Capítulo 13. Explícame que sucede
Todos quedaron impactados por un momento. Creían que iba a decir que no cuando justamente quería todo lo contrario. Entonces Winston caminó hacia Ana y le quitó las esposas. Mi madre se tocó sus muñecas ya que le dolía estar tanto tiempo con las esposas. Todos nos pusimos alrededor de mi madre, mientras esta se sentaba en una silla.
- Lo siento, soy muy mayor ya para estar de pie. - Sonrío Ana levemente.
- Te escuchamos. - Winston le informó.
- Empezaré por el principio. Cuando la crisis omnica obligó a disolver Overwatch empecé a entrar un poco en pánico. Pensaba que esto era el fin: había más crímenes, había más enemigos... Tenía miedo de que fueran a por ti. - Me miró. - Por eso me marché. Pensé que si los agentes de Overwatch se habían ido, ya no habría protección en la ciudad. No quería que nadie te tocara. Estabas en una zona tranquila, nadie te podía hacer daño, y si iba y descubrían que estaba allí irían a por mi, o pensaba que si sabían que tenía una hija, irían a por ti. Lo siento mucho, cariño. De verdad que siento abandonarte, pero lo hice para protegerte.
- No te estamos juzgando el por qué me abandonaste. Te estamos juzgando por tus delitos. - Dije mirando al suelo.
Entendía a mi madre, creo que yo también hubiese hecho lo mismo, así que no la culpo por eso. Lo único que quería saber era si tenía tanto miedo del crímen, porque se involucró de esa manera.
- Sigue, madre. - Le exijí.
- Estaba un poco en shock por todo lo que estaba pasando. Así que después de unos años no tenía nada. No tenía a nadie. No podía acudir a ninguno de vosotros porque no tenía la forma de cómo comunicarme. Y todo lo que hice y he hecho hasta ahora fue por desesperación.
- ¿Desesperación? ¿Matar a personas es desesperación? - Dijo Angela con un tono de enfado.
- Mirad. Sé que lo que he hecho no está bien. Sí, fue por desesperación. Quise encontrar cobijo en un sitio y esos dos gamberros me ofrecían casa y comida a cambio de que les acompañara en su viaje y les ayudara. Y no sé de dónde sacáis de que he matado a gente. No he tocado el pelo a nadie salvo a mi hija, que sabía que era ella y sabía como se iba a mover. Jamás he matado a nadie. Lo más grave que he hecho es dejar k.o a una persona y fue solo una vez. Pero de verdad, jamás he matado a nadie.
- ¿Y tenemos que creerte? - Angela continúo con su interrogatorio.
- Angela, sabes que jamás lo haría.
- Casi matas a tu hija haciendo que se desprendiera desde el aire. Cayó en picado y además... - Continúo Angela.
- Cállate ya. - Intervine.
Todos se quedaron mirando perplejos. Es normal, fui muy directa y tajante. Pero es que estaba harta de que se pusiera así. Pienso que si Genji no hubiese fallecido no estaría ni preguntando. Sé que suena cruel, pero me da esa sensación y no lo aguanto más.
- ¿Crees semejante cosa? - Replicó Angela.
- Mi madre me enseñó de que no servía para nada mentir, tarde o temprano se descubriría la verdad. Así que he pensado una cosa. Llamar a tus amigos y que nos confirmen tu historia.
- ¿Y después la dejarás libre, Wiston? - Angela se dirigió a Wiston enfadada.
- No. Obviamente pagará las consecuencias. Pero sí es todo verdad, su delito es menor.
- Además, se podría decir que lo hizo más por obligación que por placer. - Añadió Tracer.
Entonces Ana, Wiston y yo fuimos hacia la comisaria. Tenía tantas ganas de que se acabara el día porque se estaba haciendo eterno.
Cuando llegamos, pasamos directamente a la sala de interrogatorio con los dos criminales. Nos sentamos enfrente de ellos y empezó la conversación Junkrat.
- Ana, Ana, Ana... ¿qué tal estás? Parece que bien, ¿no?
- Cuentales porque me uní a vosotros.
Junkrat me miró sonriendo y yo le contesté con una cara seria.
- Porque querías asesinar gente. - Dijo con un tono burlón.
- ¡Sabes que eso no lo he hecho! - Gritó mi madre.
- ¿Cómo que no? Mataste aquella mujer con una tez de color poco común. - Sonrío.
- Me disparó ella a mi, por eso tengo este parche. Junkrat, di la verdad. No quiero...
- Junkrat, no me conoces... o eso creo, pero di la verdad. Necesito oírlo. - Dije harta de la situación.
- Eres Fareeha, ¿verdad? - Dijo ya con un tono serio mirando hacia mi madre la cual ella asintió. - Tu madre es muy buena. Tan buena que no sé ni porqué accedió a unirse con nosotros. Es decir, sí lo sé pero... Es muy buena. ¿Sabes lo que te quiero decir? Perdón. Tengo problemas de comunicación. ¿Se nota? Empezaré de nuevo.
- Tranquilo. Sé directo, no hace falta que entres en muchos detalles. - Dijo Wiston calmandolo.
- Digamos que obligué a tu madre a cumplir mis órdenes. Ella no ha hecho nada, simplemente obedeció porque no tenía otra opción. - Miró a Ana y luego miró hacia sus manos esposados en la mesa.
- Me quieres decir que mi madre dice...
- La verdad. - Junkrat sonó tajante. - Se unió a mi solo por tener casa y comida. Solo le daba unos céntimos para que se comprara el periódico por si aparecías de casualidad en alguna de sus páginas. Tu madre nunca le haría ningún daño a nadie, procuraba no hacerlo. Incluso me dijo: 'esta podría ser mi hija, no sé cómo está ahora porque habrá crecido y mucho, la manera más fácil de reconocer a mi hija sería luchando con ella'. Ah, y por cierto... - Se dirigió a Ana. - Enseñale a tu hija como de desgastada tienes la foto de tu bolsillo. - Sonrío.
No había más que hablar, mi madre decía la verdad y le dieron la libertad condicional. Solo podría pasearse por la base pero me conformaba con eso. Por fin volví a casa, a mi hogar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro