Daniela.

Cuando mis padres llegaron estaban furiosos, mientras mi hermana se veía divertida al ver como me regañaban.

—Nos humillaste, ese restaurante es del socio de la empresa de tu padre ¡¿En que estabas pensando?!

—Mojaron a unos indigentes con una manguera de agua fría— Digo con indignación ¿En serio no les importa?
—¡Ese no es asunto tuyo!— Grita mi papá, es lo único que hará, sabe que si decidí algo ya no hay quien me parezco no le queda más que gritar.

Me levanto del sofá molesta, cómo es posible que por aparentar y quedar bien con sus socios toleren ese tipo de humillaciones

—Tienen una fundación para personas necesitadas, se supone que deberían de sentir empatía ¿O solo es
hipocresía?— Esto último lo digo casi como un susurro

Veo como mi papá se queda callado al ver que tengo razón, pero no porque sea humanitario, sino porque manchó su imagen de "Generoso"

—Tiene razón papá, debes cuidar la imagen de la fundación— Dice mi hermana Katherine. Mi papá asiente con la cabeza y me apunta con el dedo como advertencia

—No quiero que vuelvas a intervenir de esa manera. Sino estarás
castigada—Me amenaza mi padre sabiendo que no me importa.
—No soy tu prisionera— Digo y me voy molesta a mi habitación. Para así poder acostarme y pensar tranquilamente en aquel muchacho.