Capítulo 6: ¿Novios?
Cuando no te lo esperas, ese, es el momento perfecto.
La más simple, pero compleja de las palabras se recargaba en sus conciencias, confusión, esos nueve grafemas formaban parte de sus cerebros en ese momento, aquellas frases que salieron del orificio digestivo de los desconocidos presentes dejaron sin habla a las tres personas totalmente ajenas a el oculto mundo que se les venía encima, y es que a pesar de ser conocedores de la existencia de lo misterioso y paranormal, nunca dejaron cavidad para el tan antiguo y poco mencionado tema del Fénix, lo habían escuchado, aquella ave mística y llena de poderes fabulosos no estaba exenta de ocupar un pequeño espacio en la mente de al menos dos de ellos, lo que jamás pensaron imaginar era que el salvador de la esfera terrestre estaba viviendo bajo su mismo techo, eso sí que era algo desconcertante.
–Nos pueden explicar mejor todo esto, la verdad nos han dejado sin saber que decir– rompe Jimin aquel largo silencio que se había formado en el cerrado espacio de su sala.
–Nosotros somos enviados, estamos aquí para velar por su bienestar– apunta al pelinegro que seguía aún sin mencionar palabra alguna– y también porque cumpla con la tarea que se le encomienda cada quinientos años.
–¿Entonces lo que quieren decir es que tengo una misión?– pregunta Jungkook.
–Así es, tu deber es proteger a la Tierra y las personas que la habitan, de las maldades del diablo– responde uno de ellos.
En el momento en que mencionaron ese nefando y patibulario nombre su sangre hirvió en segundos, no se olvidaba de las cuentas pendientes que tenían y esa era la oportunidad perfecta para combráselas todas.
–¿Y cómo saben que Jungkook es el Fénix?– preguntó dudoso Jimin.
–Porque él está bajo nuestro cuidado, conocemos su existencia desde el Jardín del Edén– respondió el que a los ojos de todos parecía ser más comunicativo y menos cerrado.
–¿Quiénes son ustedes?– hizo énfasis en la última palabra.
–Mi nombre es Kim Taehyung y él es Min Yoongi, ambos venimos del cielo, del paraíso de Dios, el nos envía para acompañarlo en su ardua e incesante labor en la Tierra.
A pesar de tener noción de a que se debía su existencia la información dada era totalmente nueva para él, no sabía que hacer ni como procesar todo aquello en tan poco tiempo, se encontraba en medio de una encrucijada: si creerles o no a aquellas irreconocibles personas que llegaban sin previo aviso con palabras carentes de sentido o simplemente echarlos del lugar por farsantes.
Su caos mental fue interrumpido por Jimin.
–Creo que ya recuerdo que era lo importante que tenía que decirte aquel día del accidente– dice un poco atónito.
–¿Y qué era?– pregunta no muy convencido de querer escuchar la respuesta debido a la situación en la que sus recuerdos volvían.
–Anterior a eso te mandé a practicar unos exámenes que me condujeran a tu identidad y precisamente ese día me habían llegado los resultados.
–¿Qué fue lo que salió, que decían?– susurró ansioso.
–La verdad nada a fondo, pero reveló algo muy importante que fue suficiente para dejar mi trabajo en medio del día y venir a hablar contigo.
–¿Qué arrojaron los resultados?- preguntó la señora Kang que hasta ahora se había mantenido al margen, pero la curiosidad pudo más que su silencio y pronunció aquellas palabras.
–Que el cromosoma que hay en la sangre de Jungkook no lo tiene nadie en el mundo, que no es humano, ese fue el resultado– reveló.
–¿Estás seguro mi niño?
–Si nana, el análisis lo hizo una persona de mi entera confianza– la miró– no supe que hacer ni como reaccionar en cuanto me enteré y luego de un momento decidí que tenía que hablarlo con él, me debía una explicación y decidí regresar a casa, y pues ya lo demás lo conocen.
–¿Entonces que tengo que hacer?– preguntó el pelinegro a los dos frente a él.
–Tienes que irte con nosotros.
–¿Qué? No, no me voy a ir, no quiero, mi lugar está aquí– contraatacó.
–No perteneces a este lugar, tu hogar es allá arriba– señala el techo haciendo énfasis en la dirección.
–Yo se que no es de mi incumbencia lo que hagan, pero empezando por decir que aunque fue inesperada la aparición de Jungkook no quiero que se valla, le he tomado mucho cariño.
Esa frase dibujó una sonrisa en el rostro del pelinegro, Jimin le había tomado cariño, era lo más dulce y encantador que le había escuchado decir en todo el tiempo que se conocían.
–No encuentro otra solución a esto– dijo Tae– es de suma importancia que estés con nosotros, tenemos que protegerte, ya nos enteramos de lo que te pasó– le habló a Jimin– y no queremos que algo así suceda, y mucho menos si es a ti– señaló al pelinegro– ese es el mayor motivo que tenemos.
–Si ese es el problema, yo tengo la solución– dijo Jimin captando la atención de todos– tengo una casita detrás del jardín, no es muy grande pero creo que tiene el suficiente espacio para ustedes dos, está bien amueblada y cuenta con dos cuartos y una cocina, además de otras comodidades, ¿qué dicen?, ¿aceptan quedarse?.
Ese ofrecimiento tomó por sorpresa a Jungkook, nunca pensó que fuera capaz de darle asilo a dos personas que no había visto en su vida solo para que él no se fuera, esos pequeños gestos pero enormes a la vez eran los que inundaban el corazón del chico de la más pura esperanza, tenía que estar totalmente seguro de lo que quería antes de que todo saliera de su boca.
–Bueno– inició Yoongi– lo más importante para nosotros es cuidar al Fénix, lo demás no es problema, así que si él no quiere marcharse de aquí, nosotros nos quedamos.
–¡Perfecto!, entonces les enseñaré la casa– se dispuso a ir pero la señora Kang lo detuvo.
–No te preocupes mi niño, yo los llevo, tu descansa un poco.
–Gracias nana– sonríe.
En ese instante no sabían porque, pero el quedarse solos aumentó la tensión, ellos no eran conscientes pero ambos querían hablar de cosas profundas pero ninguno se atrevía a dar el paso al frente, era incómodo y un poco insoportable se podría decir, alguno debía de romper el hielo, pero ¿quién?
–Este.. yo, quería decirte que lo siento– fue Jimin.
–¿Porqué?– preguntó.
–Por hacer esa prueba a tus espaldas, no quería que fuera así pero la incertidumbre de saber de donde venías me obligó ha hacerlo, discúlpame– expresó sincero.
–No tienes porque disculparte, de todos modos en aquel momento no sabía quién era y mucho menos lo que era una prueba, si me lo hubieras dicho habría aceptado, no saber de donde vienes y si tienes familia o no, no es lo más agradable del mundo– sonrío con pesar.
–Bueno, eso es cierto, pero no puedo evitar sentirme mal por ello, no me gusta hacer cosas a espaldas de nadie, así como tampoco me gusta que me las hagan a mi, y mucho menos que me oculten algo.
En ese instante llegaron a su cabeza las palabras que el doctor le había dicho en el hospital: "El chico tiene una fuerza muy poderosa que lo acompaña o algo más", tenía que averiguar si era cierto o solo una falsa teoría.
–¿Jungkook? ¿Qué te pasa?, estás así desde ayer, ¿te ocurre algo y no me lo quieres decir?– pregunta preocupado.
–No, no es eso, es que tengo una duda– dice tratando de cambiar el tema.
–Dime, te escucho.
–¿Porqué haces todo esto?.
–¿Qué cosa?– pregunta confundido.
–Esto que estás haciendo, recibir personas en tu casa sin saber si son buenos o no.
–Es que– el colorete se apoderó de sus mejillas– no quería que te fueras.
–¿Porqué no quieres que me valla?– preguntó tratando de indagar más a fondo y encontrar una pista que demostrara lo que sentía.
–Bueno, si no quiero que te vallas, es porque..– interrumpido por la señora Kang.
–Hijo ya los instalé en la casita– dijo al llegar– ¿todo está bien?– preguntó al ver las caras de ambos– ¿interrumpo algo?
–No nana, no te preocupes no estábamos hablando de nada importante.
Las palabras de Jungkook hirieron sin querer el corazón de Jimin ¿cómo que no era importante? Pues para el rubio lo era y mucho, en ese momento y con esa sola frase puso en duda la correspondencia de sus sentimientos, tal vez el pelinegro lo dijo sin pensar pero aquello quebró su más sensible órgano, se puso muy triste, y a pasos lentos se levantó en dirección a su habitación.
–¿Ya te vas mi niño?– preguntó Kang.
–Si nana, estoy cansado, quiero dormir.
–Dulces sueños, que descanses.
Se encerró en su habitación, aquella noche sería las más larga de su vida, no tenía sueño, lo que más deseaba en ese momento era soltar todo lo que acumulaba dentro, no sabía porque aquellas palabras le habían afectado tanto a su depauperada conciencia pero así fue, se recostó, abrazó la almohada y dejó que las lágrimas hicieran acto de presencia por si solas y sin ser llamadas, lloró y lloró toda la noche, pensó en muchas cosas las más ful de su vida y de como había llegado hasta el día de hoy lleno de la más completa felicidad, nunca había sufrido por algo y mucho menos por amor, ese sentimiento que te agigola el pecho y te deja sin aliento era completamente nuevo pero ahora sabía lo que se sentía y no quería que aquello se apoderara de su alma, tantos sentimientos y recuerdos encontrados rodaban en su cerebro, incluso pensó que no era merecedor de vivir aquel amor, pensó que Jungkook jamás lo querría de la misma manera, y se convenció de ello dejándolo todo en manos del destino.
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Los rayos de Astro Rey impactaron contra los ojos negros de Jungkook, no había tenido una buena noche debido al cambio repentino que había presenciado en Jimin, ¿acaso dije algo que le molestó?, pensó, no estaba seguro de ello, pero hablar sería la mejor opción, estaba dispuesto a preguntar si aquello se debía a su actitud o a palabras que tal vez se malinterpretaron.
Luego de arreglarse salió de su habitación y al llegar a las escaleras se encontró con Jimin.
–Buenos días– saludó.
–Buenos días– respondió Jimin y no de la forma más agradable.
–¿Te pasa algo? te noto extraño desde ayer, ¿puedes contarme lo que te ocurre?– dijo.
–No, no es nada– habló de forma cortante y se dispuso a bajar las escaleras pero el fuerte brazo de Jungkook lo detuvo.
–Si que te pasa algo, y me lo vas a contar– lo sostuvo más fuerte y lo arrastró hasta su habitación– ahora si– dijo al entrar y cerrar la puerta– te escucho.
–No tengo nada que contarte– palabras tal cual témpano de hielo salían de sus labios.
–¿Soy yo cierto? dije algo anoche que te molestó, ¿es eso?.
–No es eso.
–No mientas, se que soy yo, ese cambio solo es conmigo, yo tengo que ser la causa.
–Ya te dije que no eres tú– quiso salir de la habitación pero Jungkook lo acorraló contra la pared.
Con solo ese acto bastó para que el corazón de ambos latiera de manera desenfrenada, parecía que saldría disparado de sus pechos o por la boca, la respiración pesada de los dos cargaba el ambiente de chispas eléctricas que se conducían a través de sus cuerpos, se deseaban y mucho.
–Fue por lo que le dije a nana ayer cuando nos interrumpió ¿cierto?– habló muy peligrosamente cerca de los pomposos labios del rubio.
–Si– admitió– fue por eso– dijo muy nervioso ante la cercanía.
Los labios de Jungkook se curvaron en una sonrisa.
–Discúlpame, lo hice sin pensar, no pensé que te fueras a poner así– miró los labios del contrario.
–Si, cierto, soy un estúpido– dijo enfadado y con todas sus fuerzas trató de separar a Jungkook pero este se pegó aún más haciendo fricción con sus cuerpo– ¿qué haces?– en su frente se empezaban a ver gotas de sudor debido a la entrecortada respiración, la evidente cercanía y todo el deseo retenido.
–Lo que siempre he querido hacer.
Esas fueron las últimas palabras que pronunció el chico antes de estrellar sus labios a los del contrario en un muy apasionado y necesitado beso, sus bocas se movían al más perfecto compás, estaban creadas para que encajaran a la perfección, las manos de Jungkook se posicionaron en la espalda baja del rubio atrayéndolo más a su cuerpo, querían estar lo más cerca posible uno del otro, sentirse completamente, ese había sido su deseo desde el primer momento en que estuvieron destinados a vivir juntos en la misma casa.
Los besos apasionados seguían, estaban disfrutando del exquisito sabor de sus bocas, aquello era nuevo para ellos, más para Jungkook que para Jimin, al menos el rubio había tenido parejas antes y había experimentado un poco, pero el pelinegro no era conocedor de aquellas sensaciones y dejándose llevar por su deso carnal levantó a Jimin del suelo, lo llevó hasta la cama y posicionándose entre sus piernas siguió besando sus labios, rostro y el cuello, lo estaban disfrutando al máximo, principalmente Jimin que nunca había sentido tantas sensaciones juntas y con aquel grado de intensidad, estaba enamorado de Jungkook y mucho, solo esperaba no sufrir por eso.
–Jungkook– jipió intentando separarlo.
–Mmm, ¿Qué pasa?– dijo mientras liberaba su cuello.
–Esto es nuevo para mí, aún no estoy listo– expresó con miedo por la reacción del contrario.
Jungkook se separó y se sentó a su lado.
–No te preocupes, yo te entiendo, también es nuevo para mi, y quiero que estés seguro antes de pasar a más, lo siento, me dejé llevar– sonrió apenado.
–Está bien– se acercó al chico posando su cabeza en el firme pecho– ayer cuando dijiste esas palabras me sentí muy mal, pensé que no me querías.
–Si, se que fui medio torpe, pero en realidad no quise decir eso, y si no lo sabes, ahora te lo digo– se miraron a los ojos– te quiero Park Jimin, y mucho, no te imaginas cuanto.
Esa bella sonrisa que Jungkook tanto amaba ver apareció en los labios de su chico, era tan tierno que daban ganas de nunca separarse de su lado.
–Yo también te quiero, más que a mi vida– se besaron nuevamente pero esta vez explorando cada rincón de sus bocas, llenándose del otro y sin preocupaciones de nada, ese instante, tan solo ese instante querían vivirlo sin problemas.
–Entoces– comenzó el pelinegro– ¿Quieres ser mi novio?.
Esa monda pregunta, misma que quería escuchar desde hace tiempo lo llenó de la más completa plenitud, solo eso le faltaba para ser feliz al lado del chico que más quería en la vida, tal vez no se conocían del todo porque no se había dado la oportunidad para ello, pero ahora todo iba a cambiar.
–Si, si quiero– sus ojos chocolate ahora estaban derretidos por el más puro de los sentimientos, el amor, ese que llega a cambiar la vida de una persona dándole un giro de trescientos sesenta grados a veces para bien y otras no tanto, pero era amor.
–Entonces ya somos novios– dijo Jungkook con su pecho inundado de la más pura felicidad.
–Sí, ya somos novios– respondió.
Las sonrisas presentes en sus labios dejarían ciego a cualquiera que los mirara, porque sí, era lo más resplandeciente que se veía entre esas cuatro paredes.
–Creo que ya tenemos que bajar, nana estará un poco extrañada al ver que no vamos.
–Si, es cierto– intentó levantarse pero Jungkook tiró de él haciendo que cayera encima.
–Mi beso ¿dónde está?– dijo coqueto.
–Eres un caso perdio– sonrió.
–Estoy perdido pero por ti– sujetó su cuello y lo atrajo a sus labios profundizando aún más el beso, nunca se cansaría de aquello, los labios de Jimin era lo más dulce que había probado en su vida.
Luego de unos minutos se separaron.
–Ya, vámonos– dijo Jimin riendo.
–Si fuera por mi no me iba– sujetó al rubio de las caderas.
–Yo tampoco quiero irme pero tenemos que hacerlo, ya, sueltame– dio un pequeño golpe en su hombro.
–Que aguafiestas– dijo soltándolo.
–Pero te encanta este aguafiestas– lo provocó.
–Si, y mucho– lo pega a su cuerpo.
–Jungkook, podríamos bajar ya– rió– no se te puede dar alas.
–Tú eres mis alas.
–Por Dios, ya te perdimos– rió a carcajadas– vamos– lo tomó del brazo y salieron de la habitación con destino al comedor, al llegar estaban todos sentados pero aún sin probar bocado esperándolos a ellos.
–Que bueno que llegas– dice Yoongi refiriéndose a Jungkook.
–¿Pasa algo?– preguntó.
–Si, algo muy grave.
Aquellas palabras alarmaron a todos.
–¿Qué cosa?– expresó nervioso.
–Se acerca un enfrentamiento– dijo Tae.
–¿Qué es eso?.
–Debes enfrentarte al diablo, tenemos que acabar con el caos y la destrucción existentes en el mundo.
–¿Y qué me quieren decir con eso?.
–Que debemos iniciar el entrenamiento.
–¿Entrenamiento?, ¿para qué?.
–Para que el fénix salga de tu interior.
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