Capítulo 23. ¿Dónde estás, Tracer?
Era ya bastante tarde cuando entramos en la sala de comunicaciones. Intentamos identificar a los secuestradores con ayuda de las cámaras de la feria que nos habían otorgado los policías. Dos de ellos, los que secuestraron a Tracer, no estaban guardados en el registro de sospechosos. Pero la que apuntaba con el arma era Amélie, que antiguamente era amigos de los agentes de Overwatch. La duda era, ¿para qué querían a Tracer? ¿Qué estarían tramando?
Entonces el ordenador se bloqueó de repente y apareció una cara.
—¿Qué tal, chicos? —dijo una chica.
—¿Quién eres? —preguntó Winston.
—Me presentaré como la chica que secuestro a vuestra amiga.
—¿Tracer? ¿Dónde está? —preguntó el mono enfadado.
—Tranquilo —giró la cámara hacia ella que estaba sentada, atada e inconsciente junto Amélie de pie—, no le haremos nada si cumplís el trato siguiente. Queremos todos los archivos de Overwatch.
—Ni hablar —soltó Winston tajante.
—Cómo quieras, mono —dijo girándose hacia atrás haciendo un gesto a Amélie y esta le propinó un guantazo —estaremos así hasta que aceptéis.
—Winston —dijo mi madre— no podemos dejarla así. Tenemos que ir, tenemos que hacerlo.
—Es Tracer, la que salvaste... —dijo Angela.
Winston asintió a la pantalla y la cara desapareció haciendo aparecer otra cosa. Un mensaje de la ubicación donde se ocultaban ellos. También destacó que no fuéramos todos, que con tres personas eran suficiente. Una para la entrega y otras dos para desatar y coger a Tracer. Nos pusimos manos a la obra pero Winston ideó un plan.
—Angela, Fareeha. Iréis vosotras. Llamaré a un tercero.
—¿Nosotras? ¿Por qué? —pregunté.
—Porque vosotras habéis estado más tiempo juntas y sabéis hacer equipo. Además, se podría decir que así arreglareis vuestro pequeño error —dijo mirando a Angela con decepción.
Todo el mundo sabía todo lo que habíamos hecho en la feria porque contamos toda la linea cronológica de ayer de todo lo que había sucedido. Angela fue la única que realmente no estaba en su posición ya que se encontraba sola aunque ya estuviéramos apunto de irnos.
—¿Quién es el tercero? —pregunté.
—Dejad que haga una llamada —dijo el mono dirigiéndose al ordenador.
—Hey, ¿qué tal Winston? —dijo... ¿Mccree?
—Mccree, te necesitamos. Es urgente. —dijo el mono.
—Dime que me echas de menos y vuelvo —dijo Mccree riéndose.
—Han secuestrado a Tracer.
—Hmmm... —vi como Mccree se puso serio —dime a dónde tengo que ir.
—No vas a ir solo, esta vez vas acompañada de dos agentes. Una ya la conoces y la otra es la hija de Ana Amari —dijo el mono enfocándonos.
—¿Qué tal, rubia? Y la hija de Ana Amari, que grande está —dijo Mccree sonriendo.
—Si consigues a Tracer de vuelta, te retiramos todos los cargos y dejarás de estar en busca y captura.
—¿Dónde nos vemos chicas? —dijo con tono acaramelado.
—En París —soltamos al unísono.
Mccree hizo un gesto de confirmación, apagó la pantalla y le envío un mensaje a Winston de que fuéramos cuanto antes al aeropuerto. Nos fuimos para equiparnos. Me puse mi armadura y cogí mi arma. Mi madre entró a mi habitación y me abrazó diciéndome que tuviese cuidado. Winston nos llevó al aeropuerto y nos dio unos pinganillos por si la cosa se ponía tensa.
Llegamos descansadas ya que pudimos dormir un poco en el avión. Vimos el amanecer en París. Y vimos a Mccree en la puerta de salida del aeropuerto. Él llegó antes que nosotras.
—¿Qué tal? Cuanto tiempo, chicas —sonrió Mccree.
—Te veo bien —dijo la doctora.
—¿Cómo estás con lo de Genji? —preguntó el vaquero.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó la rubia asombrada.
—Sabes que esté donde esté me entero de todo.
—Bueno... No estoy al 100% pero... Estoy bien —dijo Angela con voz apenada.
—Y tú... —dijo señalándome—. ¿Cómo está la pequeña de Ana Amari?
—Estoy bien, pero estaría mejor coger a Tracer e irnos.
—Pues manos a la obra —soltó el vaquero con una sonrisa y nos fuimos por la puerta.
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