Narra Sophie:

De repente me hallaba corriendo por un bosque descalza, cuando paré para respirar noté que estaba en Neverland, no sabía a dónde ir pues tampoco sé de que estaba huyendo.

-Sophie-me volteé encontrando a Peter muy serio, casi parecía como si hubiera regresado al tiempo en que lo conocí-¿Por qué no me lo dijiste?

-¿De-Decirte qué?-estaba nerviosa.

-que estabas embarazada-miró mi vientre.

-tenía miedo, Peter lo siento-intenté acercarme pero el se alejó.

-ya es tarde, nuestro bebé ya no está, lo mataste por un capricho.

-¿Q-Qué?-pregunté no pudiendo evitar el tartamudear.

-tus manos-cuando las alcé noté que tenía sangre en ellas y en la zona del estómago.

-Peter...-su mano atravesó mi corazón y lo sacó.

-lo siento-murmuró para luego hacerlo cenizas.

-¡No!-desperté toda sudada y con la mano derecha apretando mi pecho izquierdo con fuerza como si yo misma quisiera sacarme el corazón.

-Hey...-al mirar hacia mi costado vi a Peter, quién tomó mi mano y la sacó dejando a la vista las marcas de mis uñas-mira lo que te has hecho ¿Tuviste una pesadilla?-levantó la mano y yo me alejé asustada, aún seguía un poco sugestionada por el sueño.

-no me toques-murmuré.

-amor, ¿Qué te sucede?-frunció el ceño en señal de confusión.

-vas a arrancarme el corazón y me matarás-me abracé a mi misma.

-yo jamás haría algo como eso y lo sabes-tomó mi rostro con su mano para que lo mirará a los ojos-no sé que fue lo que soñaste pero te aseguro que nunca te dañaría.

-¿Aún si te hubiese mentido o ocultado algo?

-Sophie eres mi oxígeno, mi droga, mi corazón, no puedo vivir sin ti.-acarició mi mejilla con su pulgar-sé que estos últimos días has visto en mi al viejo Pan, pero te aseguro que sólo es una postura, yo ya no soy el mismo chico,me hiciste ver el mundo en otros colores lograste lo que ni Wendy ni Jane pudieron. No tienes una idea de lo mucho que te amo.

-Es-Estoy Embarazada, Peter-admití.

-¿Qué?-de repente se le borraron los colores de la cara y se había quedado tildado, empecé a preocuparme, ¿Y si se enojaba?. Me relajé al ver una pequeña sonrisa surcar sus labios, acto seguido me besó apasionadamente, dejándome un poco embobada.-Es la tercer noticia mas hermosa que he tenido en todo este tiempo.

-¿La tercera?-pregunté sin entender.

-La primera fue cuando me dijiste que esperabas a Andy, la segunda cuando íbamos a tener a Alice-explicó.

-Dios Peter, no tienes una idea de lo mucho que te amo. A veces pienso que soy poca cosa para ti-bajé la mirada apenada.

-nada de eso-levantó mi mentón-yo soy poca cosa para ti y tú eres demasiado para mi, pero soy un tipo egoísta y no pienso dejarte ir, porque te amo y a mis hijos.

Fue tan hermoso lo que dijo que unas cuántas lágrimas rodaron por mis mejillas, con una sonrisa en el rostro besé a Peter.

-¿En dónde estuviste toda mi vida?

-siempre estuve contigo, sólo que nunca me notaste-corrió un mechón de mi pelo que estorbaba a la vista y lo acomodó tras mi oreja sin dejar de mirarme a los ojos con una sonrisa.

-ay Peter-acaricié su mejilla-lo lamento mucho.

-valió la pena esperar,pues obtuve al amor de mi vida, mi otra mitad.

Decidimos acomodarnos para seguir durmiendo a penas eran las tres de la mañana, cuando escuchamos un ruido que se parecía mucho al ulular de un búho, lo cuál era muy raro ya que no había dicha ave cerca del mar y lo estábamos oyendo como si estuviera en el mismísimo barco.

-ve con Andy-murmuró Peter iniciando a levantarse.

-¿Por qué?-quise saber mientras salía de la cama.

-creo que tenemos intrusos en el barco, yo voy a enfrentarlos.-tomó mis manos-ve con Andy y quédate ahí.

-no Peter, yo iré contigo.

-no voy a dejar que pelees, estás embarazada-dijo en un tono de obviedad-haré esto sólo.

-esta bien, cuídate-dejé un beso corto en sus labios y me retiré. Entre casi corriendo al camarote de mi hijo y me senté junto a él e inicié a acariciar su cabello mientas lo contemplaba, debo admitir que estaba muy nerviosa.
Un gran estruendo de oyó por todo el barco, provocando que Andy se despertará.

-¿Mamá?-preguntó sentándose para luego rascar uno de sus ojos con sueño-¿Qué ocurre?

-hay un intruso en el barco, papá está peleando con él-expliqué.

-¿Por qué no estás con él?

-Andy tengo algo que decirte-peiné su cabello con mis manos-vas a tener un hermanito.

-¿Enserio?-sus ojos brillaron de alegría, asentí feliz por la reacción de mi hijo-espero que sea niño.

De repente la nave quedó en silencio y la puerta del camarote se abrió dejando ver a mis padres y abuelos.

-¡Qué suerte que estén bien!-exclamó mi abuela con una mano en el pecho.

-¿Dónde está Peter?-observé con atención los rostros de mis parientes.

-¡Aquí!-mis padres se hicieron a un lado dejando ver a un muy golpeado y lastimado Peter.

-¡Oh por Dios!-chillé levantandome para ir hacia dónde el estaba, tomé su rostro con mis manos inspeccionandolo, al ver fijo a los ojos sentí una sensación extraña, como si el chico frente a mi no fuera mi esposo, su mirada no transmitía la misma calidez y amor de siempre, sino que veía oscuridad, la misma que recuerdo haber visto cuando llegué a Neverland por primera vez y Peter me estuvo entrenando.
Me alejé despacio intentando no ser brusca, sentí una incomodidad enorme y decidí poner distancia entre ambos.

-¿Estás bien?-preguntó el ojiverde.

-si, estoy bien.-casi por inercia llevé una mano a mi estómago, Peter notó el gesto y miró mi mano unos segundos antes de que una sonrisa para nada amistosa surcara su rostro.

...

Caminamos a través del bosque, Peter nos había contado que durante la pelea pudo capturar a Pan y encerrarlo en el cepo, por lo que ahora nos encontrábamos yendo hacia dónde lo tenía para confrontarlo y salvar a Robbie.
Caminamos unos cuantos minutos hasta llegar a lo que parecía una madriguera, el ojiverde movió una piedra y el agujero se agrandó dejando a la vista un tobogán por el que fuimos bajando de a uno.
El lugar en el que estabamos era un pequeño sótano iluminado con antorchas, en el que había articulos de tortura entre ellos el famoso cepo, dónde se podía ver a Pan, quién levantó la cabeza al vernos.

-Sophie, el que está junto a ti es la sombra -dijo el ojiverde desesperado-¡Yo soy Peter!

-mientes-dije un tanto dubitativa-solo quieres confundirme.

-¿Enserio te dejarás engañar por él?-preguntó el chico junto a mi-cariño yo soy tu esposo.

-¿Cómo te atreves...?-el ojiverde que estaba atrapado comenzó a molestarse.-Am... Sophie puedo probar que yo soy Peter.

-si es así, dime algo que sólo Peter y yo sepamos.-le di una oportunidad.

-estás embarazada.

-no, eso no cuenta Pan pudo haberlo escuchado-me crucé de brazos.

-esta bien, métete en mi cabeza-pidió.

-¿Qué?

-si realmente soy quién digo ser, podrás meterte en mi cabeza.-explicó brevemente .

-de acuerdo.

Caminé hasta estar frente a él y me concentré para poder hacer lo que me pidió

Y entonces sucedió de repente me encontré en un hospital, más precisamente una habitación, en ese lugar había dos personas Peter y yo que estaba acostada en una camilla unas horas después de dar a luz a Alice, quién reposaba en los brazos del ojiverde.

-es hermosa-murmuró Peter.

-porque es igual a su padre-sonreí.

-hay que darle un poco de crédito a mami ¿No crees?-le preguntó tiernamente a la bebé.

-ninguno de nuestros hijos se parece a mi-formé un puchero con mis labios.

-Quizás el tercero sea el vencido-dijo con diversión.

-y si llega a ser niño le pondré Christopher-comenté como quién no quiere la cosa-como Cristopher Robbin.

-¿Winnie the Pooh? ¿Enserio?-se burló.

-me gusta ¿Sí?

-solo bromeaba-acortó la distancia entre nosotros dándome un pequeño beso en los labios-te amo y por cierto, me gusta ese nombre.

Al regresar de nuevo al sótano, me apresuré en cortar la distancia que aún me separaba de mi esposo.

-Soy Peter, amor-dijo finalmente.

-¡Dios!-rápidamente intenté sacarlo del cepo pero no pude, tomé su rostros con mis manos para que me viera-voy a sacarte de aquí-lo besé-lamento no haberte creído.

-ni lo intentes querida-me volteé encontrando a Pan a unos pasos de mi-tiene un sello de sangre, no lo puedes abrir a menos que tengas la misma sangre que él.

Busqué una solución rápida,usar a Andy fue lo único que se me ocurrió.

-Andy-lo llamé-¡Ven!

El castaño se acercó a mi, para este punto la sombra estaba que hervía de la ira.

-¿Qué debo hacer?-preguntó un poco nervioso.

-dame tu mano-estiró el brazo en mi dirección, luego hice aparecer una aguja, pinche uno de sus dedos y lo apoyé en la cerradura del cepo logrando que se abriera.