— ¿Te esperamos afuera? —Mina, su ahora compañera de oficina le gritó a lo lejos.

— Ustedes vayan! Yo las alcanzo más adelante! —Momo respondió mientras seguía detrás del ordenador.

Preparación. Clases exhaustivas. Estrés. Exámenes. Tres años en la academia de dar su 101% de ella por un papelito con su nombre que le avala como héroe profesional y se encuentra detrás de un ordenador a altas horas de la noche.
Los ojos negros cansados detrás del par de anteojos y el cabello ya desaliñado reflejaban el cansancio constante de Momo Yaoyorozu.

— Graduada; más de tres años de experiencia en heroísmo y lo máximo que pude conseguir es un puesto de oficina... —la chica se reclinó sobre su silla. Era la misma queja que siempre se daba a sí misma pero se frenaba antes de terminar toda la frase.

Momo tomó su móvil y entre los archivos llegó a uno en concreto que observaba rara vez. Aquellas fotos en sus años en la academia UA, fotos con sus amigos y aventuras que pasaban juntos, pero también, fotos con aquel chico. Ya habían pasado tres años desde su despedida y aún así cada foto que veía le sacaba una pequeña sonrisa pero también le lastimaba el corazón.

— Olvídalo... —la chica susurró para si misma. Apagó el ordenador y tomó sus cosas.

...

— ¡Miren quien llegó! —una de sus amigas gritó observando como Momo llegaba al bar.

Cada viernes por la noche después de su horario laboral, Momo y su pequeño grupo de amigos se juntaban en un bar distinto para sobrellevar el estrés cotidiano. Ella frecuentemente daba excusas para librarse de ir. Prefería descansar en casa y dormir. Pero ese día en particular decidió salir un poco de su rutina.

— Muy bien, pequeña Momo. Como es tu primera vez aquí te daré el honor. —una de sus amigas se acercó hasta ella con una cerveza en la mano. — Y está prohibido levantarse de esta mesa hasta que mínimo tres de estás estén vacías. —sonrió jugetonamente mientras señalaba la cerveza.

Mientras las canciones pasaban en aquel bar, los tragos lo hacían de la misma manera. Momo, pese a que no habituaba esos lugares se sentía muy feliz.
Después de un par de tragos, la chica recostó su cabeza sobre una mesa que se atravesó en su camino para intentar apaciguar su cabeza que daba vueltas por la ingesta del alcohol.

— Vas a vomitar, Momo-chan? —Mina preguntó mientras se acercaba a donde la chica reposaba.

— N-no... todo bien... —Momo respondió pesadamente aún manteniendo su cabeza sobre la mesa.

La chica poco a poco fue cerrando sus ojos mientras la canción de fondo que reconoció al instante le envolvía todos sus sentidos.

Una pequeña sonrisa se apoderó de su rostro mientras se dejó hundir por la melancolía del recuerdo.

— ¿Te irás después de la graduación? —soltó al aire con su voz suave y llena de melancolía.

— All Might dijo que sería lo mejor. Fue una oportunidad única para seguir mi sueño. —su respuesta quiso ser lo más suave posible. Sabía que le estaba haciendo daño.

El chico la observó fijamente. Ella reposaba de pie justo debajo de los intensos rayos del sol. Habían pasado mucho en estos años desde que comenzó su relación. Hubo muchos obstáculos entre medio en su persecución de los sueños y metas que tenían y cada una de ellas lo habían superado juntos. Hasta ese momento.

La arena caliente entre sus pies desnudos envolvían armoniosamente el sonido del mar golpeando y haciendo que los rayos del sol reflejaran en su rostro. Sus ojos negros se centraban en las olas del mar que destellaban una tranquilidad indiferente a la situación que experimentaba.

— ¿Qué te gustaría hacer después de la graduación? —el chico preguntó.

— Me gustaría quedarme aquí. —Momo respondió a aquella pregunta que anteriormente fue lanzada al viento. — Para siempre...

Sobre la arena reposaba una manta con varios snacks y un altavoz que reproducía canciones es de manera aleatoria.

— No hay manera de convencerte, verdad? —la chica preguntó manteniendo su mirada fija sobre las olas del mar. — Se que es tu responsabilidad como héroe pero, no me gustaría que te marcharas de mi lado... —pese a que no quería quebrarse, no sabía cuánto tiempo aguantaría.

Los pasos de la arena moviéndose cada vez más cerca de ella se intensificaron hasta colocarse junto a ella.

— Te amo, Momo. —la voz del chico era tierna, cálida.

— No es una respuesta a mi pregunta... —la voz de Momo comenzaba a cristalizarse poco a poco.

— Pero si es la respuesta que quiero darte. —el chico movió la mano hasta apoderarse de la mano de Momo y entrelazar sus dedos fuertemente.

— Te amo mucho más, Izuku. —Momo observó fijamente a Izuku mientras le sonreía ligeramente.

Momo se separó ligeramente de él aún manteniendo su mirada fija sobre su presencia y con el mar de fondo preparó su corazón.

— Cuando volvamos a encontrarnos en un futuro, porque se que nos encontraremos. Me gustaría que nos presentáramos como si fuera la primera vez... —poco a poco sus ojos negros comenzaban a humedecerse con el salir de sus palabras. — N-no porque quería olvidar estos momentos contigo. Sino porque estos momentos los conservaré para mi y para nadie más...

Poco a poco el corazón de la chica comenzaba a latir con fuerza, pero a diferencia de sus anteriores veces, ahora era de dolor.

— Estaré esperando por ti, mi pequeño Izuku... —su susurro fue débil pero lo suficientemente alto para ser escuchado por el chico.

Momo se sentó sobre la arena mientras observaba el mar a lo lejos. Sus lágrimas caían poco a poco de sus ojos, rodeando sus mejillas y cayendo al suelo en un sonido sordo que guardaba todo el dolor que estaba experimentando.
Nuevamente el sonido del andar sobre la arena fue percatado por sus sentidos hasta su lado, donde Izuku tomó asiento junto a ella.

Ambos permanecieron callados observando el mar en un silencio lleno de recuerdos mientras sonaba una canción en particular que ambos reconocieron al instante.

Izuku sonrió ligeramente al percatarse de que canción se trataba— Do you remember... the 21st night of september? —el chico se acercó un poco más a Momo mientras cantaba tenuemente. — Vamos, se que te sabes la letra... —Izuku se incorporó de pie mientras le ofrecía la mano a Momo.

La chica sonrió ligeramente observando a Izuku. Su cabello verde y sus ojos del mismo color, brillando como siempre solo para ella. Y sin pensárselo dos veces tomó la mano del chico y ambos se encontraban cara a cara el uno al otro. Ambos se sonrieron mutuamente e Izuku retiró con delicadeza las lágrimas que reposaban sobre las mejillas de la chica.

— Love was changing the minds of pretenders. —la chica susurró la siguiente parte de la canción mientras pasaba sus manos por de tras del cuello del chico.

Ambos bailaron y cantaron aquella canción tenuemente bajo los rayos del sol de una primavera cualquiera al ritmo de aquella canción mientras mantenían su mirada fija sobre sus ojos.
Ambos acortaron toda distancia que los separaban en un instante. Un cálido beso similar a todos los que se habían regalado pero tan diferente por ser el último. Un beso que duró tan poco pero significó tanto.

Momo se separó del beso y recargó su cabeza sobre el pecho de Izuku mientras lo abrazaba fuertemente.

— ¿Cuál era el nombre de la canción? —ella preguntó mientras dejaba que sus lágrimas volvieran a caer.

— Cuando te vuelva a ver te lo diré... —Izuku susurró su respuesta al oído de la chica mientras se aferraba más al abrazo.

Izuku tomó nuevamente la mano de Momo e hizo que lo observara fijamente a sus ojos. Con delicadeza movió su mano hasta la mejilla de la chica donde movió con cautela un mechón de su largo cabello negro hasta dejar expuesta su oreja, donde colocó una pequeña florecilla morada.

— Sakurasou. Son muy similares al Sakura. Ambos florecen solamente en primavera y sus colores son únicos y llenos de vida... —Izuku sonrió observando fijamente los ojos negros frente a él. — Su significado es el deseo y amor duradero. —el chico movió su frente hasta la frente de la chica y se me tuvo unos breves instantes en silencio sintiendo como sus respiraciones bailaban armoniosamente por última vez. — Fuiste y serás la mejor primavera de mi vida, Momo Yaoyorozu...

Momo fue abriendo poco a poco sus ojos mientras aquella canción que reconoció al instante llegaba a su final.
Sobre sus mejillas pequeñas lágrimas reposaban que retiró al instante de percatarse.

— Huh —la chica observó su entorno observando como sus amigas se acercaban a ella.

— Hora de irnos, señorita. Esto se está saliendo de control. —Mina sonrió nerviosamente mientras arrastraba a una de sus amigas quien gritaba y balbuceaba cosas sin sentido debido al alcohol ingerido.

Momo, aún ligeramente aturdida por aquel recuerdo asintió tenuemente con la cabeza mientras caminaban a las afueras del bar.

— Me avisas ya que estés en casa, Momo-chan. —Mina se despidió de su amiga mientras entraba al taxi.

Momo asintió con la cabeza y se quedó de pie bajo las estrellas brillantes de aquella noche de primavera.
De sus labios dejó escapar un suspiro y comenzó a caminar sin rumbo fijo por la ciudad mientras tarareaba la melodía de aquella canción anterior.
Después de caminar por un tiempo, la chica se detuvo al borde de un puente el cual tenía un río debajo de él donde la tenue luz de la luna reflejaba sobre sus ondulaciones.

— As we danced in the night, remember... —Momo susurró una parte de aquella canción al momento de dirigir su mirada al cielo estrellado.

El sonido de los árboles moviéndose con cierta fuerza debido a las ráfagas de viento acompañaron su momento de vida. Cada primavera desde que aquel chico se marchó su corazón se apretaba un poquito más debido a la ausencia de esa personita.
Fue una brevedad silenciosa hasta que llegaron a irrumpir su melancolía.

— September, de Eart, Wind and Fire. —una voz detrás de ella le tomó por sorpresa.

El sonido del andar de aquella voz se detuvo a unos cuantos centímetros de su lado y bajo la luz de su misma luna sonrió ligeramente observando el cielo.

La respiración de Momo se volvió pesada y su corazón comenzó a latir con fuerza. Aquellos ojos verdes que siempre brillaban de una manera única acompañado de aquella sonrisa y par de pecas que tanto mantuvo en amor, estaban bajo su mismo cielo.

— Eres difícil de encontrar. —el chico soltó un cierta gracia mientras dejaba escapar una risita de sus labios.

El gélido viento golpeó con delicadeza su rostro, haciendo desacomodar su cabello verde oscuro libremente por su rostro.

— Te prometí que te diría el nombre de esa canción cuando nos volviéramos a ver. —el chico bajó su mirada a Momo y volvió a sonreír como
siempre le había sonreído a ella. — Mucho gusto, mi nombre es Izuku Midoriya.

Momo aún seguía en shock. Reaccionó hasta que pudo sentir como su visión se nublaba debido a las lágrimas que comenzaron a brotar de sus ojos.

— Yo... —Momo dejó escapar una pequeña risita de sus labios para después limpiar las lágrimas que caían de sus ojos y observaba fijamente al chico. — Yo soy Momo Yaoyorozu.

Izuku sonrió feliz observando a la chica frente a sus ojos. — Se que será raro pedirle a alguien que acabo de conocer un abrazo, pero siento unas enormes ganas de hac...

Sin dejarlo terminar su oración, Momo se abalanzó sobre el chico en un fuerte abrazo. Sus lágrimas continuarían cayendo sin desdén mientras el abrazo era correspondido por el chico que poco a poco fue cayendo por la misma sensación.

— Estoy de regreso... —Izuku susurró tan cerca de ella que pudo sentir su respiración.

— Bi-bienvenido de vuelta, mi pequeño Izuku... — Y Momo acortó toda separación entre ambos en un cálido y por fin, beso de reencuentro.

Ambos chicos, bajo el cielo estrellado de una primavera cualquiera, continuaron en su abrazo donde ninguno de los dos permitiría alejarse aunque sea un poco.
Ni esa noche, ni ninguna otra.

No les voy a mentir. Este ship me encanta demasiado que podría hacer mil historias de este mismo xd

Oigan, gracias por leer hasta el final. Una nueva historia llena de amor que concluye para satisfacción personal y espero que para ustedes también.

Me gustaría saber que les pareció esta historia y si hay algo más que les gustaría resolver.

Gracias por siempre leer y votar. Los tqm con toda mi alma <3