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━━━Capítulo seis.

Por primera vez esa noche no compartieron la cama, de forma amable y sin mirarlo Mi-suk le pidió a Wangguk que durmiera en la habitación de Gyeoul. Él aceptó sin rechistar, estaba confundido, así que también le serviría para pensar ya que ahora estaba seguro de que ella estaba a salvo en casa.

Mi-suk analizaba la situación: ¿debía decirle a Wangguk que le gustaba? ¿Debía respetar los sentimientos de él hacia otra persona y apoyarlo callada? ¿Resistiría estar allí si aquella relación se formalizaba? Eran demasiadas dudas, pero terminó en dos opciones:

1. Confesar sus sentimientos, recibir el rechazo e irse de casa.

2. No confesar sus sentimientos, sufrir en silencio un tiempo y luego irse de casa.

Era doloroso, porque era el primer lugar al que Mi-suk podía referirse como su casa o su hogar, pero sabía que al final solo era una mentira, algo ilusorio.

Por otro lado Wangguk se sentía extraño, estaba seguro que le gustaba Yeo Rumi, desde que la habían hecho llorar se sentía en deuda con ella; pero al conocerla, realmente le había atraído. Quizás desde aquella vez que se enfrentó a su hermana le hizo sentir cosas, claro que en ese momento le molestó, pero fue esa misma valentía de no tenerle miedo lo que le pareció atractivo.

Pero ahora no podía parar de pensar en Oh Mi-suk, ella era risueña a su alrededor y el de Gyeoul. Sin embargo, la había visto con otras personas y era realmente seria y estricta, algunas noches se había visto los vídeos de sus peleas y entrevistas, y era tan impasible que daba miedo. Entendió porqué le habían puesto "furia asesina". Ella no parecía percatarse de la expresión que tenía siempre que estaba con alguien que no le agradaba o le daba igual, su entrecejo se contraía solo y la mirada parecía vacía, como si estuviera frente a un maniquí.

Pero cuando estaba con ellos reía mucho, hacía chistes y se divertía. Cuando tenía los trabajos temporales   y llegaba muy tarde, ella le esperaba sentada en el comedor con gesto de preocupación y luego le sobaba la espalda dándole las gracias por su esfuerzo, eso le hacía sentir tan reconfortado y lleno de vida que los días más difíciles corría al baño para llorar un poco en silencio.

Porque Wangguk era realmente así de sensible, en su corazón seguía siendo un niño obligado a actuar como adulto. Un chico que le habían quitado su paz y su inocencia, que había tenido que luchar tanto física como mentalmente para seguir adelante, un hombre al que habían usado y desechado, pero que cuando Mi-suk y Gyeoul le recibían en casa con una sonrisa, era un hombre atento, amable y feliz.

¿Entonces qué era lo que le estaba pasando? Le gustaba Yeo Rumi, pero estaba realmente preocupado porque a Mi-suk le molestara aquello. Además, estaba tan dolido por dentro con ver a Mi-suk ser amable con otro hombre, que se sentía extraño. ¿Qué debía hacer? ¿Debía hacerle caso a Gyeoul y olvidarse de Yeo Rumi? ¿Y qué eran las insinuaciones que le había hecho su propia hermana esas últimas semanas? Cada que tenía oportunidad hablaba en forma de metáforas sobre él y Mi-suk, se sentía realmente bruto.

Aquella noche Wangguk se durmió luego de recibir un mensaje de Gyeoul confirmando que estaba de maravilla. Y Mi-suk también se durmió luego de recibir un texto doloroso de Moonsung:

Furia, sabes que te dije cómo era el amor ¿no? Bueno, quiero agregar que solo es hermoso cuando es correspondido.

Durante el día ninguno de los dos se levantó, estaban muy agotados mentalmente como para verse las caras desde temprano sin descansar. Era sábado en la tarde, Gyeoul regresaba al siguiente día y ambos estaban libres de trabajo hasta el lunes. El primero en salir de la habitación fue Wangguk, pero no tuvo el valor de entrar a hablar con Mi-suk, tampoco sabía qué decirle. Por su parte, ella seguía haciendo un proyecto en su teléfono, ahora decidida a que debía tener un as bajo la manga si terminaba fuera de aquel lugar. No estaba dispuesta a terminar de nuevo en la calle, así que se haría un canal de newtube; no sería tan hermosa y carismática como Yeo Rumi, pero podría dar clases de pelea como Yoo Hobin —aunque menos callejero y más profesional—, después de todo ella seguía siendo alguien importante en el mundillo.

Cuando la noche se coló por la ventana Mi-suk se puso un short, una franela y sus guantes para entrenar, estaban un poco desgastados, pero les unían los recuerdos. No vió a Wangguk ni en la sala ni la cocina, así que salió al porche; no había estrellas, no en Seúl con tanta contaminación.

Estiró tranquila y se preguntó si Wangguk estaría encerrado en el cuarto de Gyeoul, sabía que su comentario de anoche estuvo de más, ella no tenía que andar comparándose con Yeo Rumi, pero fue inevitable, estaba celosa y debía trabajar en ello. Cuando su cuerpo estuvo caliente, comenzó sus movimientos y ataques a la bolsa de boxeo; el núcleo de su estilo de pelea era el boxeo, pero ella no era outboxer como Wangguk, era in-fighter. El sudor le surcaba la espalda y no haber comido nada en todo el día le pegaba, pero seguía afanada, tenía una molestia que descargar.

Cuando el calor se volvió incontrolable decidió quitarse la franela y quedar con el sostén deportivo, ahora dejaría atrás el Peek-aBoo e iría con el ejercicio favorito de Moonsung: sostenerse del saco con los pies y hacer abdomen mientras golpeas. Era duro y difícil, pero muy buen ejercicio, así trabajaba al mismo tiempo su mayor debilidad, las piernas. Al ser luchadora interna no eran tan rápida con los pies como Wangguk, casi todo su poder estaba en la velocidad de sus brazos y la fuerza de sus golpes, pero en la MMA todo el cuerpo importa y las llaves son eficientes cuando tus piernas son fuertes.

Mi-suk era consciente de que debía ponerse en forma otra vez si quería dar clases decentes por newtube.

—Tienes más resistencia de la que pensaba, llevas mucho tiempo sosteniéndote solo con los pies.

Aquella voz la tomó por sorpresa, casi se cae, pero sus muslos no le fallaron. Wangguk había llegado hace unos 15 minutos de trotar y se consiguió a Mi-suk en aquella faena. Él la admiraba, y en una pelea realmente pensaba que podría perder.

Después de todo un outboxer e in-fighter son enemigos en los estilos de boxeo.

Mi-suk bajó del saco y se secó el sudor con la franela. Wangguk se acercó con ganas de seguir entrenando.

—¿Qué tal una pelea? —soltó aquellas palabras sin medir las consecuencias.

Ella no estaba en su 100%, pero sabía que Wangguk tampoco. El trabajo no les había dejado entrenar como cuando recién se había mudado. Sonrió un poco, había mucha posibilidad de perder, pero si le daba un golpe en el rostro a Han Wangguk, seguro sentiría un gran alivio.

—Mientras después no le digas a Gyeoul que te di una paliza, perfecto.

Wangguk sonrió.

—Luego no me eches encima a tu amigo Moonsung porque perdiste, eh.

Aquello sonó tan apático y cargado de rencor que Mi-suk casi ríe, sabía que aquellos dos no se habían llevado muy bien, pero no sabía hasta que punto.

—No lo haré mientras no hagas que tu noviecita suba videos de mí hablando de lo bruta e inhumana que soy con mis oponentes.

Wangguk le miró ¿acaso la pelea ya había comenzado de forma verbal? ¿Por qué se sentía tan molesto?

—No creo que Moonsung le deje, digo, con lo atento que es contigo.

A Mi-suk le molestó que Wangguk no negara lo de noviecita, así que comenzó a dar pequeños saltos para entrar en espacio, definitivamente no tendría piedad.

—Tranquilo, Moonsung es un perro que ladra, pero no muerde, no si no se lo pides. En cambio Yeo Rumi no sé que clase de perra sea...

Wangguk se quitó la camisa molesto, ¿por qué se estaban atacando así? ¿Cuál era la rabia?

—De igual forma Moonsung sigue siendo un animal —escupió el más alto en respuesta.

Ella aguantó un suspiro viendo aquel cuerpo, Wangguk era tan atractivo. Casi se ríe por el remolino interno de sus emociones.

Ambos se colocaron en posición de ataque.

Las manos de Mi-suk se elevaron relajadas con los antebrazos frente a la cara y el puño al nivel de la nariz y los ojos. Su lucha interna podía desfavorecerle por la rapidez de Wangguk que ya tenía los pies en una excelente posición de ataque y defensa. Mi-suk se acercó y comenzó a mover la cabeza de lado a lado, un balanceo leve que mareaba, zigzagueó en la distancia intentado guiar a ciegas a Wangguk.

Ella fue la primera en atacar, lanzó un derechazo que fue esquivado gracias a los movimientos de pies del hombre. Quedó expuesta hacia abajo así que él levantó la rodilla para noquearla en la quijada, pero Mi-suk bloqueó el golpe con sus codos, fue doloroso, sobre todo para él. Ella sonrió y subió con un gancho ascendente, él no era el único que quería noquear de un solo golpea, pero la diferencia de altura le benefició a Wangguk quien esquivó el golpe a tiempo.

Al estar tan cerca se dieron cuenta que no se limitarían al boxeo, no cuando ella era una profesional de la MMA, si dejaba que Mi-suk hiciera llaves primero, perdería al instante.

Con rapidez él la levantó de la cadera para dejarse caer contra el piso, pero Mi-suk movió las piernas y apretó con tanta fuerza en los muslos de este que le impidió moverse como quería, le rodeó el cuello con un brazo y con el otro comenzó a darle codazos a la espalda de Wangguk, seguro le saldrían moretones. Él gruñó y le apretó las costillas afincando los dedos, la alejó lo suficiente para propinarle un cabezazo. Mi-suk logró evitar que fuera en la nariz y cayó al piso de culo con la frente roja, quedó aturdida por un segundo pero logró detener la patada por el costado izquierdo, Wangguk no estaba midiendo su fuerza y lo agradecía, porque ella tampoco.

Le jaló del pie con impotencia y le tumbó, un outboxer no es nada sin los pies, pero una cachetada le tomó desprevenida, la sangre llenó su boca.

Le molestó que no fuera un puñetazo, eso suponía que Wangguk de repente le veía como una mujer débil.

—Hobin me enseñó que las peleas callejeras no son limpias —dijo él ante los ojos de furia que le observaban.

Mi-suk sonrió maquiavélica.

—Hobin esto, Rumi lo otro, cállate de una vez y no te atrevas a pelear teniendo compasión.

Se giró en el piso con una llave de piernas impecable y torció el brazo de Wangguk con fuerza ¿se lo partiría? No alcanzó a hacerlo porque Wangguk con sus largos brazos le golpeó la boca del estómago y ella lo soltó buscado aire. Mientras Mi-suk se levantaba tambaleante elevó su pierna, ella sabía dar patadas de taekwondo, cuando Wangguk volvía a ponerse boca arriba un poco agitado, el golpe fue certero en su mejilla izquierda y lo partió.

Wangguk no cayó, pero se alejó más  aturdido de lo que parecía, ahora debía medir mejor su espacio. Mi-suk también trató de concentrarse, aquella pelea estaba cargada de rencor pero le satisfacía.

Él sonrió enviando una corriente eléctrica a la espalda de la fémina.

—Avisame si te quieres rendir, puedo llamar por ti a Moonsung para que te lleve al médico —dijo y se lanzó hacia ella con velocidad.

Mi-suk lo tacleó por completo.

—Yeo Rumi te debe tener bien mal, ¿un outboxer dejando una abertura total para un tacle? Que nauseabundo —se subió a horcajadas sobre él y lo golpeó dos veces en el rostro a una velocidad impresionante.

Un quejido le hizo detenerse.

—A veces es necesario sacrificarse para hacer caer al enemigo —ella elevó una ceja ante esas palabras.

Wangguk no le dió tiempo a que esquivara sus brazos y la empujó hacia abajo poniéndole contra el piso, sujetando su mano derecha hacia atrás con tanta fuerza que el dolor era infernal.

—Que escurridizo... supongo que a Rumi le gusta eso —pronunció Mi-suk con la mejilla contra el piso aguantando los quejidos y apretando los dientes. Su piel ardía contra el suelo.

Aquello era una pelea callejera de venganza, no era ni de cerca una lucha entre dos boxeadores profesionales.

—Rumi esto, Rumi aquello, Rumi lo otro ¿qué tan celosa estás?

Si Mi-suk no estaba lo suficientemente molesta antes, después de aquello sí. Se impuso con su mano izquierda contra el piso, levantándose un poco como para meterla hacia el lado contrario y girar el cuerpo hacia arriba, Wangguk levantó su puño para noquearla pero ella sujetó el golpe. La sangre bajaba por la mejilla de él y goteaba en el rostro de ella.

Se miraron a los ojos, conscientes de que habían cruzado los límites; estaban haciendo una grieta en lo que habían construido, todo por no saber hablar de sus sentimientos.

Nunca le des oportunidad al enemigo de pensar que te estás rindiendo. Proverbio 25:15 de su progenitor.

Mi-suk sintió sus piernas libres y las elevó, apretó las costillas de Wangguk con mucha fuerza, dejándolo sin aire, este comenzó a caer hacia ella y Mi-suk no pudo hacer nada para detenerlo, su otra mano seguía sujetada por él. El rostro de Wangguk fue sostenido por los senos de la pelinegra y la situación se puso extraña, ninguno se movió más y las manos del hombre fueron bajando de apoco, las piernas de ella también se aflojaron antes de que el más grande se desmayara.

La respiración acelerada de Mi-suk hacía que la cabeza de Wangguk no dejara de moverse, las piernas le temblaban, había abusado de ellas.

Era seguro que Mi-suk había ganado, pero el costo de aquel triunfo podía ser muy alto. Wangguk se levantó sin mirarla y en silencio, se tocó la costilla derecha adolorido, Mi-suk rogaba no haberla fracturado mientras le veía entrar a la casa sin decir nada. Ella se sentó absorta, la situación se había descontrolado y se dijeron cosas que no querían, las ganas de llorar por haber lastimado a Wangguk le invadieron.

Se levantó y tomó la chaqueta de él, comenzando a llorar de tristeza por cómo estaba la situación.

Bajó a dar una vuelta para tranquilizarse, le dolía todo, y no dejaba de escupir sangre, pero se merecía cada golpe, le hizo entrar en razón. Ella no era nadie para tratar así a Wangguk por unos estúpidos sentimientos. Se detuvo en un pequeño parque y se sentó en una banca, estaba vacío, justo lo que necesitaba. Lloró hasta que el frío secó sus lágrimas y el pecho dejó de apretarle, desde allí las luces de las avenidas principales se veían como miles de estrellas, eso era lo mejor que te podía ofrecer Seúl de un verdadero cielo nocturno.

Cuando caminó a la salida para regresar a casa, el humo de un cigarrillo le fue soplado en la cara. Desde que se mudó había dejado de fumar, fue una decisión junto a Wangguk para no hacer de Gyeoul un fumador pasivo, ha sido difícil, pero no imposible. Levantó el rostro hacia el dueño del cigarro y un alto hombre de musculatura notable bajo un suéter de marca le miraba divertido, casi con burla.

—Furia asesina, Oh Mi-suk —pronunció sonriente—. Sabía que no habías perdido el toque de pelear, le has dado tremenda paliza a Wangguk, estoy impresionado.

Aquello descolocó a Mi-suk ¿él les había visto?

—Había ido para aclarar unas cosas con él, soy su amigo —con su mano instó a caminar a la mujer que no dejaba de verlo con desconfianza y seriedad—. Estaban tan enfrascados que no quise meterme, di una vuelta en la zona y ya me iba, pero te vi allí sola y me preocupé, las mujeres no deberían andar solas a estas horas.

Aquello sonó tanto a una amenaza en la cabeza de Mi-suk que su guardia se activó, estaba adolorida pero podría contra quien sea.

—¿Eres siempre así de silenciosa?

Ella se alejó un metro de forma tan repentina que su acompañante supo que estaba lista para pelear, de ser necesario.

—¿Qué es lo que realmente quieres?

Sus palabras salieron rasposas, ariscas. Él sonrió y apagó el cigarro, se tocó el cabello con un gesto tan elegante que le provocó asco a Mi-suk.

—Solo dale este mensaje a Wangguk: Ve, no arruines los planes y todo estará bien.

Eso era todo menos algo que reflejara una confianza y atención entre amigos. Mi-suk sintió preocupación.

—¿Quieres hacerle daño a Wangguk? Si lo tocas, te mataré.

La ira que desprendía su mirada le erizó la piel al hombre, le miró con mucho interés, estaba impresionado. Aquellos ojos negros de Mi-suk le hacían justicia a su apodo.

—Es justamente lo contrario, todo para que él no se lastime.

Comenzó a caminar lejos de ella, por alguna razón él se sentía en peligro, aquella chica le recordó a Baek Seongjun de cierta forma, ella definitivamente quería darle una paliza.

—¿Cómo te llamas?

La voz de Mi-suk sonó fría, calculadora.

—Sinceramente podrías matarme del susto —dijo divertido pero precavido—. Soy 244, él lo entenderá.

Desapareció avenida abajo y la preocupación se asentó con fuerza en el pecho de Mi-suk, regresó corriendo a la casa. Su franela seguía en el piso, buscó algo fuera de lo normal con los ojos desorbitados. Sus oídos zumbaban, así que tomó la camisa y se la enrolló en la mano dispuesta a luchar si había alguien dentro, pero al abrir la puerta Wangguk salía de casa intacto, con unos parches en las heridas y una compresa alrededor de su costado derecho.

Mi-suk se tocó el pecho aliviada, y tapó su rostro por las nuevas ganas de llorar. Le ardían los ojos.

—¿Ahora estás sensible?

Wangguk se escuchaba dolido, Mi-suk temió lo peor, que su relación se había fracturado. Pero ¿por qué estaba tan molesto si fue él el que quiso pelear y el primero en comenzar a lanzar porquería? No era justo. Mi-suk se secó la lágrima que bajó por su mejilla y empujó a Wangguk para pasar.

—Tienes un mensaje de 244 —dijo de espalda, no pudo ver la preocupación surcar el rostro del más alto—: Ve, no arruines los planes y todo estará bien.

Mi-suk se encerró en el baño sin esperar alguna explicación, pero la duda le carcomía ¿ahora qué diablos estaba pasando con Wangguk?

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