Lo vales todo
Daniela.
-Tranquilo, es solo un sueño -Digo mientras trato de calmar a Augus. Augusto se sienta en la cama y se seca rápidamente las lagrimas
-Lo siento, te desperté -Intenta disimular el temblor de sus manos. Me puedo dar cuenta de que esa pesadilla lo jice revivir un momento muy triste, pues su grito sonó tan desgarrador.
-Augus... ¿Quien es Roger? -Me atrevo a preguntar mientras lo tomo de las manos. Noto el dolor en su mirada, como si aún estuviera sumergido en aquella pesadilla.
-Roger era mi amigo... Es que, lo apuñalaron frente a mí esa vez que fuiste por mí -Su voz tiembla al contarme, me imagino lo difícil que es vivir con un trauma así -Lo siento, no debí preguntar. Ven, trataré de ayudarte a dormir -Digo mientras estiro mis brazos para que se acueste abrazándome. Recuesta su cabeza en mi brazo y me abraza de la cintura mientras yo coloco mi brazo libre en su mejilla
-Se que es difícil, pero no te sientas solo, estoy aquí para ti -Digo sin dejar de sobar su mejilla. Augus se endereza un poco para mirarme a los ojos y me pregunta -¿Porque haces todo esto por mi? ¿Realmente crees que vale la
pena? -No entiendo porque no entiende la razón. Jamás me había sentido así con nadie, su calor me vuelve loca. Sus ojos me hipnotizan, su manera de ser es adorable y hace que el vacío en mi vida desaparezca y no entiendo la razón, si no nos conocemos bien, me siento segura.
-Si... Lo vales todo -Digo sin dejar de mirar sus ojos. Su semblante pasa de ser triste a parecer sorprendido. Poco a poco acerca su rostro al mío y cuando estamos a unos centímetros, se detiene. Pero me es imposible resistir la poca distancia que hay entre nuestros labios. Así que termino con la distancia y lo beso. Nuestros labios se mueven lentamente. Sus labios bastan para sentir que podemos frenar el tiempo mientras disfrutamos del momento.
Augus se detiene y poco a poco separa sus labios de los míos para mirarme
-Descansa Dani -Dice para luego darme un pequeño beso y se recuesta en mi brazo sin dejar de abrazarme.
-Descansa Augus -Digo con una sonrisa en los labios mientras trato de apaciguar los latidos alborotados de mi corazón, pues me avergüenza que se de cuenta de que mi corazón palpita como si le fuera a dar un paro cardíaco.
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