[Pasado]

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Aunque muchos podían pensar que Pete solo era el guardaespaldas de bonita sonrisa, no podían estar más lejos de la realidad.

—¿Cómo te fue hoy? —La mirada del Beta cautivo al Alpha.

—¿Acaso es eso importante? —Vegas le dio la espalda para que Pete no notará su sonrisa.

—Bueno, no me molestaría que me contaras un poco de tu día. —El guardaespaldas hizo un puchero—. No es como que haya mucho que hacer aquí. —Susurro.

Vegas dio media vuelta y se sentó en la cama mirando con atención al sureño. Pete se sintió un poco intimidado.

—Estuve con la primera familia. —El Alpha se dejó caer intencionalmente en las piernas del Beta—. No hay las pruebas suficientes para inculparnos, además mi tío parece más concentrado en otra cosa.

Pete se tenso— ¿Qué cosa?

—Aún no lo sabemos. —Vegas le sonrió burlon—. Pero dudo que sea para buscarte.

Phongsakorn cerró los ojos calmando su creciente ira hacia Vegas. Era un idiota insensible.

—¿Quieres comer? —El Alpha noto su molestia e inevitablemente trato de enmendar su error—. Comprare lo que quieras.

—¿De verdad? —El Beta le sonrió con verdadera felicidad— ¿Lo que yo quiera?

El Theerapanyakul asintió con una mueca divertida. Pete era todo un glotón.

—¡Arroz con curry amarillo! —El sureño junto sus manos e imagino el plato—. Me comería diez platos.

Vegas salió de la habitación no sin ante tomar su chaqueta y mandarle una última mirada al chico.

Pete suspiro. Mientras mantuviera la guardia baja, no retara al Alpha y se portará docil, bien podría manejarlo a su conveniencia. Ya había recibido varios cambios de ropa, más cobijas, productos de higiene y limpieza personal (siempre sin navajas u objetos punzantes), espantosos libros de filosofía que eran su entretenimiento en ese lugar y ahora comida.

El guardaespaldas estaba haciendo lo que todo ser humano con coherencia e instinto haria; buscaba su sobreviviencia.