Ritual de invocación

NARRADOR OMNISCIENTE

La luna menguaba en su sitio, anunciando la más esplendorosa noche. Mientras que Jungkook se encontraba en el cuarto de Taehyung, observándolo escribir una carta que le llevaría al día siguiente. Cada día le llevaba una, en cada una le narraba algo diferente, entre esas diferencias siempre decía extrañarlo y esa añoranza era la misma que Jungkook sentía por él.

El ángel de la muerte se encontraba a su lado, a la espera de poder llevarlo consigo; pero ver a Tae tan triste, anhelándolo cada día, le impedía marcharse. Quería hacer algo por él antes de que su alma abandonara el plano terrenal. Quería que su tristeza se transformara en felicidad y que sus ojos adquirieran ese brillo que le hizo enamorarse perdidamente de él.

Un tun-tun en la puerta de su cuarto hizo a Taehyung sobresaltarse, estaba muy concentrado escribiendo.

—¡Adelante!

—Hola hijo —saludó su padre al entrar—, me iba a acostar cuando vi las luces encendidas. Debes descansar Tae.

—Estaba escribiéndole otra carta.

—Hijo no me gusta verte así —dijo el hombre con tristeza.

—Pues entonces regresa a tu casa —la molestia en su voz era casi palpable—, y déjame solo.

—Tae…

—¡No! Ya te lo he dicho mil veces. Lo necesito —su voz se quebró—, no sabes cuanto quisiera verlo aunque sea una vez, solo una. Por eso —se levantó de la silla donde se hallaba sentado, encendió el ordenador frente a él con algo de torpeza y la pantalla se iluminó, enseñando un dibujo extraño en un documento Word—, he buscado en internet. Existe un ritual para invocar a un espíritu. Yo lo voy a hacer.

—Taehyung espera —el hombre se aproximó para mirar en el ordenador—, espera hijo. ¿Un ritual? Esas cosas no existen.

—Papá, ¿lo olvidaste? Desde pequeño yo veía fantasmas. Así que voy a invocarlo. Lo necesito, ¿no entiendes eso? —llevó una mano a su cabeza y revolvió sus cabellos, nervioso y desesperado—, a-además, hace tiempo que siento una presencia en mi cuarto, de hecho dos, y he visto sombras extrañas.

—Tae, hijo —trató de tomarle una mano pero no pudo, fue esquivado—, por más que te niegues a aceptarlo Jungkook se ha ido, ¿pero sabes?, él de una forma sigue vivo.

—¿Vivo?

—Sí, dentro de tu pecho —colocó una mano en el pecho de Taehyung, sobre el lugar donde se encontraba su corazón—, en ese sitio que bombea vida dentro de ti.

Una lágrima descendió por su mejilla derecha y bajó la cabeza, su llanto se hizo presente y su padre lo abrazó, acariciándole la cabeza.

—Jungkook, mientras ese humano siga anhelando tu presencia en este mundo, nunca podrás abandonar el plano terrenal —le habló el ángel, observando la escena junto a él.

—Pero ángel…

—Él debe dejarte ir —continuó—, para que así puedas partir en paz, porque si tu alma pasa mucho tiempo en este plano, desaparecerás para siempre, y no podrás reencarnar.

—¿Puedo reencarnar?

—Claro que sí, pero si no te vas ahora, en la otra vida, nunca podrás encontrarte con él.

—Está bien —dijo en lo que pareció un suspiro—, pero antes, haz algo por mí querido ángel. Déjame mostrarme ante él.

—No —el ángel miró a Jungkook y se echó para atrás.

—Solo una vez, por favor —colocó sus manos en forma de oración y miró al ángel suplicante.

—No sabes lo que me estás pidiendo, es demasiado arriesgado.

El ángel negaba una y otra vez; podía cumplir con lo solicitado por Jungkook, pero si lo hacía, esto podría generar problemas en su reencarnación o, de alguna manera, pagar un precio muy alto en la otra vida, o tal vez no. Al final, solo Dios, tomaba esa decisión. Pero de pronto sus plumas se agitaron suavemente, sin que Jungkook se percatara, y solo el ángel sabía lo que eso significaba. Una orden le había llegado, una que lo sorprendió. Y, cuando las luces del cuarto fueron apagadas, arrancó una de sus plumas y sobre un papel en blanco, escribió una carta para Taehyung; sin embargo, lo que en ella plasmó, fue realmente Jungkook quien le dijo, aquellas palabras de amor.