Capítulo 21. Preparados para la feria
Salimos de la habitación. La verdad es que me sentía un poco aliviada de que no terminara mal. Aunque a veces parece que tengo quince años. Anda que no sentir nada de amor hacia nadie a estas alturas. Pero no lo veía como una necesidad. No quiero buscar a nadie y si surge, lo sabré.
Hicimos tonterías como siempre por los pasillos. Parecía que no había pasado nada, hasta me resultaba raro pero estaba feliz y también quería que ella lo estuviera. Tracer nos vio y se unió a nuestras tonterías. A lo mejor es verdad que tengo cinco años porque corríamos por los pasillos jugando al pilla-pilla.
—¡Fareeha! —Gritó mi madre—, ¿cómo se te ocurre correr por los pasillos? No tienes cinco años. —Vi que detrás estaban Winston, un poco serio, y Angela sonriéndome.
—¡Tú la pillas! —Toqué a mi madre y me fui corriendo, haciendo que Brigitte y Tracer corrieran conmigo—. ¡Venga, que no os pille la ogro, que os hará cosas horribles!
—¡Pharah, te vas a enterar! —Eché un vistazo hacia atrás y vi que me seguía.
—Chicas, basta de juegos... —Intentó Winston mantener la calma pero sin éxito.
—Dejales, grandullón. Además, piensa el Fareeha y Ana. Por fin están juntas de nuevo, como madre e hija como si el tiempo no hubiera pasado. —Pensó Angela con añoranza recordando aquellos momentos.
Nos dispersamos cada una por un lado, pero mi madre claramente iba a por mí. Corrí tanto que me tropecé y me caí. Mi madre en vez de gritar con alegría paso a gritar de angustia.
—¡Cariño! ¿Estás bien? —Dijo preocupada mirándome la herida.
—Claro que sí —La miré con ternura y sonriendo—. Echaba de menos que me regañaras y a la vez te preocuparas por mi.
Me abrazó al momento y yo le correspondí. Nos quedamos un buen rato. La verdad es que la echaba de menos a todas horas desde que desapareció y ahora que la tengo conmigo parece que echarle de menos se convirtió en un hábito y cualquier acto me volvía muy sensible y se me empaparon los ojos, aunque me los sequé rápidamente con la excusa de que me picaba el ojo.
.
Cuando por fin comimos, nos fuimos a entrenar para la velada de esta noche. Aunque más que entrenar Lucio, Dva, Brigitte, Mei, Tracer y yo nos pusimos a hablar de todas las posibilidades de montarnos en las atracciones y beber un poco. Era muy gracioso que todas fuéramos chicas, a Lucio le decíamos que sería el perfecto amigo gay de estas relaciones y él se reía, así que no se tomaba a mal la coña. Cuando ideamos un plan apareció Reindhart por nuestra espalda.
—Chicos, ¿estoy oyendo bien? ¿Sí? ¿Vamos a estar cada uno con su pareja? Ajá, claro que sí. —Dijo con un tono enfadado.
—Sí, Reindhart. —Dijimos todos al unísono.
—Lucio, Dva. Id para vuestro sitio. Cariño—dijo Reindhart dirigiéndose a Brigitte—, vamos que tenemos mucho que hacer. Y los demás encontrad a vuestra pareja.
—Sí, Reindhart. —Volvimos a contestar igual.
Me despedí de todos pero nos hicimos señas de que luego hablaríamos de como escabullirnos. Cuando me giré justamente me choqué con Ángela y la veía bastante enfadada.
—¿Acabas de cumplir 16 años?
—¿Y tú te acabas de convertir en mi madre? —le sonreí.
—No te pases de la raya. —Me miró desafiante, pero vi que también se le escapaba una sonrisa mientras se giraba.
—Bueno, madre... ¿qué tenemos que practicar? —dije burlándome.
—Esto —se giró y me dio con la tabla de apoyo en la cabeza—, es el protocolo que tenemos que seguir. Normalmente, en sitios así, es poco probable de que pase algo grave pero nunca se sabe. Simplemente daremos vueltas como si fuéramos una pareja más de la feria.
—¿Tenemos que actuar como pareja? —Pregunté ruborizada, tapando mis mejillas con el informe.
—No. Tenemos que ir como si fuéramos dos personas más. Pero de guardia.
—Ah—suspiré—, entiendo.
—¿Estás decepcionada porque no es una cita?—me dio la sensación de que me sonrío pícaramente.
—¿Qué? No, no—me giré porque me estaba poniendo nerviosa y no sabía porqué.
Se echó a reír, y yo suspiré y mantuve la calmé. Empezamos a leer los informes. Me gustaba ver cómo se ponía seria, pero seria como de cara de concentración. Como si estuviera leyendo atentamente punto por punto todas las pautas a seguir. Trasmitía paz y tranquilidad. Me miró de reojo y aparté la vista para que no me pillara, y tuve la sensación de que acto seguido ella sonrió pero no estaba segura de que lo hubiese hecho. «¿Por qué me costaba mantener el contacto?», me pregunté. Y así pasamos la tarde hablando entre todos, para ver qué ruta teníamos que seguir, como si la feria fuera un circuito e ir detrás unos de otros, y que apenas coincidiéramos para estar atentos a todos los puntos de vista de la feria.
—Chicos. Id a verstirse. Ya llega la hora. —Señaló Winston.
—Winston, ¿podemos tomar aunque sea una copa? —Suplicó Torbjorn.
—Una y nada más. Recordad que ante todo estáis de servicio. —Se agitó las gafas con la mano.
Nos fuimos cada uno a nuestra habitación. La verdad es que no sabía que ponerme y no quería ir en traje otra vez, además que no tenía camisa ya que Ángela me la había roto en aquella misión. Estuve intentando conjuntar pero no tenía ni idea. Todo lo que me ponía parecía que iba a de compras un martes por la tarde o a tomar café un viernes por la mañana. Estaba un poco desesperada, incluso escuché que Hammond se iba a poner traje y era un simple hámster. Cuando estaba apunto de rendirme, alguien tocó mi puerta.
—Cariño, ¿puedo pasar?—abrió mi madre.
—Sí. ¿Qué pasa, madre? —pregunté preocupada.
—Quería darte esto —dijo mientras me daba una caja plana y grande.
—¿Qué es esto? —pregunté curiosa.
—Ábrelo—me sonrió—, espero que te guste.
Cuando lo abrí me quedé impactada. Era un mono azul precioso de tela crepé. Miré a mi madre y me dijo que tenía uno parecido, que tenía muchas ganas de ir conjuntadas. Se fue para yo vestirme y llamé a Dva y a Mei para que me maquillaran.
—Hoy vas con Angela, ¿no? Otra vez. ¿Estáis mejor? —preguntó Mei.
—Sí, la verdad es que estamos mucho mejor. ¿Tanto se notaba la tensión?
—Pues la verdad es que sí, y con lo de tu madre... —dijo frunciendo el ceño—. ¿Sabes que en todas las misiones ha dado la casualidad de que te han puesto con ella? —dijo Dva riéndose.
—Es verdad, no lo había pensado. —dije mirándome al espejo.
Escuchamos como Winston estaba dirigiendo al equipo. Nosotras nos fuimos levantando cuando Reindhart apareció por la puerta.
—Chicas, ¿estáis listas? —preguntó el hombre fuerte.
—Os habéis puesto de acuerdo en vestiros. —Dije viendo a los tres con quimono.
—Sí, y estamos muy guapos. —dijo Reindhart orgulloso.
Yo me reí y acto seguido fuimos saliendo de mi habitación. Quedamos todos en el jardín para partir ahí. Vi a mi madre y fui para abrazarla. Brigitte se acercó a nosotras. La verdad es que me quedé mirándola porque fue algo provocativa: sin vestido ni traje, simplemente con un top y unos pantalones muy ajustados, con unos tacones altos. Aunque Tracer si que ni iba ni vestida: iba con un chándal, como si le diera igual la feria pero se la veía ilusionada por ir.
—Bueno, vamos, ya estamos todos. —dijo mi madre al ver cerrar la puerta a la última persona que apareció por la puerta.
Angela. Mi corazón de repente dejó de bombear oxígeno. Iba preciosa, con un vestido negro que dejaba su pierna entre verse por la tela. No podía parar de mirarla, pensaba que no había nadie más y que ella estaba como si desfilara por una pasarela. Mi madre me dio un golpe en el hombro, pero no me inmute. Vi como Angela daba cada uno de sus pasos hacia mi hasta que estuvo delante mía. Esta vez no era capaz de dejar de mirarla.
—¿Estás bien? —me dijo la doctora preocupada.
—Estás muy guapa. —le solté sin pensarlo.
—Gracias, tú también estás muy guapa. —me dijo sonriendo.
—¿Vamos? —interrumpió Brigitte.
Brigitte me cogió del brazo con la excusa que mientras fuéramos con los más 'jóvenes'. Miré hacia atrás mientras me arrastraba y Angela me sonrío agitándome la mano como diciendo adiós. La verdad es que tenía ganas de estar con ella, no sé porqué pero luego pensé que estaría con ella toda la noche. Brigitte no paraba de sobarme el brazo, se me iba a caer de tanto sujetarlo. Lucio no paraba de cantar en el camino haciéndose el chulo y bailando a lo moonwalk con su gorro. Entonces empezamos a idear el plan para escabullirnos un rato.
—Como Lucio y Dva van juntos, no hace falta que se inventen una excusa—dijo Tracer—, y yo como estoy con Mei también podemos escaparnos. Tú podrías decirle a tu tío que necesitas cambiarte o algo, no se va a dar cuenta. Y tú podrías hacer como que te sientes mal o algo.
—Es doctora. —dije echándome la mano a la cabeza.
—Pues Brigitte podría fingir que le pasa algo y que vaya hacia vosotros y que tú saques tu fuerza para llevar a Brigitte y te reunes con nosotros en la noria —dijo Tracer señalando el mapa.
—Y su tío me dirá que para que la voy a llevar yo si está él —dije rompiendo otra vez su plan.
—Joder, podríais haber seguido juntas —dijo Dva.
—¿Se lo has contado? —pregunté un poco enfadada—. ¿Cuándo?
—Vives a veces en tu cueva y yo muchas veces salgo para ver a otras personas —dijo burlando—. ¿No me puedo desahogar? —me dijo protestando.
—Chicos —interrumpió Winston—, cada uno con sus parejas que estamos llegando.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro