Daniela:

Quizás mi hermana tenga razón y seguir con esto no es una buena idea. Debería de dejar de pensar en el y de preocuparme.

Me pongo de pie y me vuelvo a asomar por la ventana, la tormenta da miedo en un cielo tan oscuro. Ni siquiera la luna quiere salir. Y por más que lucho en enfocarme en otra cosa que no sea Augusto, no lo consigo.
Tomo mi suéter y mi paraguas y salgo de mi habitación

—¿a donde vas?

Dice mi papá al ver que tomo mis llaves del auto. Su voz suena interrogante. Volteo y me percató de que no esta Katherine

—Olvidé algo de la escuela y es para mañana ¿Donde esta Katherine?

—iras cuando pase la tormenta.

—si no pasa, cerrarán la papelería y no respondiste mi pregunta.

Digo un poco molesta, mi mamá nos mira angustiada, preocupada, como si supiera que se viene una discusión

—Tu hermana salió con su prometido y no saldrás.

—es urgente papá, por favor.

—entonces que vaya alguien del personal, pero no saldrás.

Camino molesta hacia el sillón donde están sentados los dos. Ellos están ahí, cómodamente sentados en el sillón, sin frío, sin hambre y ¿Quiere que ma de a alguien del pesonal?

—¿como te atreves a querer mandar a alguien del personal si esta cayendo una tormenta?

Digo molesta y mi papá se pone de pie para encararme y con una mirada de autoridad me grita

—¿Como te atreves a levantarme así la voz?

—¡¿Como te atreves a comprometer a tu hija con un sujeto que no ama, y alejarla de quien si amaba?!

Le espetó en la cara molesta. Estoy furiosa porque mi hermana amaba a alguien más y solo por su economia la comprometió con otro tipo que si cumple con el estatus socio económico que mi padre quiere.
Mi madre se levanta del sillón e interviene, mientras mi padre me mira con asombro, ya que siempre se le debe mantener un respeto que el no da

—por favor hija, vuelve a tu habitación.
Cuando baje la tormenta iras.

Le lanzó una mirada de enfado a mi mamá y doy tres pasos hacia la escalera para ir a mi habitación, pero me detengo en seco

—Somos personas papá, con voz y criterio propio, al menos no seras mi dueño y espero que no pierdas la cabeza cuando te des cuenta de eso.

Digo tratando de sonar tranquila, aun que mi tono de voz le mostró firmeza.