3.2 Glinglinglin
El violín no era su instrumento favorito, nunca lo fue, el violín era lo único que aprendió a tocar, un instrumento dado por la señora de la casa, un instrumento que ella tomó al azar y se lo dio diciéndole que si pudiera hacer al menos una pequeña melodía que sonara bien lo aceptaría como su alumno. Seungcheol apenas sabía cómo coordinar sus propios pasos, pero tomó el violín y comenzó a practicar. No aprendió rápido, de hecho, ni siquiera aprendió lo que le mostró a esa mujer, solo lo hizo y ya, hizo una pequeña melodía que sonó coherente y la practicó por un tiempo, y fue rápido, antes de olvidarla, con esa mujer. Y ella lo aceptó.
No era su melodía. Era algo que robó.
Robó ese hermoso sonido de la voz de Jeonghan, de esa canción que entonaba cada mañana cuando salía a lavarse las manos y a quitar los rastros de sangre de ellas. Y cuando Jeonghan se dio cuenta de que Seungcheol lo escuchaba comenzó a cantar más alto, ayudándolo, o permitiéndole robarle.
La melodía de Jeonghan era triste, melancólica, le provocaba querer llorar todo el tiempo y por eso lo odiaba, odiaba escucharlo todas las mañanas, pero esa vez le gustó. Así describía su extraña relación con Jeonghan, el asco y el odio mezclados con un inmenso cariño. El cariño a sus actos, el cariño a su amabilidad, el cariño a su amor. El amor de Jeonghan que era tan devoto que Seungcheol podría maltratarlo y romperlo y nada cambiaría.
Jeonghan era como el violín. No le gustaba, no lo quería, pero era lo único en lo que era bueno, era lo único que podría quererlo incondicionalmente.
Entonces Jihoon era como su libertad, como el rap y los sonidos de la calle, como el hiphop, algo que Seungcheol quería y amaba, que le gustaba y le daba emoción, pero que no era tan bueno como era con el violín.
Esa tarde, cuando tocaba el violín en una de las tantas habitaciones escuchó a Jihoon. Jihoon que caminaba de forma lente pero fuerte, algo segura pero temerosa, diferente a Jeonghan que parecía caminar siempre con un tono lúgubre y húmedo. Jihoon era más interesante. Sonrió cuando lo supo detenerse en la puerta, quizás mirándolo tocar su instrumento.
Si Jihoon lo miraba en ese momento sería como la calma despues del ruido, despues de que Seungcheol fue extremadamente molesto y constante ahora lo vería como algo calmado, diferente, y se mostraría único, sereno. Así Jihoon lo aceptaría, Jihoon pensaría que en realidad no es tan malo y Seungcheol podría acercarse. Así que tocó lo mejor que pudo, una melodía calmada... la melodía que escuchó de Jeonghan hace años, la que robó de él, o la que Jeonghan le permitió robar.
Si lo hacía bien tendría a Jihoon en su mano para el final del mes. Entonces cedió ante la melodía y se dejó llevar.
Para cuando abrió los ojos y miró hacia la puerta, hacia donde estaba Jihoon...
Jihoon estaba mirando a Jeonghan. Jeonghan quien sonreía porque reconoció su tonada.
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