Daniela.

Mi corazón se acelera asustado, al ver que mi padre entra junto a mi mamá al departamento. Cuando nos ven, abren los ojos como platos. Trato de leer sus expresiones mientras nos ponemos de pie Augusto y yo, sus ojos me dicen que están enfadados, no. Más bien están furiosos.

—¡¿Se puede saber quien es este sujeto?! —Grita mi papá furioso, Augusto extiende su mano y dice

—Mucho gusto, mi nombre es Augusto...

—Tu hermana me dijo que estabas haciendo una locura, pero nunca imagine una bajesa como esta
Daniela —Dice con enojo ignorando a Augusto, Augusto baja su mano y agacha la mirada.

—¿De que bajés hablas papá? Simplemente estábamos
sentados —Trato de sonar calmada pero los ladridos de Lola me hacen saber que voy a terminar herida de esto.

—¡¿Porqué hay un perro en
mi casa?! —Grita furiosa mi mamá. Su rostro esta rojo del coraje. Augusto corre hacia Lola y la toma en sus brazos para calmarla.

—¿Podemos hablar como las personas "Decentes" Qué se supone que
somos? —Digo manteniendo la calma. La verdad estoy aterrada y no se porqué, no hice nada malo.

—Metiste a un indigente en mi casa y le prestaste mi pijama... ¡Despídete inmediatamente de tu amiguito qué no lo volverás a ver! —Me ordena mi pañá, pero ver la expresión de humillación en el rostro de Augusto, me hace saber que no es justo, qué debo, no solo defenderlo a él, sino a mi también. Niego con la cabeza mientras miro el suelo y me armo de valor. Pues siempre se comportan con mayor superioridad. Se que son mis padres y merecen mi respeto, pero no les pertenece mi vida. Levanto el rostro y miro fijamente a mi papá

—No voy a decirle adiós, tampoco es solo mi amigo. Es más que eso. Si quieres, tu no tendrás que verlo, pero yo no lo dejaré —Digo con firmeza. Pues vi como estropearon la vida de mi hermana y no harán lo mismo con la mía.

—Eres una insolente —Dice mientras levanta su mano para darme una cachetada, cierro los ojos esperando el impacto de su palma contra mi mejilla, pero no llega.

—Lo siento si lo he ofendido, pero hasta yo, que no tuve una educación, se que no es correcto golpear a una mujer —Escucho la voz de Augusto, abro los ojos y veo que ha detenido la mano de mi papá. Lo sostiene con fuerza de la muñeca. Mi papá furioso, se suelta de su agarre y se acomoda su saco con enfado.

—!¿Como puedes hacerle esto a tu familia!? —Dice mi mamá mientras coloca su mano en su pecho. Es su chantaje favorito.

—¿Como pueden hacerme esto? Se supone que son las personas que más me quieren en el mundo —Digo con los ojos llorosos mientras mi voz tiembla. Siento el brazo de Augusto en mis hombros y yo recargo mi cabeza en su pecho. Esta acción hace qué mi padre se enfade más, lo sé por sus ojos.
Me da señal de que hará una locura para mostrar su superioridad.