Quedé realmente con la inquietud dicha por aquella señorita. ¿Que significaban eso? Pase la noche meditando, pues no era un chico cualquiera.

Tenía una vida, un pasado diferente y aunque mi condición no era igual entendía a la perfección ciertas cosas. Una de ella fue está. Era un universitario retirado huyendo de una realidad.

Así que volví al mismo lugar, esperando encontrarla y pedirle me explicará porque lo que necesitaba era lo que portaba y me llenaba a mí.

—Me vas a explicar lo que mi sobrenombre dice según tú —de repente le salí diciendo mientras estaba escondido para no ser visto y por lo tanto interrumpido.

—¡Por Dios! ¡Me has asustado! —respondió sorprendida y riéndose cuando me vió.

—¡Lo siento, no fue mi intención Anna! —susurre un poco fuerte porque me asusté al ver su rostro muy sorprendida.

—¡Tranquilo, que no es la primera vez! Mi hermano me hace broma a cada rato y, aunque a veces quiero matarlo por molesto pero realmente lo amó —me dijo para calmar la situación.

—¡Un hermano! —en ese instante vino la imágen de Martín, el pequeño que me robó el corazón, pero que perdí también.

—¡Oye! ¡Estás bien! ¿Petro, me oyes? —escuche su vocesilla devolviéndome del pasado al presente nuevamente.

—¡Sí, claro! ¿Y tú? —le pregunté.

—¡Muy bien!... ¡Volviste! ¡Vaya! Sí que es una sorpresa volverte a ver — Me alegré, pero no se lo demostré.

—Sí. Vine porque quiero saber porque me dijistes aquello la otra vez. Es decir, no soy nadie y quería saber que significaba eso —mintiendo le expresé.

—Entonces, te invito a un café. ¡Hoy es un lindo día! Además no tengo nada que hacer y mucho tiempo cómo para explicarte —no sabía que responder y sin pensar ya había contestado.

—¡Acepto! —sin más respondí.

—Espérame aquí. Iré a comprarlo yo porque no quiero que te lastimen, y menos te insulten. Luego buscamos donde sentarnos para hablar —me dijo.

—¡Esta bien! ¡Aquí te espero! —contesté mientras la veía caminar.

Pasados unos minutos (...)

—¡Por aquí! —pero le grité suave. Me vió, y vino hacia mí. Buscamos el lugar para charlar abordando el mismo tema anterior.

—Primero, no quiero que te vayas a enojar. Segundo, que vuelvas si quieres saber algo. ¿Trato hecho? —quede viéndola y le extendí mi mano un poco mugrosa, pero a ella no le importó y con una sonrisa agradable me la estrechó.

Comenzamos hablar hasta que llegó justamente a ese tema que me cambió la vida y me trajo a la salida de esa horrible realidad en la que vivía.

—Jesús tenía un discípulo llamado Simón. Este era muy enojado. Atacaba sin previo aviso, sin preguntar al Señor si era correcto o no lo que hacía.

Pero la reacción de Simón no era porque quería, sino porque amaba a Jesús y lo defendería de cualquiera que se acercará a lastimar. Ante esta reacción, Jesús, le dijo a Simón, al que comúnmente le llamamos Pedro: -. ¡Guarda tú espada!

Esto sucedió cuando fueron un grupo de incrédulo acusando a Jesús de ser falso y arrestarlo para que no siguiera dando el mensaje del Padre.

—¡Oh ya!... Sigue!... —dije intrigado con querer saber más.

—¡Esta bien! —respondió con carcajadas.

¡Arrestaron a Jesús y se lo llevaron preso! Pero antes lo abofeteaba, burlaban y escupían su rostro; y él sin rispotar ninguna palabra solo les veía con compasión.

—¡Wow! ¡Es sorprendente Anna! —¿Quién realmente era ese hombre tan paciente? Decía en mis pensamientos a pesar que escuchaba su nombre.

Simón, llamado Pedro trató de verlo pero, mientras se mezclaba entre la multitud lo reconocieron por su hablado, caminado y vestir como un seguidor de Jesús. Cuando esto aconteció, Simón Pedro, lo negó tres veces antes de cantar el gallo.

Pedro recordó de inmediato la promesa que le había hecho a Jesús, que no lo traicionaría, que moriría antes de negarlo. Luego quedó casi frente a su Maestro, quién lo observó con ojos de misericordia y compasión.

Como diciéndole: "Está bien Pedro. Te entiendo y te perdono" Al percibir la mirada de Jesús salió corriendo y llegando a casa lloró, lloró y lloró amargamente y le pidió perdón.

Este hombre Pedro, su nombre es Petro. La cual significa en griego Piedra o Roca. Quiere decir: hombre firme, fuerte y confiable para mí, (unque una roca puede convertirse en una materia muerta sin Jesús).

Más adelante la biblia dice que Jesús dijo de Pedro: "Sobre está Roca edificare mi iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella"

No se refiere a Pedro, sino a Jesús. Pero lo que te quiero dar entender, de quién recibió esta promesa y firme palabra fue un hombre que si no era a la mala no obtenía nada.

El mundo camina a su manera. Hace lo quiere, hiere, mata, se culpa y se hunde cada día más, mientras Dios trata de acercarse a él a través de su hijo Jesús, pero en su irá, enojo, y ruindad no logran escuchar su voz.

—¿En serio Ana? ¿Hay una persona que le interesa lo que te pasa? —dije un poco inquieto.

—¡Sí! Te lo dice alguien que era superficial y no le importaba los demás. Hasta que el me enseñó, que puedes tenerlo todo pero sino lo tenía a él, no tenía realmente nada.

—¡Eras tan así!

—¡Sí, Adrián! —cuando escuché decir mi nombre quedé helado.

—¿Como sabes mi nombre? ¡A nadie se lo he dicho!

—Anoche oré y le pedí que me diera tu nombre. Me acosté luego y de repente estaba soñando donde le llamaba a un chico así. Supuse que eras tú.

—Sabes, tengo que irme. Disculpa, pero es mejor no volver hablar. De todos modos gracias por no ser como los demás. Además, si tú papá se entera tendrás problemas con él por mí culpa.

Salí rápido de aquel agradable lugar y con una persona que me estaba dando la mejor historia que se parecía a la mía. Solo que diferente. ‹‹Ese Jesús del cual habló, tenía que tener mucho amor como para perdonar a su amigo tal traición‹‹ pensaba.

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