...y tampoco miente esta margarita que acabo de deshojar.

Esta también dice que no me quieres. Al igual que el resto de margaritas que he deshojado desde que te fuiste, desde que no estás a mi lado, desde que no estás conmigo.

Y creo que ya comienzo a asumirlo, aunque aún me cuesta hacerme a la idea de que nunca me quisiste, de que nunca lo hiciste.

El problema es que yo sí lo hice, yo sí te quise y, a pesar del tiempo que ha pasado, todavía lo sigo haciendo, todavía te quiero.

Pero sé que debo dejar de hacerlo, debo arrancar este sentimiento de mi pecho para no seguir sufriendo por ti.

Porque las margaritas no mienten cuando me dicen que no me quieres.

Cojo otra margarita y la contemplo. No deshojaré esta, no merece la pena pues sé de antemano cuál sería el resultado.

Me llevaré esta margarita conmigo, puede que la ponga en un jarrón o la prense entre las hojas de un libro para poder conservarla.

Para conservar algo que me recuerda a ti, porque sé que aunque lo intentara jamás lograría olvidarte porque tú fuiste la primera persona a la que entregué mi corazón, la primera persona de la que me enamoré y pensé que ese amor era correspondido.

Pero no lo era porque tú no me querías; eso ya lo han confirmado las margaritas y ellas no mienten.