Capítulo III. Primer intento.
°-Natalia-°
Me senté en mi puesto, el aula esta vacía. Aburrida.
Hubiera deseado seguir a mi hermano, pero a penas llegamos, desapareció y probablemente se escondió en el baño para varones, no iré a botar la puerta. Otra vez.
Saqué un cuaderno al azar de la mochila y el estuche. Comencé a dibujar garabatos en una hoja. De a poco empezó a llegar la gente, y las conversaciones llenaron el cómodo silencio en el que estaba.
- Arlovskaya~ -dijo la voz chillona de una tipa odiosa- ¿como has estado?
- ¿Que quieres? -le pregunté mirándola con desinterés.
- Saludarte, te vi tan solita, al parecer Anri no va a venir. Y te daré el honor de tenerme contigo.
- No necesito tu compañía. No quiero rebajarme a tu nivel -respondí sin mirarle, su exceso de maquillaje es horrible.
- ¿Rebajarte a mi nivel? ¿Pero que te crees? -me preguntó simulando estar indignada- obviamente soy un nivel mucho más alto que...
Me quedé esperando que terminara la frase, cosa que no sucedió, levanté la vista hacía ella y ella tenía la vista clavada en la entrada. Giré la mirada a la entrada y allí estaba el italiano conversando con su grupo de amigos, decidí seguir haciendo los garabatos en la hoja.
- Lovino~ -le llamó ella, al fin me deja.
Seguí en lo mio, ignorando por completo lo que sucedía a mi al rededor, eso hasta que de repente apareció un papel blanco sobre la mesa atrapando mi vista. Levanté la mirada y no habían nadie, pero casualmente -digo esto obviando que no creo en casualidades- el italiano toma asiento en su puesto. Tome el papel examinándolo, lo desdoble.
"Como me gustaría ser agua, para que me rocíen en tu cuerpo de rosa blanca."
Fruncí el ceño, la letra me era -para mi desgracia- conocida, arrugue el papel y lo tiré hacía atrás sabiendo que detrás estaba el idiota que lo había escrito.
- Vaya forma de agradecer -dijo.
Me abstuve de contestar, solo le ignore.
- Hola... -susurró una voz, más que conocida.
- No voy a salir contigo, Toris -dije de forma automática mirándole.
- Oh... Por favor, aunque sea para ir a tomar un helado -me rogó.
- No quiero, no voy a salir contigo.
- Pero... Aunque sea por media hora.
Le ignoré.
- Natalia...
- ¿No te dijo que no quiere? -le preguntó ¿Lovino?, levanté la vista para confirmar mis sospechas, y ¡sorpresa!- vete mejor a tu sala, y deja de molestar.
Toris le miró extrañado, yo lo miré extrañada, y en teoría todos los que le escucharon le miraron extrañados.
- No te metas en mis asuntos Vargas -dije, en ese momento el timbre sonó.
El lituano se fue, con su típica cara de desilusión, me giré para mirar al italiano, el cual tenía la mirada pegada al móvil.
- ¿Que te pico Vargas? -le pregunté entre curiosa y la nada.
- Una extraña atracción por ti -dijo sin mirarme, como si fuera la cosa más normal del mundo.
- Tipo como que no juegues con fuego, te puedes quemar -dijo la voz de Feliks.
- Dile eso a tu amigo, que otra vez vino a molestar -le dije volteandome. Ya que la primera clase comenzó.
(...)
Contemple a mi hermano desde la lejanía, mientras él mantenía una amena conversación con Yao, un chino bastante amigo y otro que no recuerdo su nombre pero creo que es coreano -del norte. Parece-.
Es odioso tener que ocultar los sentimientos que tengo hacía Ivan, aunque he tratado de decirlos, él siempre se escapa de mi. Sé que solo me ve como una hermana menor, a la cual querer y proteger... Pero no pude evitar enamorarme de él, el único que me ha tratado como si no fuera una loca, el único que a pesar de todo me quiere tal y como soy. Ivan, ¿por qué no puedes comprender todo el amor que siento por ti?.
Quise acercarme a ellos, pero al parecer uno de ellos me vio porque se fueron rápidamente del lugar, otra vez me quedé con las ansias de saber que era lo que conversaban. Golpeé el árbol que me servía de escondite.
- El pobre árbol no tiene la culpa -dijo una suave voz detrás mio.
- No me importa -susurré volteándome.
Vi a una pequeña joven de cabello rubio y trenzado con ojos verdes, mi mejor amiga, Erika Zwingli, aunque todas la llamamos Lily, porque vaya uno a saber.
- ¿Qué le sucedió? -me preguntó ella sentándose a la sombra del árbol, me senté a su lado.
- Lo de siempre -contesté.
- No creé que debe dejarlo.
- ... -guardé silencio mientras jugaba con el pasto.
- Hablando de dejar... ¿Anri asistió hoy a clase?
- No ¿por qué?
- Mathias, no asistió... Supuse que habían salido... Había una oferta en una chocolatería y como Anri le gustan los chocolates pensé que había invitado a Mathias... Ya sabe.
- ... ¿Irás con tu hermano? Él es otro fan de los chocolates ¿no?
Rió suavemente y miró el cielo sonrojándose.
- No... Creo que él irá con otra persona... Además ya tengo planes con Ravis... Me costó mucho que mi hermano me dejará salir con él, así que no perderé la oportunidad.
- Parece San Valentín, que odioso.
- Yo creo que debería darle una oportunidad a Toris, se nota que él la quiere mucho.
Hice una mueca de disgusto ante la mención de lituano.
- Preferiría salir con un perro antes de él.
- ¿Por qué no me sorprende? -me preguntó riéndose.
- Porqué sabes que me gusta otra persona.
- Pero es su hermano...
- No lo es, y lo sabes.
(...)
Caminé hasta el aula con pereza, era la hora libre, donde se supone que estudiamos y adelantamos las tareas para no hacerlas en casa, pero que en realidad nadie hace nada, al faltar Anri hoy a clases tendría que soportar a Feliks con su "tips" de belleza que solía dar a todo el mundo -de los cuáles he llevado a cabo algunos, pero nunca le diré-. Entré y al instante sentí varías miradas sobre mi, fruncí el ceño y caminé hasta mi puesto. Sobre la mesa había una rosa blanca con un papel sobre ella, la miré con desconfianza, desdoble la hoja.
"Tus ojos son como un rosa, cada vez que me miras me clavas una espina"
Miré con odio al italiano, el cual me dedicó una sonrisa encantadora pero tan falsa como él mismo, arrugue el papel y se lo tiré directamente a la cara, de inmediato fruncio el ceño, la rosa la miré unos segundos antes de ir a tirarla a la basura.
- Recuerdo haberte dicho que no caería bajo tus encantos -le dije, el sonrió- ¿De que te ríes idiota?
- Definitivamente eres encantadora...
Me senté en mi puesto ignorándolo. No estoy para soportar a gente como esa.
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Los piropos y frases de lige transmitidos en esté capítulo son de exclusiva obligación de quién los utiliza y no merece responsabilidad de quién las público al internet (www.citasyprobervios.com)
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