En el basurero
Augusto.
Mientras camino junto a Roger íbamos confundidos por lo que pasó
—¿Era ella?
—Si... ¿Porqué crees que nos haya defendido?— Le pregunto a Roger recordando como me limpiaba el rostro. Estaba a unos centímetros de mi, aún llevo guardado en mis fosas nasales su perfume de Jazmín
—No tengo idea— Dice confundido.
Pasamos cerca del basurero para recolectar reciclaje y encontramos un costal dónde podemos hechar el reciclaje para así venderlo.
—La gente tira cosas que aún funcionan, no los entiendo...
—¡Mira! ahí hay un sofá— me interrumpe mientras señala a una dirección a mis espaldas y corre hacia él.
—Cuidado que luego tienen ratas—Digo con precaución.
Nos acercamos poco a poco y lo empezamos a revisar. Estaba infestado de chinches.
—Hay ya lo sabía, demasiado bueno para ser cierto— Dice decepcionado. Me quedo mirando los grafittis que hice en algunas paredes, con las pinturas de aerosol que encontraba. Jamas entendí porque tiraban algunas pinturas cuando aun tenian. Aun que extraño pintar, no he podido hacerlo por que no he encontrado mas pintura.
Doy un paso hacia atrás y escucho un ruido en una bolsa. Volteo por todos lados buscando algo que se mueva y veo una bolsa negra pequeña
—Shh— Le pido que guarde silencio mientras señaló a la bolsa con precaución. Intento estar alerta. Aún que la canción de -La lola de café Quijano- Me desconcentra un poco
—No, ¿que tal es un bebé?— Dice angustiado Roger y corremos a la bolsa. Comenzamos a abrirla rápido, pero precavidos y cuando logramos abrirla vemos que es una perrita. Es demasiado pequeña. Llora mucho, se ve tan vulnerable. Su mirada me llena de tristeza.
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