[Presente]

.
.

Pete abrazo su vientre ante los ojos calculadores de Korn.

—No sabes lo aliviado que estoy de verte, hijo. —El viejo Alpha le mostró una sonrisa. Pero está vez no llego a sus ojos—. No voy hacerte daño. No hay necesidad de que mantengas la guardia en alto. Somos casi familia, Pete.

—Khun Korn...

—Dime, Pete... —El Alpha miro a Chan quien no se despegó de su lado—, ¿Qué piensas hacer con ese bebé?

Pete calmo su aroma. No quería delatarse y que el Alpha frente a él supiera el miedo que estaba sintiendo.

En el momento en que Pete despertó se dió cuenta de que estaba en la sala de emergencias de la primera familia. Supo de inmediato que habia sido examinado y que su embarazo ni siquiera sería un secreto. Lo que no imaginó fue ver al mismísimo Korn en la habitación esperando que él despertara.

Todo indicaba que estaba en problemas.

—No entiendo su pregunta. —Pete se mantuvo sereno.

Korn lo miro por largos segundos, tratando de intimidar al Omega.

—Pete, supongo que tuviste que vivir un evento bastante traumatico. Ese bebé...

—Es mío. —Pete tenso la mandíbula—. Khun Korn, no voy deshacerme de él. No está a discusión.

Pete vio como Korn dirigió su mirada a Chan. Este suspiro para después salir del lugar.

—Entonces, ¿es esa tu decisión? —El Alpha sonrio ligeramente—. Bien, no hay nada más que hacer. Solo, quiero preguntarte algo.

—Khun Korn...

—Vegas es el padre, ¿no es así?

Pete sabía que negarlo era imposible. Chan lo había encontrado no muy lejos de la casa de seguridad, la cual no era propiedad de nadie más que de la segunda familia, de Vegas Theerapanyakul. Era tan fácil como sumar dos más dos para tener la respuesta.

—... Khun Korn, por favor...

—No te preocupes. Entiendo que el bebé no tenga la culpa. Pete, estoy de tu lado, recuérdalo. —Korn se levantó y le regaló una última mirada. Fría y calculadora—. Por el momento, te dejare descansar. Tankhun a estado muy triste sin ti.

Phongsakorn dejo salir el aire que estuvo reteniendo en cuanto el Alpha desapareció por la puerta.

—No voy a dejar que nada te pase .—Pete se acaricio el vientre—. Nadie te hará daño.