Por fin después de un eterno tiempo, llegaron todos. Brigitte nada más verme me abrazó. Winston ya les había comunicado de antemano de la existencia de mi madre y por eso vino sin preguntar. Todos se quedaron mirándome sin decir absolutamente nada. Me sentí un poco incómoda pero también lo veía normal, era mi madre. De repente se abrió la puerta de la sala y apareció Winston con Ana.

— Hola chicos. — Ana intentó sonreír, pero todos miraban con cara de decepción.

— Ya sabéis porque estamos reunidos aquí. — Dijo Winston serio. — He pensado en que podríamos votar todos juntos. Si sale mayoría un sí, le quitaríamos los grilletes a Ana y escucharemos su historia y ya vemos lo que hacemos. En el caso contrario se irá por la puerta pequeña junto con la policía.

— Pues ahí va mi voto: no. — Dijo Angela muy tajante.

— Yo sí quiero escucharla. — Reindhart miró a Ana con tristeza.

— Yo también la quiero escuchar. — Dijo Brigitte, pero mirándome a mi.

— No. Me. Interesa. — Dijo el robot que era controlado por Hammond.

— Lo siento, pero yo tampoco. — Dijo Lucio con tristeza mirando a mi madre.

— Yo quiero saber lo que está pasando. — Dijo Torbjorn.

— Lo siento, lo siento, lo siento... pero no. — Dijo Mei mirándome casi sollozando.

— Alguien me enseñó que luchábamos por los nuestros, pasara lo que pasara. Así que quiero una explicación. — Dijo Tracer.

— Yo también, para eso estábamos esperando. — Confirmó Dva.

— Obviamente yo también quiero saber lo que pasa, Ana. — Dijo Wiston con un tono tristón.

— ¿Y tú, habibti? Tú desempatas. Cinco síes y cinco noes. Así que tú decides, pequeña.

Todos me miraron esperando una respuesta. Yo sentía que me iba a desmayar de tanta presión que tenía encima. «¿Por qué debería yo desempatar?», me pregunté. No tenía claro de que hacer y solo miré a Angela. Me giró la cara como que no quería saber nada. Veía mucha tensión en el aire y no quería tomar otra vez decisiones erróneas. «¿Y si pasa algo? ¿Y si se lo inventa?», muchísimas preguntas vinieron a mi cabeza. Como confiar en una persona que ha finjido su muerte, que no has vuelto a ver durante mucho tiempo. Que te abandonó. Te dejó el corazón roto. Sola. ¿Cómo puede atreverse a llamarme pequeña? Estoy muy confusa.

— Yo... — Vi que todos clavaron las miradas a mis ojos. — Madre, no quiero saber nada de ti...

— Entonces, decid...

— Pero quiero saber dónde has estado y por qué estás haciendo esto.