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Capítulo II.

°-Lovino-°.

Al acabar la clase de letras, -en la cual me quedé medio dormido, como siempre-, salí del aula seguido de unos bastardos a los que llamo amigos. Me apoyo en la muralla que esta frente a la puerta de la sala, y dos rubios se colocan a mi lado, uno a cada lado.

  -  Hey! Vi que le hablabas a Natalia -dijo uno, su cabello es rubio y tiene un extraño mechón anti-gravedad, aunque no soy quién para juzgarlo, es un tipo de ojos azules y lentes bastante gritón y se cree héroe, se llama Alfred y es estadounidense.

  -  ¿Tiene algo de malo? -le pregunté con desinterés.

  -  Nunca le había visto hablarle -dijo el otro con su voz casi inaudible, su cabello es algo más oscuro y tiene melena, también tiene un rizo extraño que le cae por frente de su rostro, sus ojos son de un extraño violeta y también ocupa lentes, él es más calmado su nombre es Matthew y es canadiense.

  -  Siempre hay una primera vez -respondí.

  -  Suena sospechoso -comentó Alfred justo en el momento en que la bielorrusa salió del aula- muy sospechoso.

  -  Todo lo que hago te es sospecho -reclamé.

  -  Es que no sé si puedo confiar en ti o eres un espía de alguna organización maligna rusa que quiere destruir al gobierno norteamericano con su ideología comunista.

  - Soy italiano idiota.

  -  Igual, uno nunca sabe.

  -  Dejalo, yo le dije que dejara la droga -dijo Matthew.

En ese momento -mientras Alfred nos contaba una película que había visto- apareció Ivan, todos se alejaban dejándole pasar, Alfred guardó silencio de inmediato, Matthew se apoyó aun más a la muralla como si intentara que esta lo absorbiera y yo pues me quedé sin hacer nada. El ruso se detuvo frente a mi y me extendió una bolsa blanca, lo miré curioso.

  -  Recibelo u olvidalo, no me gusta The Rolling Stone por lo que acabará en la basura si no... -tomé la bolsa controlando mis instintos de fanboy- además de que viene un adelanto.

  -  Ok~ -susurré, vamos Lovino controla al fanboy.

Luego se fue, sentí la mirada de varios sobre mi mientras revisaba la bolsa, allí estaba, el CD, completamente original y un cupón de descuento para cierto local de comida rápida, vaya... Acompañare al estadounidense algún día y me saldrá gratis.

  -  I Told You! -gritó Alfred llamando la atención de todos- sabía que no podía confiar en ti, hoy mismo me alejaré de ti, maldito demonio italiano apoya comunistas rusos.

Rodeé los ojos más que acostumbrado a sus extraños ataques de héroe, y obviamente dejándome de villano, como siempre. Alfred... Eres odioso.

  -  Sucede, querido amigo, que yo sé todos tus secretos... -dije acercándome a su rostro- si te alejas, te quedas sin dignidad -amenacé, advertí o como quieran tomarlo.

Matthew se limitó a reír, sí, ya debe estar acostumbrado a esto.

  -  ¡Ve~ Fratello~! -la voz de mi hermano resonó por todo el pasillo al igual que los "aww" de las chicas.

Feliciano se acercó a nosotros, saludó con la mano a mis amigos.

  -  ¿Que quieres? -le pregunté, el no se acerca a mi porque si, siempre es para pedirme algo.

  -  Solo quería saludarte... Ve~ -le seguí mirando, y él entendió que no le creía- es que... Ustedes ya hicieron el examen de biología... Me preguntaba si ya se los han entregado.

  -  ¿Tiene examen a la hora que viene? -preguntó Matthew, Feliciano asintió- no nos han entregado los resultados... Pero me acuerdo de algunas respuestas.

Vale, pongamos lo así, Matthew es al que mejor le va en clase y quiere ser veterinario o médico, por lo que sabe más de biología que ningún otro, y eso Feliciano lo sabe porque yo le he dicho, el canadiense es tan buena gente que siempre le dice las respuestas correctas al idiota de mi fratellino.

  -  Ve~ Grazie~ -dice guardando un papel y un lápiz en el bolsillo del pantalón- Matt~ eres un amor~ -dicho esto se fue dando saltitos.

  -  ¿Por qué promueves la idiotes de mi hermano? -pregunté.

  -  Porque tú promueves la del mío -contestó.

Vale, me ganó, ciertamente le doy todas las respuestas a Alfred durante las pruebas, pero luego de eso salgo con dinero así que no importa.

  -  HAHAHAHA -rió Alfred de repente.

  -  Pobre, se sintió ignorado -dije dándole palmaditas en la espalda.

  -  ¡No me sentí ignorado! -gritó- ok, solo un poco... ¡OK! No me ignoren -agregó haciendo pucherito.

···

Ni cuenta me di cuando la última clase había acabado y cuando por fin podía irme a casa, mientras todos se arreglaban para escapar de la academia, yo me estiré y coloqué mi cabeza sobre la mesa, aun no me quería ir.

  -  Lovi~ ¿No te vas a ir? -me preguntó Felk.

  -  No, y me llamo Lovino -corregí.

  -  Osea, tipo no seas tan amargado -dijo con su exagerado tono femenino.

  -  Dejame.

Feliks seguía hablando pero no le escuché nada de lo que decía, tenía la cabeza en otra parte, muy, muy lejana de lo que sucedía a mi alrededor; ¿Como se supone que debo conquistar a una chica obsesionada con su hermano? ¡¿Como mierda hago eso?!

  -  Lovino -me llamó la voz de Matthew- no se tú, pero nosotros nos vamos...

  -  Vayanse -dije sin más- necesito... Hablar con alguien.

  -  Ok, pero después no llores de que te dejamos solo -comentó Alfred.

  -  El único que llora eres tú -susurré.

El aula quedó solitario, y yo seguía en mi puesto hechado sobre la mesa, si no fuera tan interesado no estaría metido en esto. Joder, me odio.

  -  Lovi~ -la voz cantarina de Antonio interrumpió mis pensamientos.

  -  Che? -pregunté ignorando el apodo.

  -  Te vez afligido ¿Que sucede? -el español se sentó en el puesto del frente.

Levanté la mirada y vi que estaba solo, eso raro.

  -  ¿Y los otros bastardos? -pregunté.

  -  Se han metido en problemas, en los cuales salí fuera de escena, creo que les han dicho que ordenen los materiales del gimnasio. Pero no me cambies el tema.

Suspire, por más que digan que Antonio es un idiota que no se da cuenta de lo que sucede a su alrededor y que es fácil de manejar y engañar, conmigo nunca sucede, es que siempre que me pasa algo él es el primero que se da cuenta, y cuando intento cambiar el tema él no me deja. Idiota...

  -  Me acabo de dar cuenta en lo que me he metido.

  -  ¿El trato?

  -  Sì.

  -  Yo te dije que no debisteis haber hecho eso.

  -  Tú siempre tienes razón. Te odio.

Antonio rió, y me desordenó el cabello.

  -  No sé como separarla de Ivan -susurré.

  -  Es una chica un tanto complicada, te ayudaría pero sabes que no soy precisamente un casanova.

  -  Hum.

  -  Pero... Intenta con algo que no hayas intentado con otra.

  -  ... ¿Regalos? -me pregunté a mi mismo- nunca le he regalado algo a alguien que no sea importante para mi.

  -  Puede ser una opción, pero solo intenta no enamorla.

Solo no debo enamorarla, suena fácil.

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