1 PÉTALO
No me quiere
El día que te conocí, aquella mañana lluviosa de finales de enero, tus ojos fueron lo primero en lo que me fijé. Eran marrones, del mismo color que el más dulce de los chocolates.
Nunca había visto unos tan bonitos, no por el color, ya que es bastante común, sino por esas chispitas doradas en tus iris que los hacían brillar de una forma especial que no había visto nunca antes. En ese instante, supe que me había enamorado de tu mirada.
Pero tú no me miraste, nuestros ojos no se cruzaron en ningún momento.
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