Todos miramos perplejos ante esta sorpresa. ¿Mi madre? ¿Qué demonios ha pasado?

— Dejadme que os explique. Pero antes soltadme. — Dijo Ana Amari.

— Ana Amari. Delincuente nº2453... — Empezó anotar el mono.

— Winston, por favor... — Suplicó Ana Amari.

— ¿Madre? ¿Qué quieres que haga? ¡Eres una delincuente! Casi me matas. Pensaba que habías matado a Angela. — Me estaba poniendo muy nerviosa y furiosa. — ¿En qué estabas pensando? ¿Quieres que hagamos como si no hubiera pasado nada?

— Si me soltáis, os lo explicaré.

— Winston, ¿qué debemos hacer en estas situaciones? — Preguntó Tracer.

— ¿De verdad os estáis preguntando eso? — Empecé a lagrimear.

De repente noté una mano. Miré hacia mi mano y recorrí el brazo de la otra persona que resultó ser Angela. Me puso cara de preocupación y entendí que me tenía que calmar, y miré hacia el suelo. Winston se quedó pensando en la oferta de mi madre. Si la deteníamos, no sabremos su historia. Pero si le quitábamos los grilletes, podría hacer cualquier cosa ya que después de esto no se fiaba de ella. Lo consideraba traición. Entonces hizo lo que pensaba que era correcto.

— Ana, esto no depende de mi. Dependerá de todo tu antiguo equipo. Cuando vengan decidiremos que hacer contigo. De mientras estarás en una habitación...

— Blindada, con solo una cama, una rejilla para que entre oxígeno. — Terminó Ana la frase.

La sala se despejó, Tracer acompañó a Junkrat y Roadhog a una sala y esperó a que la policía llegase, y Lucio fue a llevar a Ana. Wiston me miró preocupado, le hice una mueca de que no debería y me miró con un gesto de ¿estás segura?, y afirmé moviendo mi cabeza sin ganas. Se volteó y volvió con lo suyo para comunicarse con el otro grupo. Dva me ofreció compañía pero se lo negué y le dije que se marchara con Mei. Entonces cogí aire y salí de aquella sala dirigiendome hacia mi habitación y Angela me acompañó.

— Es duro, pero es la realidad. — Me dijo Angela directa, con un tono muy frío.

— La verdad es que quiero saber que está pasando. — Dije preocupada y muy confusa.

— Sea lo que sea acéptalo. Ya no hay marcha atrás. Tu madre murió el día que te abanonó.

— ¿Me estás diciendo esto en serio, Angela?

— Fareeha, es duro. Pero aunque sea tu madre ha hecho cosas imperdonables. A saber cuánto tiempo lleva con ellos. A saber a cuantas personas ha ejecutado. A saber cuanto dinero ha poseído.

— Es mi madre, ¿no entiendes eso? — Empecé a llorar.

— Deja de llorar, no vas a solucionar nada así. No deberías haberte unido aquí porque nunca sabes lo que te puedes encontrar.

— ¿Lo dices por Genji?

— ¿¡A qué viene eso!? — Se paró en seco enfrente mía con una cara muy enfadada.

— Que lo único que haces es pagar tu dolor con los demás. A lo mejor no deberías haberte unido tú, sino Genji no hubiese sido asesinado.

Me pegó un guantazo llorando. Nada más me lo dio miré para abajo, pensando en todo lo que había dicho estuvo mal. Hasta pensé que debía habermelo dado más fuerte. Y escuché como se giró y se iba yendo, supongo que a su consulta.

— Angela, yo... — Intenté disculparme.

— ¡No quiero volver a trabajar contigo, espero que nunca jamás me toque contigo! — Me dijo gritando desde lejos.

Mi corazón se agrietó. Sentí más dolor en escuchar eso que decubrir que mi madre seguía viva haciendo crímenes. Pensé en tomar un poco el aire en vez de ir a mi habitación y reflexionar todo lo que ha pasado en este maldito día y como solucionarlo todo. Quiería encajar todas las piezas en su sitio pero había muchas incógnitas, así que solo me quedaba esperar.