IX.
Dedicado a Hijadepan402 🥰
-Buen día T/N- la pelinegra quitó la mirada del océano y miró a Caspian acercarse a la barandilla junto a ella.
-Buen día Caspian ¿Dormiste bien? -regresó su mirada al manto azul. La tormenta había acabado hace dos días y por fin toda la tripulación podía estar tranquila.
-Claro que sí, hemos recuperado toda la energía consumida durante la tormenta y el navío sigue avanzando a su destino- la joven pudo observar de reojo que el rey sonreía orgulloso. -Pero, si soy sincero...
El telmarino hizo una gran pausa y la atención de la joven se concentró por completo en el rostro de aquel joven, sus ojos se encontraban perdidos en las aguas que los rodeaban y tragaba preocupado constantemente. Caspian unió su mirada con la de la chica y algo dentro de él le dijo que ella lo escucharía sin juzgarlo.
-Siento que no soy un buen rey para Narnia, no me siento suficiente y muchas veces dudo de mí mismo.
Por unos segundos T/N permaneció callada observando el rostro de Caspian.
-A los ojos de Aslan eres suficiente y más, él fue quien te coronó rey ¿no? Pudo haber dejado a los Pevensie de nuevo o coronar a alguien más, pero te eligió a ti.
El joven asintió despacio mientras recordaba las palabras del gran león.
No estoy listo.
Y por esa razón sé que lo estás.
A pesar de todo el daño provocado por sus antepasados, el pueblo telmarino y narniano había depositado su confianza y lealtad en él.
-Cuando sea el momento de afrontar algo Caspian, sabrás que hacer- dijo ella con una sonrisa. El telmarino le devolvió el gesto y colocó su mano sobre la de ella en señal de agradecimiento.
-Es lo mismo que te dijo el mago Coriakin ¿verdad? -el telmarino sintió como T/N se tensaba y se removía incómoda pero no se apartó de él. -Pasaba por la biblioteca cuando hablabas con el mago y bueno... yo...
-Te quedaste a escuchar- terminó por él la joven. Caspian asintió avergonzado por haberse entrometido de esa forma.
T/N soltó un suspiro.
-Iban a saberlo después de todo- dijo ella con melancolía.
(...)
Los rayos del sol pegaban directamente en su rostro y con pereza llevó su mano a sus ojos para restregarlos, los abrió de a poco, se estiró por completo para desperezarse. Bostezó y frunció el ceño cuando notó que su novia no se encontraba en la habitación, supuso que estaría en la cubierta con su hermana.
Desde que habían hecho el amor Edmund se quedaba en las noches con T/N, claro que sólo dormían porque, aunque él ansiara unir de nuevo sus cuerpos, no quería forzarla a nada, él era un caballero y esperaría hasta tener su consentimiento para hacerla suya de nuevo.
Con tranquilidad se levantó de la cama y comenzó a trabajar en su higiene. Cuando estuvo listo salió del camarote y caminó a cubierta.
-Buenos días majestad- uno de los marinos se acercó a él con una bandeja que contenía varias frutas. - ¿Gusta tomar una?
-Gracias Rhince- dijo y tomó dos manzanas. - ¿Sabes en dónde se encuentra T/N? -el hombre hizo memoria.
-Creo que la vi en la proa majestad, a estribor- dijo e hizo una pequeña reverencia para luego alejarse y seguir ofreciendo fruta a sus compañeros. Edmund comenzó a caminar con tranquilidad mientras observaba el océano, una pequeña brisa del mar chocaba en su rostro y su cabello se movía de forma rebelde a causa del viento.
Una sonrisa se asomó en su rostro cuando la silueta de su novia apareció frente a él, conforme se iba acercando pudo ver que Caspian se encontraba junto a ella y que ambos charlaban.
Su ceño se frunció, su sonrisa desapareció y una ola de celos lo invadió al ver que el telmarino tenía su mano sobre la de su novia. Con gran sigilo se acercó a ellos.
-Iban a saberlo después de todo- escuchó que ella decía, pero su voz sonaba apagada.
-Tienes todo mi apoyo T/N- ella le sonrió y apretó el agarre del telmarino.
La mandíbula del joven Pevensie se tensó y sus manos apretaron las manzanas con fuerza.
-Gracias Caspian- dijo ella y antes de que siguieran con su conversación, el justo aclaró la garganta lo suficientemente fuerte como para que notaran su presencia.
Ambos jóvenes miraron hacia atrás encontrándose con Edmund. El rostro de la pelinegra se iluminó y se soltó del agarre de Caspian para caminar hacia su novio.
- ¡Despertaste! -dijo mientras se lanzaba a los brazos del rey, con gusto la estrechó contra él, pero en ningún momento apartó la mirada asesina del telmarino.
A Caspian se le hizo divertido saber que Edmund sentía celos.
Soltó una pequeña risa y se fue para que la pareja tuviera más privacidad.
Esa risa hizo que el enojo del rey Pevensie creciera un poco más, pero todo eso se fue al caño cuando su novia comenzó a repartir besos sobre su rostro.
-Te quiero Edmund Pevensie- dijo mientras se separaba un poco del azabache. T/N no lo dejó hablar y tiró de su camisa para besarlo en los labios. De inmediato Edmund correspondió al beso.
Varios marineros los observaban enternecidos; entre ellos el rey Caspian.
Cuando se separaron el justo le ofreció una de las manzanas a la joven y ella con gusto la aceptó.
- ¿Me vas a contar? – la joven volvió a tensarse ante la pregunta de su novio. No quería hablar sobre el tema.
-No sé de qué hablas- dijo ella haciéndose la desentendida y se separó un poco de él para observar de nuevo el océano.
-Iban a saberlo después de todo- repitió Edmund mientras trataba de buscar la mirada de la pelinegra, pero ella seguía con la mirada perdida en el agua. Ella suspiró y miró al azabache.
-No quiero hablar sobre eso ¿sí?
-Pero si lo hablas con Caspian- dijo molesto y antes de que la joven pudiera decirle algo, Edmund se alejó lo más rápido que pudo.
La pelinegra cerró los ojos con fuerza, Edmund debía entender que ella no se encontraba lista para hablar sobre el tema, mucho menos con él.
"Tienes una misión muy importante T/N.
Aslan confía en ti.
Cuando llegue el momento, sabrás que hacer."
Las palabras del mago Coriakin rondaban una y otra vez en su cabeza.
Respiró profundo varias veces y tomó la decisión de contarle a Edmund sobre lo que tanto la abrumaba, lo haría sin falta esa noche, antes de dormir. Pero Edmund no llegó a su camarote, ni esa noche, ni la siguiente ni la siguiente, el azabache dormía de nuevo con la tripulación y Caspian en las hamacas, a todos les sorprendió ver que Edmund ya no dormía con su novia, pero nadie hizo ningún comentario o por lo menos no frente al rey de antaño.
El azabache se la pasaba todo el día ignorando a la pelinegra, trataba de mantenerse ocupado y alejado de ella. Su enojo se había esfumado unas horas después de lo sucedido en la proa, pero su maldito orgullo no dejaba que se acercara a ella; la extrañaba, extrañaba besarla, abrazarla, charlar con ella o simplemente hundirse en un cómodo silencio mientras ella reposaba en su pecho.
(...)
T/N se encontraba recargada en la barandilla observando el movimiento del agua, de repente sus ojos se abrieron sorprendidos cuando unas sirenas comenzaron a nadar muy cerca del barco y agitaban sus manos para saludarla, ella sonrió y les devolvió el gesto.
-Son muy hermosas- la joven miró a Lucy, quien se había acercado a ella y también miraba a las sirenas con una sonrisa.
-Sí, mucho- respondió con media sonrisa. Lucy observó por unos segundos a la pelinegra, desde que su hermano se había molestado con ella se le veía apagada, aunque tratara de ocultarlo era evidente que estaba triste. Se disculpó con la mirada y se retiró para caminar hacia su hermano, este se encontraba junto a Caspian y Drinian en el timón.
-Hola Lu- saludó su hermano. Ella lo miró molesta.
-Eres un idiota Edmund Pevensie- el ceño del justo se frunció, Caspian soltó una risa y el capitán se mordió la lengua para no ser imprudente y se concentró en el océano.
-Perdón- dijo el joven telmarino al notar la fulminante mirada de Edmund sobre él y su risa cesó.
-Soy un idiota por...
-Por comportarte como un niño de tres años- dijo y su enojo aumentó cuando su hermano rodó los ojos con fastidio. - ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué no quieres hablarle y la evitas todo el tiempo? – aunque había varias opiniones sobre porqué la pareja no se hablaba, ninguna había acertado del todo. Tanto Lucy como Eustace habían escuchado las hipótesis de la tripulación, pero ellos preferían no opinar sobre el tema. Por otro lado, Caspian se hacía una idea muy clara de porque Edmund se encontraba enfadado y en varias ocasiones notó que la joven trataba de acercarse al rey de antaño para hablar, pero él simplemente se negaba a hacerlo, luego de varios rechazos ella dejó de intentarlo.
Por otro lado, Edmund había pensado en varias formas en las que se podía acercar a la joven y cada una de ellas le parecía muy mala, él era demasiado orgulloso y pedir disculpas le tomaba mucho trabajo, pero es que la quería y la extrañaba tanto que tiraría su orgullo al carajo para arreglar las cosas. Sin embargo, su mente repitió las imágenes de su novia y Caspian tomados de la mano y sonriéndose mientras que ella le confiaba algún secreto.
Eso lo enfureció más.
-Pregúntale a Caspian, él te dará la respuesta correcta.
Lucy se extrañó por la respuesta de su hermano y buscó la mirada de Caspian, pero este miraba al Pevensie con su semblante molesto.
- ¿Disculpa? – respondió Caspian listo para la discusión que se avecinaba con el rey de antaño.
Antes de que el azabache respondiera fue interrumpido por un grito.
- ¡Tierra a la vista!
Todos se alertaron y comenzaron a preparar lo necesario para arribar en la isla bajo las órdenes de Drinian.
Cuando estuvieron listos, subieron a los pequeños botes; en el primer bote iban los reyes, Eustace y Reepicheep. Edmund se dio cuenta de que la pelinegra se acercaba a paso lento hacia los botes, esa podría ser su oportunidad y comenzar a dar su brazo a torcer, se levantó de inmediato cuando T/N estaba dispuesta a subirse, pero cuando le ofreció su mano para ayudarla, ella lo miró y se dirigió al segundo bote para aceptar la mano de Rhince y sentarse junto a Gael.
Entre todo el navío se formó un silencio incómodo y Edmund regresó a su lugar con el semblante serio.
- ¡Andando! - ordenó la pequeña Pevensie mientras tomaba la mano de su hermano para tratar de reconfortarlo.
-Si mi reina- dijo un marino y el bote comenzó a bajar lentamente.
- ¿Está bien señorita? -Rhince observaba preocupado a T/N y ella sólo asintió para desviar su rostro hacia otra dirección.
La pelinegra sintió como unos brazos la rodeaban, miró hacia un lado y se encontró con la pequeña Gael dándole un abrazo.
-No me gusta verte triste- la joven sonrió enternecida por las palabras de la pequeña- Pronto se arreglarán las cosas- T/N sólo asintió y miró a Rhince para regalarle una sonrisa de agradecimiento por las palabras de su hija.
(...)
Al llegar a la orilla, Caspian dio la orden para que se dividieran en dos grupos.
-Ustedes busquen provisiones, nosotros cuatro iremos a explorar.
-Hablas de nosotros cinco ¿verdad? -Eustace miraba a Caspian suplicante para que lo incluyeran en la exploración. -No me vayan a mandar otra vez con la rata- replicó.
- ¡Escuché eso! -gritó el roedor haciendo que todos los presentes rieran. Al no tener respuesta por parte del telmarino, el rubio rodó los ojos y caminó lejos de la tripulación mientras refunfuñaba.
Los reyes y la pelinegra caminaron varios metros, pero lo único que encontraban era arena y rocas, rocas y arena, nada más.
Caspian estaba por sugerir que regresaran cuando a lo lejos algo llamó su atención, corrió hacia una dirección y a los otros no les quedó de otra más que seguirlo.
Llegaron a lo que parecía la entrada de una cueva subterránea.
-Debemos bajar a investigar- dijo Edmund y todos asintieron.
El primero en bajar fue Caspian, quien se ayudó de una cuerda que se encontraba cerca, luego bajaron las chicas y por último Edmund, al parecer no eran los primeros en explorar la isla y tampoco serían los primeros en caer en las tentaciones de ese lugar.
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