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Vegas y Pete

[Presente]

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—¿Estás seguro? —Arm salió detrás de él—. Puedo quedarme contigo.

Pete solto un suspiro irritado.

—Solo quiero un poco de aire. No me pasará nada. —Pete le regaló una sonrisa forzada al chico de lentes.

El Omega Dominante se sentía frustrado por todo lo que implicó regresar a la primera familia. Nadie sabía sobre su estado más que Korn, Chan y Porsche, pero todo mundo era sabedor sobre su casta y el compromiso que le fue impuesto con Khun Kinn. Todo fue una ola de rumores que terminaron por alcanzarlo. No entendía que es lo que había pasado y como es que nadie hablaba sobre el pequeño que Porsche estaba esperando. Todo era Kinn y él. Sus colegas y amigos ahora se mostraba más recelosos ante él. Pete lo odiaba.

Él no era especial; él no era el Omega de Kinn.

—Si necesitas algo...

—Arm, estaré bien. —El Omega no sonrio—. Puedes ir con los demás.

El chico asintió no seguro de marcharse. Luego de lo que fueron segundos, Pete suspiro y se recargo en un poste feliz de ya no estar rodeado de nicotina. Miro al cielo estrellado y la melancolía regreso. No tenía idea de cómo salir de ese lugar, de cómo arreglar las cosas con Vegas, si quiera sabía si las cosas con Vegas tenían solución.

Además, Korn le causaba una extraña sensación de alerta. El hombre que antes pensó gentil y amable en este mundo sanguinario, le mostró que no era más que la cabecilla de todo.

—No tengo tiempo... —Pete acaricio su vientre. Era una bonita costumbre para buscar consuelo.

El Omega de Pete comenzó a soltar chillidos de felicidad cuando el aroma de Vegas se colo en sus narices. Lo vio enfrente de él, observando su mano en el vientre, estático, con una mirada que Phongsakorn no supo descifrar.

—Pete...

El sureño saco su arma en un rápido movimiento. No tenía la intención de lastimarlo, no podría, pero quería ahuyentarlo y evitar todas las preguntas que Vegas tenía en ese momento.

—¿Qué haces aquí? —Pete no alzó la voz. No queria alertar a los demás y que estos lograrán causarle daño a su Alpha. Su patético corazón aún se preocupaba por el hijo de Kan—. Vete.

—No, no pienso irme. —Vegas alzó sus manos mientras se acercaba con cautela—. Tenemos que hablar.

—Las cosas quedaron muy claras la última vez. —Pete afianzó el agarre en el arma. Estaba por comenzar a temblar—. Vete, Vegas.

En un rápido movimiento, el Theerapanyakul tomó el arma y maniobro para dejar al Omega indefenso. Pete noto el cuidado en sus movimientos.

—¡DÉJAME EN PAZ! —Pete dió un cabezazo dejando aturdido al Alpha. Volvió a apuntar, pero jamás hizo el intento de disparar.

—¿Vas a matar al padre de tu cachorro?

La pregunta dejó helado al sureño.

Vegas aprovecho la distracción de su Omega para acercarse. Tomo la boca de la pistola y la dirigió a su corazón.

—Vamos, disparame. —Vegas escucho los sollozos de su pareja— ¡SHOOT ME!

Pete perdio las fuerzas en las piernas y se dejó caer con Vegas a la par. Dejo salir jadeos dolorosos y sintió su vientre contraerse. Por instinto cubrió la zona una vez más llamando la atención del Alpha.

—No creo que puedas. —Vegas cerro los ojos arrepentido—. Y tú sabes por qué.

—¡¿Y ahora qué?! —Pete alzó la mirada retador— ¡¿Vienes a amenazarme?! ¡¿Estás aquí para deshacerte de él?! Vegas, yo no...

El Alpha lo rodeo en un abrazo fuerte y necesitado, empezando a llorar en el hombro de Pete. El Omega se dió cuenta de que estaba siendo rodeado por el aroma del Theerapanyakul, siendo reclamado, siendo posesivo.

—Gracias. —Vegas soltó en medio del llanto. Busco la mirada del Omega y pego ambas frentes—. Gracias.

Pete inevitablemente sintió las lágrimas acumularse en sus ojos. Vegas no le estaba reclamando, no lo miraba con molestia, con enojo y con intenciones ocultas. Vegas le estaba agradeciendo.

—Vegas...

—Si es contigo... Si eres tú... —Vegas sonrió—, jamás pensé merecer tanta dicha, Pete. Gracias.

Phongsakorn le regaló una hermosa sonrisa en medio de las lágrimas. Su bebé era deseado.

—Vegas —Pete acaricio su rostro con la mitad de sus dedos. Un toque simple, inocente, dulce—. Vamos a ser padres.

El Alpha soltó una pequeña risa. Alegre y pura.

—Es aterrador.

—Lo es. —Pete acepto en medio de moqueos y risas.

Vegas miro a su Omega. La ilusión de un bebé con las facciones de Pete, con su sonrisa, tomo más fuerza. Amaba con locura a su Omega.

—Vendre por ti. —Vegas cambio su mirada a una llena de determinación.

—Vegas, Khun Korn...

—Ahora eres mi Omega. Estás marcado y yo también. —El Theerapanyakul sostuvo el rostro de Phongsakorn—. Y llevas a mi cachorro. Korn no puedo obligarte a casarte. No cuando tu lugar es a mi lado.

—... No será fácil.

—Entonces me veré obligado a venir por ti por las malas. —Vegas miro el vientre de su Omega—. Solo, eligeme a mí.

Pete suspiro para después asentir con una sonrisa. Apunto la marca en el cuello de Vegas.

—Siempre.

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