Lovino Vargas, el FamosoPopularRevolucionaHormonas -tanto femeninas como masculinas- de la poco y nada conocida Academia Mundial, oculta en algún rincón de Estados Unidos.

Lovino -o Lovi como le llaman los cercanos, aunque él lo odie- es italiano, bastante guapo y a pesar de su carácter tsundere -como le suelen decir- era todo un ligón.

Todas -bueno, la mayoría- solía tratar de conquistarlo, y solo conseguían una cita -como mucho dos- y el famoso italiano las dejaba con la excusa de "no eres lo que busco" de tanto rechazo que llego a hacer hasta habían rumores de que era del otro bando, pero claro, nadie confirmaba aquello, de hecho cuando un hombre lo invitaba a salir -si, algunos se atrevían- él de inmediato los rechazaba...

- Macho patatas segundo, deja la extraña introducción -dijo aburrido Lovino.

- Kesesesese, pero es la manera fácil de conocerte -respondió el alemán que según él era de Prusia, bueno se llama Gilbert

- Sucede, mon ami, que aquí todos lo conocemos -comentó un francés, de nombre Francis.

- Y que estamos tratando de terminar de hacer el aseo -dijo un español, que se llama Antonio.

- Así que trata de hacer algo y termina luego bastardo -dijo el italiano mordiendo un tomate.

- Esta asombrosa persona no se merece esto -reclamó el pruso/alemán, tirando el trapero al suelo.

- Hubieras pensado en eso antes de obligarnos a tirarle pintura rosa a Ivan -comentó Antonio agotado de limpiar inodoros.

- Además... Lovino se lleva todo el timpo mirando sin ayudar en nada -dijo Francis mordiendo un pañuelo rosa.

- Yo NO hice nada, den las gracias de que los estoy esperando, trio de idiotas.

- Pero Lovi~ si nos ayudas nos iremos más rápido~ -canturreo el español volviendo a su asquiento trabajo.

- Que no me llames Lovi, Che palle -regañó.

Todos siguieron en lo suyo con la calma que caracteriza al Bad Friends Trio. Hasta que la puerta de los baños se abrió y cerró rápidamente, en ella se apoyó un chico de unos pequeños casi dos metros, se le notaba horrorizado y agotado. El cuarteto lo miró entre curiosos y asustados.

- I-Ivan... -susurró el español.

- Ayudenme -dijo el ruso.

- ¿En qué? -le preguntó Gilbert divertido.

En eso se escucha como si unas uñas arañaran la puerta, cosa que asustó a todos, el sonido se intensificaba cada vez más.

- La cosa que esté del otro lado si que tiene uñas fuertes -susurró Francis.

- Sucede que esa cosa, es Natalia -dijo Ivan corriendo y ocultándose dentro de xxx

- Brat~... Sé que estas a dentro~... -se escuchó una voz femenina que infundía terror- sal de allí y vamonos a casa~...

- ¿Natalia? ¿Su hermana menor? -preguntó Lovino, recibiendo un leve si de Antonio.

El italiano se dirigió a dónde se ocultaba el ruso y dio tres golpecitos a la puerta para llamarle la atención.

- Hagamos un trato -dijo Lovino- Si logro espantar a tu hermana me darás algo a cambio.

- ...

- MON AMI, ¡¿Estas loco?! -le gritó el francés.

- BRAT~ -la voz de la chica se escuchó mucho más fuerte, y ahora golpeaba la puerta.

- ¿Que quieres? -preguntó el ruso.

- Un CD de The Rolling Stone.

- Pensé que le pediría dinero -susurró Gilbert.

- Lo comparé si la hechas, da.

- Hecho.

La puerta se abrió de golpe, digo la puerta salió volando dejando ver a una hermosa chica de cabello rubio sedoso, ojos azules y perfecto cutis blanco. Todos pegaron un salto.

- ¿Donde ocultaron a MI hermano? -les preguntó.

- Aquí no está tu hermano -respondió Lovino acercándose.

- SÉ que está aquí -contrarrestó ella- ahora dime dónde esta.

- Aquí solo estamos nosotros, bella~ -canturreo el italiano acercándose mucho más a la rubia.

- No me digas así, yo no caeré en tus estúpidos encantos.

- Vaya~ acabas de decir que tengo encantos -Lovino la tomó de la cintura acercándola a él.

- Sueltame.

- ¿Por qué? ¿No te gusta estar así? -sonrió.

- No con idiotas como tú -dicho esto, Natalia le dio un rodillazo en las partes nobles del italiano, el cual la soltó y cayó al suelo por el dolor.

Natalia lo miró con desprecio y luego se fue, todos quedaron en silencio, hasta que Francis y Gilbert comenzaron a reír, Antonio se acercó a su amigo con intenciones de ayudarle e Ivan salió de su escondite.

- ¿se fue... Cierto? -preguntó el ruso, Antonio asintió- Supongo... Que te debo un CD... Da? -Lovino asintió.

- Hey... ¿Que va a pasar con la puerta? -preguntó Antonio viendo la puerta en el suelo.

Hubo un silencio sepulcral.

- Si... Corremos... Nadie lo notará -sugirió Gilbert.

- No me puedo mover... Bastardo -susurró Lovino con lágrimas en los ojos.

Otra vez estallaron en risas, esta vez se les unió Ivan en casi una minúscula risita. Antonio trató de reprimirla ocultado su rostro entre el hombro y el cuello de su amigo italiano.

- NO SE RIAN SI NO QUIEREN QUE LOS GOLPEÉ... En cuánto pueda -amenazó Lovino- Bastardo de los tomates... Quita tu cabezota de ahí.

- Perdón -dijo el español mas calmado y levantándose- supongo que ya puedes respirar y caminar bien.

Antonio le extendió la mano para ayudar a Lovino, el cual a regañadientes aceptó.

- Eh... Lovino -llamó el ruso algo ¿nervioso?

- ¿Qué?

- Puedo ¿pedirte un favor?

- ¿Cuál?

- Eres el primero que logra que mi hermana se vaya sin salir mayormente herido -comenzó el ruso- y bueno... Creo que serías un buen chico para que la mantuviera alejada de mi...

- ¿Que éstas insinuando?

- Si yo... Hiciera todo lo que tú quieras, o comprara todo lo que tú me pidas, a cambio de que conquistaras a Natalia... ¿Aceptarías?

- Todo... ¿Todo? Es decir te volverías algo así como ¿MI chico de los mandados?

- Da...

- ¿Solo para que la conquiste y la alejé de ti?

- D-Da...

- ...

- ...

- ... Vale...

- ¡¿Enserio?! -Ivan de la pura emoción s corrió a abrazar al italino, el cual se sintió abrumado por la diferencia de estatura- estoy muy feliz, Blagodarya (gracias).

Luego de eso el ruso se fue dejando a unos confundidos chicos, no todos los días vez al temeroso Ivan Brangisky sonreír, agradecer, y abrazar al popular Lovino, el cual por cierto ahora estaba en estado de shock... ¡Él odiaba los abrazos! Sobre todo de alguien que no fuera una chica.

- ¿Sabes que es lo que acabas de hacer? -preguntó Gilbert.

- Acabas de cavar tu propia tumba -dijo Francis.

- Fue un gusto conocerte Lovi -comentó Antonio.

- Hey, ¿que puede salir mal? Es una chica más... ¿Verdad...?