No me quiere

Junto a mamá había preparado magdalenas de chocolate para cuando vinieras. Acababa de sacarlas del horno cuando llamaste al timbre. Abrí la puerta y, después de saludarte, te dije que había hecho magdalenas.

La sonrisa que había comenzado a aparecer en tu rostro desapareció de golpe. Te diste la vuelta y te alejaste de mi casa sin decir nada.

No entendí nada.

Pensaba que las cosas podían empezar a ir bien, pero aparentemente nuestra relación seguiría siendo una montaña rusa.

Después de cerrar la puerta, recordé que aquel día que fui a tu casa tampoco probaste las magdalenas. Las miraste con una expresión de lo más extraña que aún no conseguía comprender.