Cita
Augusto.
—Tendrás que saldar tu deuda Augusto.
Siento mi respiración agitarse mientras el sudor corre por mi frente
—pero... ¿Que diría la gente si nos vieran almorzar juntos? Usted es una mujer elegante, con clase... Yo duermo bajo un puente.
Digo con ironía mientras veo que falta una cuadra para llegar al veterinario
—no se vive de la opinión de los demás.
Dice despreocupada. Es que es imposible creer que ella quiera mi compañía ¿Estará jugando conmigo?
— ya se que es lo que ocurre... Me esta rechazando señor Augusto.
Niego rápidamente con la cabeza ¿Rechazarla? Si me podría morir satisfecho por cruzar mi mirada con la suya
—eso seria pecado.
Genial, acabo de decir otra estupidez. Voy a hacerla sentir incomoda
—ok, conozco un lugar que te gustará.
—pero...
—ya llegamos, vamos.
Me interrumpe mientras abre la puerta del veterinario y me cede el paso. Agradezco con una sonrisa y después de mi entra ella.
Ella pago la cuenta del veterinario que fue una vacuna y desparacitacion, sin contar que compró una transportadora para Lola y una correa. Me siento tan endeudado pero aun que insistí en pagarle ella se negó.
No se como, termine sentado en un restaurante frente a aquella mujer, con Lola dormida en su transportadora en el suelo
—No se porque hace esto... La verdad, siento que juega conmigo.
Digo después de ver como ordena nuestra comida. Ella me mira confundida y coloca sus codos sobre la mesa
—no es eso... Solo quiero conocerte...
Noto un poco de vergüenza en sus ojos y suelta un suspiro
—La primera vez que te vi, estaba justo frente a la puerta... mirabas tus ojos, como si vieras dentro de ti. Pero para mi, era como si miraras dentro de mi, como si miraras mis ojos... Sentí algo diferente.
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