Hoy el cielo luce más azul que de costumbre y solo hay unas pocas nubes con aspecto de algodón de azúcar en él.

Voy paseando por un prado de margaritas, intentando no pensar en nada que no sean las florecillas que me rodean, pero fracaso como siempre y termino pensando en ti.

¿Por qué siempre te recuerdo a pesar de todos mis esfuerzos por olvidarte?

Me dejo caer sobre la hierba y arranco una margarita. La miro fijamente mientras la giro entre mis dedos. Por mi mente cruza la idea de deshojarla mientras hago eso de «me quiere-no me quiere».

Aunque sé que es una tontería (¿qué sabrá una flor de tus sentimientos por mí?), lo hago de todos modos. Tal vez esta acción que los enamorados han realizado incontables veces me sirva para saber si me quieres como yo a ti o si nunca lo hiciste.