6
Cuando Hoseok se mudó a la mansión de Taehyung, llevo dos pequeños peces con él, ambos: peces payasos, los colocó en la sala en una pequeña pecera para adornar.
Por la tarde, ese mismo día que los había colocado, Taehyung miró el objeto extraño, subió a su habitación y miró a Hoseok acostado en la cama mirando su celular.
—Buenas noches —Hoseok dijo, parecía nervioso; la noche anterior, después de consumar su matrimonio, se dedicaron a dormir sin mencionar una palabra, por la mañana, cuando Hoseok despertó, Taehyung ya se había ido.
—Buenas noches, ¿Cómo estuvo tu día? —preguntó empezando a quitarse su sacó.
—Bien, no hay muchas cosas que pueda hacer. Tienes empleados que se encargan de la limpieza y la cocina, y que no me permiten mover un dedo porque soy el "señor" de la casa. Y me resulta un poco incómodo ser llamado "señor" cuando apenas tengo dieciocho años.
Taehyung dejó escapar una sonrisa burlona.
—Es verdad, eres muy joven para ser llamado señor, puedes sugerirles que te llamen de otra forma.
—Eso pienso hacer, ¿qué te parece "patrón"?
Taehyung volvió a sonreír, terminando de quitarse la ropa bajo la atenta mirada de Hoseok.
—No suena del todo juvenil.
—¿Y, amo?
—Tampoco.
—Me estoy quedando sin opciones, les diré que me llamen por mi nombre, sólo Hoseok.
—Me parece bien —Taehyung sacó su ropa de dormir del armario y empezó a cambiarse—. Por cierto, vi que trajiste peces, ¿Te gustan?
—Si, me gustan los peces, espero que no te moleste, si quieres puedo cambiarlos de lugar —Hoseok pareció un poco nervioso, como si pensara que había hecho algo mal.
—No, está bien, está también es tu casa Hoseok, puedes hacer lo que quieras —Taehyung se metió a la cama, a lado de Hoseok y le dio un beso en la mejilla—. ¿Puedo besarte en los labios?
Hoseok pareció sonrojarse, pero asintió, dejó su celular en el mueble de al lado y cerró los ojos, esperando por los labios de Taehyung.
Cuando su esposo lo beso, Hoseok puso su brazos alrededor del cuello para intentar ser más íntimos y abrió la boca para disfrutar el dulce beso.
Taehyung pasó sus manos por el cuerpo de su esposo que parecía temblar bajo su toqué.
—¿Podemos hacerlo hoy? —pregunto y a Hoseok le pareció divertido que Taehyung le estuviera pidiendo permiso. Literalmente ahora era de él, su cuerpo, su vida, le pertenecían. Aún así, estaba tratando de actuar como un caballero.
Taehyung recordó que tres días después de la boda, le compró un pez dorado a Hoseok y también una medalla de oro con la imagen de un pez dorado. Hoseok agradeció sinceramente y siempre uso la medalla, hasta ahora no había visto un día en el que se lo hubiera quitado.
Cuando Hoseok salió de la operación, todavía no recuperaba la consciencia, así que Taehyung se sentó en una silla a lado de él y tomó su mano con delicadeza.
Ahora le resultaba irónico que el primer pez que le había regalado a su esposo fuera un pez dorado, que significaba abundancia y fertilidad. ¿Cómo le iba a decir que él también fue quién firmó los papeles que le quitarían la oportunidad de volver a tener un hijo?
Ni siquiera él podía soportar que todos sus planes futuros se vinieran abajo. Dudaba que Hoseok tomará bien la noticia.
Cuando sintió un pequeño movimiento de las manos de su esposo, alzó la mirada. Miró a Hoseok a los ojos, estaba pálido, con el cabello pegado a su frente, se veía demasiado débil.
—Tae —susurró mirando la habitación confundido—, ¿Qué pasó?
Taehyung se levantó de la silla donde estaba y le dio un beso a Hoseok en los labios.
—Hubo algunas complicaciones, pero ya estas bien.
—Me duele mucho el vientre —pasó sus manos por la piel recién cosida—, me siento extraño.
—Estás vivo y eso es todo lo que importa —sonrió, necesitaba que su esposo se relajara—, me asustaste mucho mi amor, pensé que iba a perderte.
Hoseok sonrió tontamente.
—Va a ser difícil deshacerte de mí. Tengo más vida que un gato, cuando era joven me caí de un árbol y me golpeé la cabeza, puede haber muerto, pero aquí estoy; una vez también me dio pulmonía y estuve en urgencias pero aquí sigo. Dios debe amarme mucho.
—Eso debe ser, dios no puede llevarte porque tienes que pasar muchos días a mi lado y ver a nuestra niña crecer y volverse una mujer.
—Sí y también debemos tener un hijo varón, no puedo irme demasiado pronto.
Taehyung desvío la mirada hacia la pared, evidentemente preocupado.
—Eso es lo de menos —sonrió con amargura, su teléfono sonó y soltó las manos de Hoseok para contestar.
—Hola, padre.
—¿Cómo está Hoseok? —preguntó el hombre, al otro lado de la línea.
—Bien, acaba de despertar, ¿Cómo va el encargo?
—Ya tenemos al hijo de puta, nosotros nos haremos cargo —respondió su padre, Taehyung lanzó un suspiro.
—No, es mi deber encargarme —mencionó y miró a su esposo—, envíame la dirección en un mensaje, los alcanzaré ahí.
Colgó y miró a su esposo, Hoseok le miraba con curiosidad, se acercó a él y le dio otro beso.
—Tengo que irme, hay mucho trabajo que hacer. Descansa por favor.
Hoseok asintió y se recostó en la cama aburrido.
Do Hyungul, era un hombre viejo y amargado, nunca tuvo buena reputación en el hospital donde trabajaba pero gracias a que estaba sindicalizado, no podía ser despedido. A pesar de que hubo varias quejas de las mujeres que atendía en el parto las cuales iban, desde hacer un trabajo brusco, hasta comentarios groseros del tipo: "Pero querías estar abriendo las piernas, ahora aguantate"
Realmente, nadie en el trabajo lo extrañaría. Taehyung no le disparó de inmediato; primero lo torturó, cortando algunas de sus extremidades, haciéndolo sangrar de pies a cabeza. Los gritos desgarradores del hombre no lo hicieron titubear ni un segundo, que su ropa se manchara fue lo de menos.
Cuando el hombre dejó de respirar, Taehyung se lamentó de que sólo hubiera durado tres horas; claramente su dolor y el de Hoseok duraría más tiempo que eso, probablemente toda la vida.
Dejó el cuerpo inerte del médico en el piso y una vez tirado pisoteó la cabeza con fuerza, su talón golpeó el cráneo una y otra vez hasta que lo hizo reventar.
Finalmente se aburrió, miró a Kang Daniel y a su padre que lo esperaban en una esquina del sótano y luego volvió a mirar al hombre. Era una imagen espantosa, parecía más un trabajo hecho por su hermano, que por él.
Odiaba que incluso en los momentos en los que sentía una ira que podría destruir el mundo, recordaba los deberes de los hombres de honor. Era demasiada sangre.
—¿Pueden encargarse del resto? —preguntó a los hombres—, necesito un cigarro.
Su padre asintió y Taehyung salió para tomar aire fresco. Matar a un hombre no le era nada difícil, encubrir el asesinato era lo que más le molestaba, tenía que mover papeles de un lado a otro y entregar dinero por nada.
Regresó a casa por la madrugada y lo primero que hizo fue buscar a su hija. Yerim dormía plácidamente en una noche tranquila.
Se sorprendió al mirarla y saber que la amaba tal y como era, aunque no fuera un hombre. Ella llevaba apenas, semana y media, en su vida pero eso había bastado para robarle el corazón, no la cambiaría por nada. Ni siquiera por un hijo.
La tomó en sus brazos y la niña despertó con un gritó empezando a llorar. Whein que dormía en la cama individual se levantó de golpe.
Taehyung miró a la mujer y le hizo señales para que volviera a acostarse, mientras que Yerim se calmaba en sus brazos.
La sacó de la habitación y la llevó a la suya, se acostó con ella a su lado y deseo que Hoseok estuviera ahí, con él, sonriendo como siempre hacía. Siendo la luz de su vida.
Hoseok recibió la visita de su madre rápidamente por la mañana. Ella no parecía feliz, los ojos rojos eran signo de que había llorado.
—Hoseok por dios —dijo preocupada—, ¿qué vamos a hacer ahora?, vamos a perderlo todo.
Hoseok la miró sin entender, ¿Acaso su padre o Yunho habían hecho algo malo?
—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó, Siyeon lo miró con una expresión pesada y agotada.
—¿Qué va a pasar Hoseok? —dijo irónicamente—, que has perdido la oportunidad de darle un heredero a Taehyung, ahora ya no vales nada para los Kim.
Hoseok abrió y cerró la boca, luego se puso pálido.
—¿De qué hablas? —llevó su mano a su vientre, no sentía nada diferente, alzó la bata y miró la cicatriz, era mucho más grande que la primera, su voz empezó a temblar—, ¿Qué quieres decir?
—¿Taehyung no te lo dijo? —Hoseok negó con la cabeza— Seok, hijo, te tuvieron que sacar el útero.
La expresión en el rostro de Hoseok fue indescifrable. Ni dijo nada por varios minutos y después se dio cuenta de que estaba llorando.
Primero fue débilmente y luego casi estaba gritando de impotencia, mientras apretaba con fuerza la sábana.
—¡NO! —gritó desgarrándose la garganta— ¡ESO NO!, ¡MAMÁ, ESO NO!
—Lo siento —susurró ella, no sabiendo qué hacer con su hijo. Nunca fue buena para consolar a alguien, no iba a hacerlo ahora.
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