Yuuri por fin había traído todas sus cosas, y terminado de instalarse. Ya llevaba un mes conmigo

Ese sábado tendríamos una competencia estudiantil de patinaje. Esa competencia era importante para nuestra reputación como patinadores.

Yo había convencido a Yuuri de que practicara conmigo, con ayuda de Celestino, me costó algo de trabajo, ¡pero lo logré!

Nos esforzamos bastante, formábamos una gran pareja (en la pista, mejor dicho, un equipo, no lo malentiendan).

Él era maravilloso, sobre el hielo era todo un divo, siendo que en lo cotidiano, era algo tímido.

Yo estaba feliz de patinar al lado de un amigo.

Pero éramos jóvenes y libres...

Una fraternidad de deportistas nos invitó ése mismo viernes a una gran Party.

Claro, Celestino el "hombre maduro y aburrido" que nos entrenaba, nos prohibió ir.

¡Pero si somos muy jóvenes para no divertirnos!

Y allí estaba el otro aburrido...

-Si el entrenador nos lo prohibió, es por nuestro bien -dijo mi compañero.

Pero Super Pichit siempre sabe como salirse con la suya.

De nuevo convencí a mi amigo.

Fuimos a la fiesta.

Nos arreglamos casi de traje, y nos bañamos en colonia y nos engomimamos el cabello, dispuestos a conquistar.

Llegamos al edificio de la fraternidad que retumbaba desde calles atrás con la música electrónica a tope.

Tocamos el timbre sin respuesta así que abrió la puerta, pues no tenía seguro, y fuimos atropellados por un grupo de chicos que salían.

Yuuri había preparado galletas, pero al parecer, lo que en ese lugar se consumía, era alcohol y alguna que otra botana. Así que las galletas se quedaron en la mesa.

El ambiente festivo americano, era algo pesado, no es que al otro lado del mundo todo sea intachable, pero no es así.

Tomé una lata de cerveza y otra a Yuuri.

Al probarla la escupí, ¡era horrible!

Mi amigo si la tomó, y yo por hacerme el fuerte seguí bebiendo, pues había chicas cerca.

Y seguimos bebiendo.

La pista de baile, estaba vacía, y mis ojos brillaron para bailar si eramos buenos, y pues los efectos del alcohol elevaron nuestros ánimos.

Jalé a Yuuri, el cual ya no llevaba su saco y corbata, y comencé a bailar sin miedo como en la pista de hielo.

Al principio solo se oían risas, pero después comenzaron a aclararnos.

Nuestros celulares sonaban, pero ninguno contestó, seguramente era el aguafiestas del entrenador.

Las chicas comenzaron a ignorar a los grandullones futbolistas, y nos rodearon.

Y seguimos bebiendo ahora con ellas.

Incluso adivinen quienes ayudaron en la conquista. ¡Mis lindos hijos!
Si los hámsteres habían ido.

Sin darnos cuenta, el sábado ya había comenzado.

Yuuri y yo estábamos abrazados en el suelo al lado de un sofá recargando nuestras cabezas una con la otra, cuando alguien irrumpió en la party.

Si adivinaron, era Celestino con la cara de furia mas fea que haya visto antes.

Nos sacó casi arrastrando y nos subió a su auto.

Nos dió un sermón que apenas y recuerdo, pues estaba borracho.

Nos llevó a su departamento.

Solo dormimos una trws horas y ya estaba despertandonos.

-Buenos días, son las 7:00 am, princesas, espero la fiestesita de anoche no influya en su puntaje-dijo mientras abría la cortina.

Ya había calmado su ira, nos dió sopa caliente, prácticamente en la boca y nos obligó a ducharnos con agua fría. Debíamos estar listos para la competencia.

Pero teníamos que bailar nuevamente.

Nos alistamos con los trajes que nos había conseguido y fuimos a la pista.

Durante el viaje tratamos de dormir, pero el Señor Celestino, no no lo permitió.

Ya en la competencia, dimos lo mejor que teníamos.

No tuvimos el primer lugar, pero si el segundo.

-Felicidades muchachos -dijo nuestro entrenador-Tienen el talento, pero si hubieran respetado las reglas, hubieran llegado mas lejos.
Eso es para tí, Pichit, tu eres el alborotador.

-Pero lo bailado ya no no lo puede quitar nadie.

-Pichit....-me dió un codazo mi compañero.

-Ok, ya entendí.