hasta sentir el aire del exterior golpeando sus rostros.

Inconscientemente, una sonrisa ancha se mostró en los labios de Wilson. Sintiendo que su corazón latía frenéticamente, haciéndose más grande dentro de su pecho.

━Tenemos que conseguir el disco duro antes de irnos ━habló, girándose hacia el joven que dejó caer los brazos a ambos lados.

━¿Se refiere a este disco duro?

Nick agarró un objeto de metal cuadrado y oscuro con su mano, mostrándoselo con una mirada de alivio.

━Definitivamente eres el héroe del día, Hardy ━lo felicitó Sam, y por primera vez después de días en oscuridad, se permitió reír. Acto seguido, a su cabeza llegó un recordatorio que lo hizo volver a suspirar━ Beatriz... necesitamos ir por ella.

━Debió salir con el resto de los mutantes. La encontraremos a afuera.

Ambos observaron una última vez el frenesí de la pantalla, el mismo que debía de estar produciéndose en el exterior del búnker. Tantos meses exiliados en medio de la oscuridad de una caja fría y vacía debía ser algo horrible, extrañando a los seres queridos, sin ser capaces de sentir la luz del Sol sobre ellos aunque sea una vez...

Como un ave a la que se le priva su libertad y que finalmente puede extender sus alas, tanto Sam Wilson como Nick Hardy se quedaron observando a la multitud de personas de blanco que iban y se alejaban hacia el paisaje que se mostraba delante de sus ojos.

El Arca ardía a sus espaldas, cosumiéndose, ya no quedaba nada por lo cual permanecer en aquel sitio.

Nick tocó suavemente su brazo.

━Me tomé el atrevimiento de tomar esto de su apartamento. Espero no le moleste ━le dijo, y cuando el moreno miró hacia abajo, sus ojos vieron la estrella de vibranium que adornaba el centro de su escudo.

Se sentía como si hubieran pasado milenios desde la última vez que lo sostuvo en su brazo.

━¿Y ahora qué, Capitán? ━preguntó el agente Hardy.

━Ahora hacemos justicia.

Su mirada se desvió entonces hacia donde el terreno pedregoso acababa y el inicio del bosque se extendía al cruzar la carretera. Una hilera de personas que se acercaba caminando hacia ellos con pasos firmes apareció de la nada, siendo guiados por una anciana mayor de cabello blanco y un hombre que no portaba camisa. Pero lo que más llamó su atención, sin duda, fue ver que Wanda y Bucky venían junto a ellos.

Se detuvieron al pisar el terreno que rodeaba al búnker, e incluso desde aquella distancia, sus miradas colisionaron casi por inercia.

James se llevó una mano a la cabeza y le dedicó el típico saludo militar, lo cual Sam tomó como una señal de que la misión había sido culminada con éxito. Tenían a Priest, el disco duro y los mutantes eran libres. No quedaba nada más por lo que preocuparse.

Excepto lo que pasaría a continuación.

Otra explosión incluso más grande que la primera iluminó todo a su paso, enviándolos a volar a causa de la honda expansiva que hizo temblar el suelo del bosque.

Todo había sucedido tan rápido que apenas tuvieron tiempo de reaccionar.

Wanda abrió los ojos segundos después, adolorida como nunca antes. Algunos de los mutantes que habían sido golpeados por la explosión se estaban recuperando, otros solo estaban tirados allí, inconscientes.

Su vista logró ubicar a Bucky entre el reguero de cuerpos. Tenía la frente sangrando a causa de una herida que se había hecho, y no reaccionaba, a pesar de las constantes sacudidas que le propinó cuando llegó junto a él.

Luego, algo en el cielo pareció robarse la atención de todos. Incluso Sam, que se arrastró por sobre los escombros hasta quedar arrodillado, con el rostro lleno de rasguños, miró hacia arriba a lo alto.

Una figura femenina se mantuvo flotando en el aire con los brazos extendidos a ambos lados, y a su alrededor, una extraña criatura hecha de fuego con la forma de un águila abarcó el paisaje del firmamento al abrir sus alas de par en par, desprendiendo ascuas al rojo vivo.

━Beatriz ━Wanda no supo en qué momento su nombre había abandonado sus labios, pero lo hizo. Estaba demasiado impresionada como para decir otra cosa.

La joven que la había salvado ahora parecía irreconocible ante sus ojos, y eso le robó el aliento de la manera más aterradora posible. E incluso cuando la vio descender hasta colocar sus pies en el suelo, con su expresión impenetrable y aquellas grietas doradas llenando su rostro, la sokoviana no supo cómo reaccionar.

El Fénix estaba allí, más invencible que nunca, con su poder listo para reducir el mundo a cenizas.

Ella quiso gritar, alertarles a los demás mutantes que se levantaron para enfrentarse a ella, pero ya era demasiado tarde cuando se dio cuenta. En el momento que Beatriz puso sus manos sobre el primero, el cuerpo se descompuso en motas de polvo como si nunca hubiera sido alguien en realidad. Y así como ese le siguieron otros, todos sufriendo el mismo destino. Ella veía a la joven reportera deslizarse por la arena con rapidez y agilidad, destruyéndolos uno a uno con el simple movimiento de su mano.

¿Así se habrían sentido todas sus víctimas cuando ella había hecho lo mismo con ellos?

Wanda apretó los ojos, agachando la cabeza para notar que sus manos temblaban incontrolablemente.

━¿James? ━logró pronunciar apenas.

No quería estar sola en ese momento. No quería sentirse débil. No quería estar asustada.

━James... ━repitió, esta vez en un sonido más débil, casi atropellado.

Pero el rostro del sargento seguía inmóvil en su regazo, con los ojos cerrados en una fina línea, casi sombrío de no ser por la pálida luz de la luna que bañaba cada una de sus facciones, las cuales Wanda acariciaba mientras lloraba en silencio, como si de esa manera pudiera suprimir la cruel realidad que los rodeaba, y sus lágrimas se confundían a través de la noche con los destellos del poder que manaba por cada poro de su piel hasta extinguirse en el aire.

El dolor del fracaso, la pérdida, el vacío, la perpetua soledad... estaban allí otra vez.

No había salidas viables para escapar cuando las sensaciones, cargadas con un indescriptible pesar, comenzaron a reproducirse por su cuerpo a una velocidad antinatural, casi aterradora.

A su alrededor todo era caos y destrucción. Su gente yacía esparcida por todos lados, algunos demasiado débiles como para siquiera ponerse en pie.

━Viniste hasta aquí para matarme... ━Beatriz comenzó a caminar por sobre la tierra movida hacia ella, acercándose lentamente hasta detenerse a solo un metro de distancia━ Y ni siquiera pudiste hacerlo.

Con la cabeza gacha, Wanda dejó que las lágrimas siguieran corriendo por sus mejillas manchadas de polvo. No se detendría a escucharla, se concentraría en el dolor y así no terminaría cayendo ante su verborrea.

━Nunca lo lograrías de todas formas. No hay poder lo suficientemente fuerte en el universo que pueda destruirme.

━Beatriz... ━comenzó a decir, pero al instante sus palabras se vieron siendo interrumpidas.

━No, Wanda. Ya no soy más la mujer que solías conocer. Ella está muerta. Ahora yo estoy aquí.

Y tenía razón.

Aquella persona que estaba delante suyo no era Beatriz. Distaba demasiado de parecerse a la chica de mirada noble, siempre miedosa de las consecuencias, pero firme hasta el último segundo que la salvó de las garras de Priest. Ella apenas y podía reconocerla ahora, con aquel rostro inexpresivo lleno de rasgos deformes, y esos ojos dorados no propios de un ser humano.

No, ahora era otra cosa. Era la Fénix Oscura.

━¿Qué es lo que viniste a hacer a la Tierra? ━preguntó, adoptando un tono de voz más firme, reincorporándose sobre sus piernas mientras le sostenía la mirada.

La morena ladeó un poco la cabeza, como si no pudiera entender que aún no lo supiera.

━Tú me llamaste.

━¿Yo? ━Wanda frunció el entrecejo. Su rostro estaba lleno de rasguños que iban sanando a medida que se acercaba.

El Fénix asintió:

━Pude escuchar tus lamentos desde el otro lado de la galaxia. Tu poder me llamó y supe que me necesitabas ━explicó cuidadosamente, abriendo los brazos como si quisiera mostrar algo━ Estoy aquí para acabar con el vacío en ti.

De repente, a su cabeza llegaron memorias algo distorsionadas de Westview. Se vio a sí misma cayendo de rodillas sobre los restos de una casa que ni siquiera había sido comenzada, volvió a sentir la presión en su pecho que la hizo perder el control, y entonces, tras un grito liberador, su magia estalló transformándolo todo

Esa había sido su llamada. El pedido de auxilio al que se refería.

Beatriz volvió a acercarse, esta vez quedando frente a frente. Con una mano secó las lágrimas que se le habían escapado, y Wanda se sorprendió al darse cuenta que su energía no la estaba afectando como a los demás. No la deshacía.

━Nuestro destino está en las estrellas. Los momentos pasan, la humanidad desaparece, pero nosotras.... nosotras evolucionaremos ━susurró, acunando su cara con cuidado━ Solo tienes que desearlo realmente, y yo me encargaré de que toda esa pena desaparezca para siempre.

No sabía qué hacer. Se encontraba perdida, adormilada, como si algo en su cabeza la estuviera afectando y no pudiera pensar con calma.

━Yo...

━Déjame entrar, Wanda ━la escuchó murmurar, moviendo sus labios en una sonrisa tranquilizadora.

Los huesos empezaron a temblarle, y su visión se tornó borrosa. No supo si debido a su adormecimiento o a causa de las lágrimas, pero el mundo a su alrededor parecía difuminarse con cada segundo.

Entonces, imágenes felices llegaron a su mente de golpe. Recuerdos de una vida pasada que había perdido y que la mostraba a ella mucho más joven, entrenando junto a Natasha, charlando con Steve, riendo a carcajadas por un chiste de Sam o explicándole a Vision el desarrollo de su programa favorito.

Pero eso... ya no era real.

La realidad estaba allí, justo delante de sus ojos, y solo dependía de ella arreglarlo.

Vio a Sam tratando de llegar hasta Bucky con las pocas fuerzas que le quedaban, sosteniendo su escudo mientras le advertía a ella con ojos suplicantes que no hiciera nada estúpido.

➥Pero Wanda ya lo había decidido.

Su mano se movió rápidamente hasta agarrar el cuello de Beatriz, apretándolo con fuerza y clavando sus ojos en ella.

━No... ━espetó, obligándola a retroceder un paso tras otro.

Sus pupilas se iluminaron con ese rojo característico escarlata, y cuando estuvo a punto de golpearla con una acometida de su magia, la morena usó también la energía cósmica que portaba para detenerla.

Se mantuvieron así, una contra la otra, sin dejar de sostenerse la mirada.

━De todos los seres en el Universo me escogiste a mí... pero te equivocaste ━susurró Wanda, su rostro fiero luciendo terrorífico con los mechones de cabello flotando a su alrededor━ No sé qué es lo que eres, ni tampoco cual es tu rol en el Universo, pero claramente no es aquí... y tampoco es conmigo.

Entonces, por una fracción de segundo, le pareció ver que las facciones en el rostro de la joven se tornaron más suaves, más humanas... casi suplicantes.

Quiso creer que se trataba de Beatriz.

━Sálvame ━le pidió, sollozando bajito.

Ambas eran conscientes de que no quedaba otra alternativa, y por muy doloroso que fuera, la sokoviana se obligó a cumplir con esa última petición.

El agarre sobre el cuello de la chica se hizo más firme, y a medida que la magia iba abandonando su cuerpo, el de Beatriz se descomponía poco a poco entre sus brazos. Pero antes de que desapareciera completamente, Wanda se lanzó sobre ella y la abrazó. Llorando con lágrimas que le quemaron las mejillas mientras le agradecía silenciosamente por todo lo que había hecho.

Entonces, cuando no quedó nada más, la energía cósmica entró en ella.

Su pecho ardió con fuerza y todos los lugares por los que la Fuerza Fénix había entrado, haciéndola encorvarse sobre sí misma hasta absorberla por entero. El dolor la atravesó cuando todas las barreras que la componían se derrumbaron y la tierra le arañó las rodillas al caer, teniendo la sensación de que en cualquier momento explotaría.

━¡Wanda!

Sus ojos, ahora luminosos, volvieron a mirar a sus amigos con miedo.

James había despertado y trataba de llegar a ella. Pero Sam lo frenó, sujetándolo por su extremidad metálica cuando se percató que todo lo que estaba cerca de ella terminaba hecho pedazos.

"No puedes controlarlo", escuchó que una voz hablaba en su cabeza "Al destruirme, los matarás a todos. "

La ex vengadora respiró con dificultad.

Solo una decisión puede cambiarlo absolutamente todo.

Llevó sus manos a la cabeza y gritó con todas sus fuerzas, jadeando después como si el aire le faltara. Y recordó.

En su recuerdo, Beatriz la sacaba a rastras de aquella minúscula jaula metálica; la salvaba. Aún podía sentirla arropándola con una manta en aquel cuartucho del motel de carretera, curando cada una de sus heridas con especial cuidado...

La había salvado, y Wanda no pudo hacer lo mismo por ella.

Sin embargo, había algo que todavía ardía en su pecho, y no se trataba precisamente de todo el poder que empezaba a superarla. Sino por el deber, duro e inextinguible. Consciente de que estaba allí por una razón, y esa era evitar que su mundo fuera consumido por las llamas.

Decidida a no dejarse vencer, se estiró sobre sí misma para enderezar su postura e intentó concentrarse en esa fuerza que crecía dentro de sí misma, dispuesta a usarla contra el intruso, aunque esto no fuera suficiente para mantenerla viva.

De repente, se sintió como si una avalancha estuviera produciéndose en su interior, una lucha de voluntades. Magia del Caos rechazando a la Fuerza Fénix. Rojo contra fuego, brotando fuera de su cuerpo en forma de una gran masa incandescente que comenzó a cubrirlo todo.

Esto es lo que debía hacer. No había vuelta atrás.

Ella estuvo destinada a dominar el mundo... ahora estaba destinada a salvarlo.

━No... más... Fénix.

Sus pies abandonaron la tierra, llevándose consigo todo rastro de destrucción y toda ola de poder que pudiera amenazar contra la vida de los que estuvieran en ella. A medida que subía, podía alcanzar a escuchar los gritos que la llamaban por su nombre, pero eso no la detuvo.

Solo cuando su magia llegó a un punto de no retorno, batallando en sus venas por el control, se dio cuenta de que era momento de parar. Había llegado la hora de saber quien de los dos sería el vencedor.

Observó cómo el cielo se abrió como una herida ante sus ojos. Podía ver las costuras invisibles por las que se había desgarrado para llevársela. Ya siempre sabría que estaban allí, aunque nunca más pudiera verlas.

Y cuando la gravedad la hizo flotar sobre la atmósfera, se encogió en un ovillo, dejando que la luz la consumiera hasta estallar en una lluvia de estrellas.
















◆ ▬▬▬▬▬▬ ❴✪❵ ▬▬▬▬▬▬ ◆

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro