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Intimidación

[Pasado]

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Cuando Pete fue secuestrado se empeño por que sus feromonas se mantuvieran ocultas la mayor parte del tiempo. Gracias a Phi Chan y el entrenamiento de la primera familia había aprendido a controlar varios ámbitos de su vida como Omega dominante.

Uno de ellos era ocultar su aroma para ser percibido como un Beta; y llevaba haciéndolo por años así que no era difícil a pesar de las circunstancias.

—Te llevaré a casa conmigo. —Vegas mantenía esa sonrisa fría y esa mirada llena de diversión—. Porque soy un buen dueño.

—¡Prefiero morir! —Pete no bajó la mirada— ¡Ten las malditas agallas y matame de una vez!

La risa de Vegas le erizo los vellos. El Alpha sonriente y tranquilo que se paseaba en los pasillos de la casa de la primera familia siguiendo a Porsche a todos lados se había extinguido.

Ante los ojos de Pete sólo quedaba un maldito psicópata loco.

—No, no sería divertido. —Vegas rio—. Un perro perdido como tú no merece una muerte rápida.

Pete siguió con la mirada en alto, retando al Alpha, expectante hasta donde llegaría.

—Porsche tenía razón en algo. —Pete sonrio—. Khun Kinn es mucho mejor que tú.

Un puñetazo en su mandíbula le volteo la cara. Rio cuando el clásico sabor a sangre se esparcio por su boca.

Pete tenía miedo pero también la adrenalina en su cuerpo nublaba su sentido de la coherencia.

—Cállate. —La mano del Alpha agarro su rostro de manera tosca lastimando al Beta—. Bad dog, I'll have to educate you.

Pete esperaba un golpe, más no que el Alpha se refugiara en su cuello.

El pánico creció en él. Si Vegas lograba percibir un poco de su verdadero aroma, todo se iría a la mierda. La atadura en sus manos y piernas le impidió apartarse de la nariz ansiosa del hijo de Khun Kan.

—¡No! ¡Detente! —La lengua del Theerapanyakul se paseo por la unión de su cuello y hombro derecho— ¡Vegas!

El Alpha alzó la mirada y lo vio con fijeza. Había algo en sus ojos que estremeció al sureño.

—Repitelo. —El Alpha acarició los labios del chico— ¡Repite mi nombre!

Pete calló con los ojos llenos ira.

—Ya veo, entonces será a mi modo. —Vegas de nuevo atacó el cuello del Omega, dejando que sus manos acariciaran el pecho expuesto y el vientre que subía y bajaba con rapidez.

—¡No! ¡Basta! —Una mordida en su cuello lo alertó— ¡Vegas, por favor! ¡Vegas!

Las manos del Alpha sujetaron su rostro y de pronto los labios de Vegas quedaron a centímetros de los suyos. Había lujuria en su mirada, como si el simple hecho de llamarlo por su nombre fuera un fuerte detonante para despertar el libido del Theerapanyakul.

—Si tan solo fueras un Omega... —La nariz del Alpha acarició la del Beta mientras susurraba.

Pete temió por su vida. Tenía que salir de ahí antes de que su celo se presentará.

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