
Capítulo uno
Phantasmagoria:
1.1. Ilusión de los sentidos o figuración vana de la inteligencia, desprovista de todo fundamento.
Suele caminar con cara de pocos amigos a través de las calles mientras escucha gritos de las personas de fondo. Rueda sus ojos.
—Es tan aburrido. —responde observando la casa embrujada que suele dar apertura todos los años, para las mismas fechas.
31 de Octubre.
— ¿No crees que en estas fechas realmente se abren los portales para los muertos, hermano? —interrumpe un pelirrojo a su lado, sonriente.
Katsuki le mira hastiado. — ¿También crees en la mierda del ratón de los dientes o el obeso mórbido que según entra por las chimeneas?
Eijirou parpadea. —Obeso mórbido... —responde instantáneo a la vez que sonríe. — ¡Nunca había escuchado que le llamaran así a Santa! —exclama enérgico a su lado. —Se supone que todo lo que pasa es a causa de la magia. —añade.
Bakugou golpea la palma de su mano en contra su frente. —No lo dirás en serio...
Eijirou le sonríe. —Hablo muy en serio. ¿No crees que los portales el 31 se abren con mayor facilidad que el resto de los días? —insiste.
Bakugou guarda silencio un segundo, parece pensarlo, pero realmente no está pensando una mierda. —Por supuesto que no, idiota.
— ¡Ven conmigo esta noche! —invita Kirishima. — ¡Tengo un amigo que es ocultista y abrirá el portal para divertirnos un poco!
— ¿Hah? ¿Por qué debería perder mi tiempo en una mierda así?
Kirishima le mira neutral. — ¿Es que acaso tienes miedo de ver algo que desafíe tus creencias limitantes?
Los ojos rojizos de Bakugou empequeñecen un poco al escucharle decir eso. — ¿Realmente crees que con decirme eso lograrás hacerme cambiar de opinión? —responde sacando su teléfono. —No suelo perder mi tiempo en estupideces sin sentido como esas, pero seguro y mañana me cuentas qué tan... —extiende sus dedos con gracia. — "Terrorífico" te la pasaste en la noche en ese juego de pubertos. —agrega doblando por la calle ensimismado al teléfono, dejando al pelirrojo solo.
Kirishima frunce levemente el entrecejo mientras le observa perderse por las calles. —Realmente se sintió amenazado por lo que le dije. —murmura pensativo mientras inclina sus hombros. —Ya qué. —añade continuando su camino, ignorando completamente un alboroto que se escuchó a la lejanía.
...
Refunfuña pateando piedra que ve por el camino con sus manos en sus bolsillos.
— ¿Creencias limitantes? ¿Quién mierdas tendría creencias limitantes? —gruñe evidentemente molesto. —Pelos de mierda y sus estúpidos juegos, yo no tengo una puta creencia limitante, y tampoco me da miedo, para nada. —añade observando hacia el parque, notando como el atardecer pasa rápidamente al anochecer. —A mi nada me da miedo.
Se sienta en la primera banca que encuentra y azota su bolso en ella con ira, mientras escucha los niños jugar a su alrededor. —Que le den. —agrega cruzándose de brazos. —Hay cosas más importantes por hacer que ese tipo de estupideces.
Las nubes con tintes violetas rápidamente oscurecen, dando entonces protagonismo a los faros de luz que envuelven al parque en tonalidades cálidas, a pesar de que para el otro lado de la calle el color del vacío abunda.
De pronto, comienza a sentir mucho sueño y por algún motivo, siente un dolor punzante de vez en vez sobre su cabeza, pero lo ignora.
Sus ojos abren cuando de pronto siente a una persona frente a él. Es un chico de cabellos y mirada esmeralda que le ve apacible, trae una capa sobre él que cubre un poco sus ojos, mas puede percibir con claridad sus pecas y sonrisa melancólica.
— ¿Qué demonios quieres? —sale de sus labios de forma instantánea sin pensarselo demasiado, mientras agudiza su mirada por un dolor más fuerte en su cabeza.
El chico le mira tranquilo y no emite respuesta alguna, Bakugou impacienta. — ¿Eres mudo o qué? —agrega cogiendo su bolso con intenciones de largarse de ahí.
El joven extiende sus manos frente a él. — ¿Dulce o travesura? —inquiere dejando notar su voz cálida.
— ¿Hah?
— ¿Dulce o travesura? —insiste dando un paso hacia adelante invadiendo el espacio personal del rubio ceniza.
Bakugou frunce el entrecejo. —Ve a comer mierda. —responde instantáneo levantandose a mala gana comenzando a caminar por el parque, pero irrita cuando siente que no son los únicos pasos los que escucha. Mira por el rabillo del ojo y nota como el joven pecoso le sigue.
Chasquea la lengua. — ¿¡Que no me escuchaste!? ¡No me sigas!
—No puedo hacer eso. —responde el pecoso dando un salto y quedar ahora a su lado. —No si no juegas conmigo antes. —agrega.
Bakugou le mira incrédulo. — ¿Jugar? ¿Por qué demonios querría jugar con un sujeto extraño como tú? —agrega observandole con mayor detalle. —Un sujeto que salió de una alcantarilla, apestas a mierda. —añade con desagrado cubriendo su nariz, mientras observa los ropajes del pecoso en mal estado.
El chico parpadea mientras se mira a sí mismo. —Oh... Lo siento, no he podido hacer algo con esto hace ya un tiempo. —sonríe mientras rasca su mejilla pecosa. —Soy Midoriya Izuku... —se presenta saltando frente a él. — ¿Y tú?
Bakugou da un paso hacia atrás en respuesta al salto de Izuku y gira su mirada, no entiende por qué, pero de pronto las punzadas se calman cuando le mira. —Bakugou. —responde seco mientras continúa avanzando.
— ¡Bakugou-kun! —exclama enérgico el pecoso mientras camina a su lado con sus manos tras su espalda. — ¿Qué es lo que hacías en el parque? —inquiere curioso.
Bakugou nota como la noche que hace poco estaba despejada, ahora es invadida por una neblina casi palpable de lo densa que está. —Descansando, yo que sé. —responde neutral y algo confundido observando a sus alrededores. —Ya no hay niños. —responde notando como los niños que jugaban y corrían a través del parque ya no persisten.
—Bueno, ya es muy tarde para que sigan por aquí, ¿no? —responde Izuku a su lado. —Bakugou-kun, ¿crees en los fantasmas?
Bakugou rueda sus ojos con cansancio. —Otra vez con la misma mierda. —dice cansado. — ¡No me interesan los cuentos fantasiosos o ese tipo de estupideces! —exclama permitiendose alterarse.
—Entonces... ¿crees en las ilusiones ópticas? —insiste el pecoso mientras de sus manos hace un movimiento ascendente generando una brisa de colores esmeraldas.
Bakugou se queda perplejo ante lo que acaba de ver y de forma inmediata frota sus ojos. —Qué demonios. —dice notando como las trazas de lo que sea haya hecho el chico sigue ahí, en el aire.
Izuku sonríe. — ¿Y si te dijera que la realidad es que nada de lo que te rodea es real? —inquiere frente a él. —Que todo se trata de una ilusión, todo lo que te rodea, todo lo que sientes, todo.
El rubio ceniza se queda detenido en su lugar con sus manos en sus bolsillos, su rostro neutral parece querer demostrar sorpresa, mas no logra formular ningún tipo de emoción por lo que escucha.
— ¿De qué demonios estás hablando de pronto? —inquiere observando a todo su alrededor notando como la neblina les invade y apenas puede percibir al chico frente a él. — ¿En dónde estamos? —agrega sintiendo como su corazón azota comenzando a sentir miedo.
Miedo a lo desconocido.
De Izuku una sonrisa nace. —En el limbo.
Los ojos de Bakugou abren perplejos.
—Bakugou-kun... ¿Por qué crees que te duele tanto la cabeza de pronto? —inquiere el pecoso comenzando a flotar, dando círculos sobre su silueta. — ¿Por qué crees que de pronto te ha dado sueño? ¿Por qué?
El corazón del rubio ceniza azota contra el pecho y de forma inconsciente toca su sien, en cuanto baja su palma, nota como tiene trozo de carne, cráneo y sangre.
—Tus sesos están al descubierto... —Le susurra Izuku en su oreja mientras comienza a reír, perdiéndose en la neblina. — ¡Si quieres respuestas, entonces puedes seguirme! Eso, o perderte en el limbo para siempre, tú eliges...
Su voz cada vez se hace más lejana, y Bakugou no puede pensar demasiado. Desesperado y con temblores en sus manos y piernas, corre. — ¡Espera, vuelve aquí, bastardo! —exclama siguiendo la voz de Izuku y observando pequeñas trazas verdosas que él ha dejado como guía.
—Esto no me puede estar pasando... —murmura corriendo a todo lo que dan sus piernas. —Una ilusión... ¡Eso, es una ilusión, estoy soñando! ¡Nada de esto es real, tengo que despertar! ¡Despierta! —exclama golpeandose los brazos, mas sigue en el mismo lugar. — ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta!
La risa de Izuku se hace cercana otra vez. —No es un sueño. —agrega a su lado mientras un hoyo negro aparece frente a ambos. —La realidad es que has muerto, y ahora, es momento de que avances. —añade Izuku dandole leves golpecitos instandolo a entrar. — ¡Vamos, vamos! ¡Te aseguro que si atraviesas ese portal, nada malo sucederá!
Bakugou se niega a hacerlo y se aleja cada vez más de ahí.
Izuku sonríe paciente. — Si te quedas aquí, no podrás salir de nuevo, Bakugou-kun. Sé un buen chico, sé que puedes hacerlo. —incentiva sonriendole.
— ¡Y una mierda! ¿¡Por qué demonios tendría que hacerle caso a un sujeto que salió de una alcantarilla diciendo que nada de esto es real y que estoy muerto!? —exclama enterrando sus uñas en el primer árbol que encontró, abrazandolo como si su vida dependiera de ello. — ¡¡Si de algo estoy seguro es que tú, bastardo que huele a obo, tienes la culpa de que ahora esté en esta situación!!
Izuku lanza un suspiro mientras niega. —Bakugou-kun... Se nos acaba el tiempo. —murmulla observando su reloj del bolsillo a la vez que sonríe y susurra. —Aunque eso tampoco es real... —añade.
— ¡Ya cierra la puta boca! —exclama Bakugou desesperado, como gato amenazado en la copa de un árbol.
El pecoso niega. —No quería hacer esto pero me estás obligando a hacerlo. —suelta serio sacando un par de grilletes y anclarlo al tobillo de Bakugou.
Da un paso hacia atrás. —Uno, dos... —dice haciendo un poquito de fuerza. — ¡Tres!
Bakugou desprende del árbol y vuela sobre él, pero desespera. — ¡Ah no, si yo caigo en esa mierda entonces tú te caerás conmigo, perra! —exclama jalando del grillete con su diestra y capturando al pecoso de su capa.
Midoriya abre sus ojos con sorpresa ante aquel movimiento que no vió venir. — ¡¡¡E-espera, y-yo no puedo entrar ahí!!! —exclama mientras intenta liberarse, ambos sobre los cielos. Entierra sus palmas sobre los hombros de Bakugou y empuja para lograr desprenderse, pero Bakugou intensifica el agarre al instante.
Entonces, el rubio ceniza sonríe con malicia. —Entonces muere conmigo, pedazo de mierda. —susurra en el instante en que ambos, son absorbidos por el portal.
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N/A: Mañana la siguiente parte, ahora toca ir a pedir dulces. Quería sacar un OS pero me está gustando más de lo esperado, ¿por qué tienes que ser así?
Si leíste hasta aquí, ¡que comas muchos dulces ricos hoy! Luego me regalas unos poquitos, últimamente estoy adicta al azúcar, jeje.
La portada está sujeta a cambios, no me convence y ya me quede sin tiempo :'p
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