Nueva etapa
Daniela.
Me sentía algo preocupada por Lola, ya que la tuvimos que dejar en el auto. Aun que dejamos las ventanas un poco abiertas para que entrará algo de aire. La seguridad del auto no me preocupa, pues tiene alarma y hay higilancia en el estacionamiento. Solo me preocupa Lola.
Nos detenemos frente a una tienda de ropa. Así que jalo del brazo a Augusto para comenzar en la búsqueda de su ropa.
—Los precios son muy altos Daniela —Lo escucho quejarse mientras se deja guiar por mi. Ignoro su queja y tomo una playera de color blanca y unas bermudas de color gris con cuadros blancos. Me giro hacia Augusto y coloco la playera por encima de su cuerpo para ver si le queda.
—Yo creo que es de tu talla —Digo mientras lo miro a los ojos
—Pero...
Se detiene al ver como coloco mi mano por encima de esa playera para tocar su pecho izquierdo. Es un toque suave y tímido. Quizás debería de dejar de acosarlo, pero no se que hacer. Estar cerca de él me enloquece. Augusto suspira y coloca su mano sobre la mía. Nuestros ojos se miran con anhelo y veo como se inclina hacia mi. Mi respiración se agita cuando siento su aliento tan cerca de mí y sus labios atrapan los míos. Es un beso tierno, nuestras bocas se mueven con calma, al parecer los dos queremos saborearnos de una manera mágicamente tierna.
De repente suena mi celular, provocando que el beso sea interrumpido. Hacemos un esfuerzo para separarnos y le hago una seña con el dedo índice para que me espere un momento. Me muestra una sonrisa y suelta mi mano. Busco mi celular en mi bolso y veo que en la pantalla dice (Katherine)
—Pero si es mi soplona favorita —Digo con amargura mientras Augusto comienza a pasear en la tienda para ver los productos.
—¿Estás loca Daniela? ¿Pues desde cuando conoces a ese sujeto para que renuncies a todo?.
—¿Sabes qué? Estoy ocupada y no tengo humor para atenderte —Digo dispuesta a colgar pero su voz me detiene.
—Dani, no te enfades. Solo quería que te dieras cuenta de que lo que estás haciendo no vale la pena. Arruinará tu vida —Trato de no ponerle mucha atencion, mis ojos solo observan como Augusto mira curioso las prendas.
—Tu fuiste quien arruinó su vida con tal de vivir cómoda, tu eres la marioneta de mis padres, no yo. —Digo y cuelgo la llamada.
Es increíble que todavía me diga estas cosas. Me acerco a Augusto y empiezo a tomar lo que veo que le llama la atención, apesar de sus protestas.
Una vez que las compras están listas, Augusto se cambió de ropa en uno de los vestidores. Se puso unas bermudas de color rojo y una playera blanca. Aparte le compré dos pares de tenis.
Nos subimos al auto y comienzo a manejar hacia el departamento que queremos rentar. Lista para empezar una nueva etapa.
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