Augusto.

Me siento tan identificado. Mi corazón se llena de empatía. Pues a mí también me votaron en la basura cuando era un bebé.

Me encontró un señor que se llamaba Rolando. Era una buena persona, aún que se drogaba y eso, acabó con él.

También me encontró en una bolsa de basura, me dijo que yo tenía 4 meses y por suerte, estaba bien de salud. Me cuidó y me crió. Sabrá Dios las cosas que hizo para mantenerme a salvo.

—Tenemos que llevarla con un veterinario— Dice Roger mientras me mira preocupado. Al darse cuenta de que esto me llevaría a aquel pasado, dónde puedo ver solamente a Rolando. Ya que su muerte, me dejó una depresión inmensa. De la cual apenas pude levantarme.

—Si, vamos... Tú llévala cargando y yo juntaré lo que encuentre para
venderlo— Digo con tristeza.
Roger coloca su mano en mi hombro, para hacerme saber que está aquí conmigo y luego se pone de pie
—La gente es una mierda— Gruñe mientras me pongo de pie y asiento con la cabeza.

—¿Cómo la llamaremos?— Le pregunto con una sonrisa. Roger se queda pensando y se señala el oído para enseñarme la canción que está sonando

—Lola, la tierna Lola— Dice por fin
Sonrío y asiento con la cabeza mientras tomo los costales con el reciclaje.

Ya tenemos una integrante más en esta pequeña manada. La tierna Lola.