Augusto.

-Ella usaba un vestido rojo, entallado a su figura, te juro que creí que llamaría a la policía- Le cuento a mi amigo Roger sobre aquella mujer que vi la vez pasada -¿En que pensabas? ¿Porqué te quedaste mirando esa puerta?

-Tenia mucho que no me veía en un espejo... Ese día recordé por qué.- Digo miéntras me siento en el cartón que acomodé en el suelo. Pues dormimos debajo de un puente. La gente piensa que es peligroso pasar por aquí y no se acercan, en parte está bien, así dormimos un poco más tranquilos. Aún que siempre estamos alerta, pues es un vecindario pesado y no faltan los locos. La vez pasada apuñalaron a nuestro amigo Beto, no le hacía daño a nadie. Vinieron lo apuñalaron mientras el dormía.

Las personas nos ven como una plaga.
Roger se sienta junto a mí

-¿Ella se asustó cuando te vió?

-no...- Hago una pausa para recordar ese momento. Sus ojos oscuros, casi negros, brillosos como el terciopelo y su cabello negro. Recuerdo su sonrisa ¿Porqué me sonrió? ¿Se habrá burlado de mí?
-No, ella solo, me sonrió y me dijo que no me preocupara.

-Una mujer educada, muy raro hoy en día. Puedes tener dinero o ser gentil, no ambas cosas- Dice asombrado -Lo sé. Vamos a dormir, duerme tú primero, cuando sea tu turno de vigilar, yo te despierto- Digo después de bostezar.

Saca de su costal una cobija y se acomoda -Que considerado eres. Me despiertas para que tú también duermas- Dice mientras se acomoda para dormir.

-ok.