Nop
[Presente]
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Pete, por alguna extraña razón, no se sentía asfixiado por toda la atención que Vegas ponía en él.
No salía de la habitación y tampoco lo dejaba solo. Pete podía sostener un libro mientras sentía la mirada de Vegas en él, podía ir al baño y sentir como Vegas pisaba sus talones siguiéndolo por la pequeña habitación, las constantes feromonas que Vegas soltaba para marcarlo aún cuando solo estaban ellos dos en ese lugar.
Vegas se había vuelto posesivo, ansioso y protector.
—¿Qué tal ahora? —El Alpha miró con genuina preocupación al Omega—. Pete, no has comido nada.
El sureño negó con los brazos cruzados. No quería comer y eso le molestaba; él amaba comer, amaba ser consentido por Vegas y que esté no le prohibiera comer sus platillos grasos y picantes como lo hicieron en un antaño la primero familia. El Theerapanyakul cuidaba de su salud, claro, siempre lo regañaba por comer fideos, pero jamás le negaba nada.
Mucho menos cuando Pete le sonreía.
—Lo odio. —Pete suspiro frustrado—. Odio mi cuerpo.
—No digas eso, Pete. —Vegas se acercó como un manso cordero y lo abrazo—. Tu cuerpo es perfecto, todo tú eres perfecto. Debe ser un pequeño malestar estomacal. Llamaré al doctor.
—No quiero, no soporto el aroma de los demás. —El guardaespaldas se mostraba irritado y berrinchudo, pero eso no molesto al Alpha.
Le gustaba, una parte de su perversa personalidad enloquecia de amor al saber que Pete solo lo quería a él y a nadie más.
—¡Nop! —Gritó Vegas. Al instante el guardaespaldas se asomo a la habitación.
Desde que Pete fue dañado, Vegas no le permitía entrar.
—Dígame, Khun Vegas.
—Consigue médicamento para el malestar estomacal. —Vegas miró al Omega—. Pete, pide lo que quieras de comer, él lo conseguirá.
Pero Nop no estaba planeando seguir las órdenes de Vegas. Quería tener un momento a solas con Pete, hacerlo sabedor de la situación y dejar que el Omega pensara las cosas.
Pete tenía que saber su estado gestante y no dejarlo creer que era un simple malestar estomacal.
—Quiero el arroz con curry amarillo que siempre traes. —A Pete le brillaron los ojos—. Estoy seguro de que ahora podré comerlo.
—Pero Pete, tal vez algo más ligero... —Trato de razonar Vegas.
—Entonces no comeré. —Pete volteo el rostro para no ver la mueca sorprendida de Vegas.
El Alpha suspiro.
—Nop, ve por el curry también.
—Pero, Khun Vegas, yo no sé cómo pedirlo. —Nop puso esa estúpida excusa.
—¿Qué tan complicado puede ser pedir un maldito curry? —Vegas se levantó furioso al ver como Nop ponía pretextos para ir por lo que Pete había ordenado—. Nop...
—No le hagas daño. —Pete lo tomo de la mano al ver como el Alpha se dirigía a la puerta seguramente a golpear al Beta.
Vio a Nop aún asomado en la puerta; el guardaespaldas tenía esa mirada que Arm ponía cada que quería decirle algo pero que no podía por que Khun estaba presente. Entendió la excusa mal elaborada y porque por primera vez Nop no cumplía la orden del Theerapanyakul.
—Vegas, quiero que me compres el curry. —Pete miró suplicante al Alpha— ¿podrías ir?
—No. —Vegas respondió cortante, tajante— I won't leave this room.
—Pero, Vegas, tu eres el único que conoce el lugar donde hacen el más delicioso curry. —Pete busco en su mente algo que pudiera hacerlo salir—. Además, también quiero cerdo dulce, brotes de coco, asado en salsa de chile y camarones.
Vegas no estaba contento con la petición de Pete. No dejaría esa habitación, no cuando sentía como su Alpha enloquecia al imaginarse lejos del chico.
—Mi amor... —Con las mejillas rojas, Pete dejo escapar el vergonzoso apodo amoroso—, por favor, muero de hambre.
El cerebro de Vegas pareció desconectarse por breves instantes. ¿Pete lo había llamado mi amor? Era tan raro y reconfortante viniendo del sureño.
—Pete...
Los labios del Omega y su aroma lograron adormecerlo para después sentir como la llama dentro de él surgía de la nada. Siempre era así con Phongsakorn; Vegas lo deseaba a cada instante del día, quería hacerle el amor todo el día, marcarlo, besarlo, lamerlo, follarlo.
Sus labios se encargaron de devorar los tímidos del guardaespaldas. Ignoro la mirada incómoda de Nop y se dedico a meter su lengua en la boca de Pete.
—Vegas... —El guardaespaldas de la primer familia se separó antes de que Vegas decidiera correr al Beta y tomarlo ahí mismo. Su plan era sacar a Vegas de la habitación, no tenerlo entre sus piernas— ¿puedes ir por la comida?
Vegas rodó lo ojos y tenso la mandíbula.
—Tendrás que recompensarme. —El Alpha mordió las mejillas rojas y bajo al cuello aspirando el aroma del Omega—. Y tiene que ser una buena recompensa.
Pete no soportaba la vergüenza. Vegas era un maldito pervertido.
—Dejaré que me folles cuando regreses. —Susurro en el oído del Theerapanyakul.
Vegas suspiro deseoso antes de separarse y tomar su abrigo.
Cuando vio a Nop en la puerta no supo si ordenarle quedarse para que nada le pasara a su Omega o decirle que se marchará ya que no lo quería cerca de Pete.
—Me quedaré detrás de la puerta. —Dijo el Beta bajando la cabeza—. Por si llega a necesitar algo.
Vegas lo miró mal antes de cerrar y retirarse.
— ¿Nop? —Pete se escucho detrás de la puerta— ¿sucede algo?
El Beta sonrió; ese guardaespaldas era más listo de lo que pensaba. Ahora entendía un poco del porque Khun Vegas estaba maravillado con el sureño.
—Lo que voy a decirte puede que cambie muchas cosas. —Comenzo el Beta—. Pero no tengo el corazón para ocultartelo.
—Nop, me estas preocupando. —Pete pensó en los peores escenarios, ¿Khun Kan le había hecho algo a Tankhun por su insolencia? ¿A Porsche? ¿Kinn? ¿O tal vez a Kim?
—Cuando el doctor Top vino, quiso llevarte al hospital,—ante el silencio del Omega, Nop continuó — Pete, el doctor sabe que eres un Omega. No sé si sabe sobre tu rango o no, pero eso es lo de menos ahora.
—La primera familia lo sabrá. —Susurro Pete asustado. Los únicos que tenían conocimiento sobre su casta eran Kinn y Khun Korn. Si Tankhun se enteraban, si sus amigos se enteraban, si Porsche se enteraba...
—No, Khun Vegas fue muy claro al decirle que nadie podía saber tu casta y tu ubicación.
—Entonces...
—Pete. —Nop apretó los puños dándose valor—. El doctor Top me aseguró que estas gestando.
Pete dentro de la habitación se paralizó. Las palabras del Beta resonaban una y otra vez en su cabeza.
Miró su vientre aún plano.
—Pero... —Pete no lograba entender cómo lo supo.
—Tu aroma delató tu estado. —Nop dejó escapar un suspiro cansado—. Él dijo que apestas a Omega preñado.
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