Augusto.

-¿Porqué lo dices? -Pregunta interrumpiendo el momento en que nuestros ojos se miraban fijamente, como si buscáramos descubrir algo más sobre el otro.

Destapa la pizza y trago saliva. No solo por el hambre que tengo, sino porque no se como explicarle qué podría hacer cualquier cosa solo para que me quiera.

-No tengo nada Daniela... ¿Qué podría darte yo? -Siento un poco de tristeza cuando digo estas palabras.
Noto como la timidez tiñe de un rosado sus mejillas, lo que me hace mostrar una pequeña sonrisa -No quiero nada... Solo a ti -Esto lo dice mirándome a los ojos. <<No puedo creer que esto esté pasando. Debo seguir dormido. <<¿Quien podría fijarse en un indigente?>> Se que juega conmigo, eso en lugar de hacerme sentir bien, me hiere.
Niego con la cabeza mientras miro con atención el suelo.

-¿Porqué juegas conmigo? Fijarte en mi no es normal. Dudo que hayas perdido la cabeza, así que solo queda una opción...

-¿Pero que estas...?

-Juegas conmigo. -Noto que sus ojos se llenan de indignación y se pone de pie. <<Genial, ya la ofendí. Denme un premio por ser tan estupido>>

-¡Lo más probable es que haya perdido la cabeza! -Dice molesta. Me pongo de pie y camino rápido hacia ella para tomarla de la muñeca. Mi agarre es suave, ya que también quiero sentir su piel.

-No Dani, no te enfades conmigo... No quería ofenderte es solo que...

Hago una pausa para encontrar las palabras adecuadas.
-Estoy acostumbrado a ser invicible y cuando no lo soy, es porque les parezco repugnante -Digo con arrepentimiento. Daniela me mira con el ceño fruncido y asiente con la cabeza.

-Si vieras mi libreta sabrías que no eres para nada invicible, al menos no para mi -Dice sin dejar de mirarme a los ojos. Sus palabras hacen qué mi corazón se acelere. No solo es emoción por el hecho de pensar en que podría llegar a amarme, sino que siento un alivio en mi pecho, tanta calma de saber que me nota. Bajo la mirada hacia nuestras manos y deslizó mis dedos de su muñeca para sentir su mano en la mía. Es suave y cálida.

Daniela mira hacia el lado derecho y sonríe, giro mi cabeza para ver porque sonríe y veo que esta viendo a Lola, qué no deja de tirarse boca arriba. Se ve tan tierna.

Me quedo pensando en que decir y digo lo primero que se me viene a la mente.

-¿Y que dirá tu familia si se enteran que estamos juntos? -Pregunto aun sin soltar su mano. Ella me mira y se encoje de hombros.

-Posiblemente me quitaran el apellido... Pero es mejor a que me quiten la libertad ¿No crees? -Dice despreocupada. Sonrío al ver lo decidida qué es. No se, quizás esta loca, pero eso me encanta.
No me arrepiento de haberme detenido en ese espejo.