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Capítulo 2 Mascotas recién llegadas... domesticándote

+LOS PEROSNAJES NO ME PERTENECEN TODOS ELLOS SON PROPIEDAD DE MI SENSEI KISIMOTO

+LAS IDEAS REPRESENTADAS EN ESTA OBRA SON DE MI TOTAL AUTORIA Y NO DOY PERIMSO DE REPRODUCCION.

+LOS CAPITULOS PUEDEN ESTAR LLENOS DE LENGUAJES VULGARES, ECENAS EXPLICITAS Y MUCHO SODOMASOQUISMO.

+SE PIDE SU TOTAL DISCRECION Y SOBRE TODO SI ERES AMANTE DEL YAOI, TE TOMES UN TÉ CONMIGO Y ME ACOMPAÑES EN ESTA HISTORIA.

++++BIENVENDIO. <3++++


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Capítulo 2

Historia ITADEI

Mascotas recién llegadas... domesticándote

*+* Mi mundo es el infierno de los infieles. Mi sangre el placer de los inmortales. *+*

La noche comenzó a caer en la casa del Uchiha mayor, el cual, iba de un lado al otro, entre sus manos sostenía una copa de vino, su mente viajaba a los acontecimientos vividos horas pasadas con aquel rubio, no entendía como, ni por qué había actuado de esa manera ¿en qué momento se descontrolo?, ¿Cuál fue el detonante de hacer que Deidara sufriera en lugar de disfrutar?, era la primera vez que pasa, estaba enojado consigo mismo, por más que repasaba el tema en su cabeza, no había algo que embonara con su falta de tacto.

Se detuvo antes de llegar a la ventana, analizando nuevamente la escena, tal vez, era el encuentro, lo difícil que fue el dominarlo, aunque, para ser claros, aun no podía hacer eso, sonrió ligeramente, llevando aquel líquido a sus labios, esto definitivamente le estaba agradando.

Un sonido en la puerta lo saco de su trance, volteo lentamente mirando de quien se trataba, sin quitar aquella sonrisa, dejo la copa de vino en la mesa de noche.

— ¿y bien?... ¿no vas a entrar?

Solo una señal con la mano era suficiente para encender los deseos carnales de aquel bello joven de cabellos rojos. Lentamente se acercó a su amo, contemplándolo cual dios, siempre tan perfecto, tan atractivo, tan sexy.

— Itachi sama — Sasori se acercaba a su dueño, tocando la palma de la mano con la suya — ¡lo extrañe!

El Uchiha mayor observo el comportamiento de "su favorito", este pet, ¿aún lo era?, no negaba que la sutileza, de este ser combinado con la belleza que poseía era tentador, probar su cuerpo y degustarlo a su antojo era algo que no negaba, pero, por una extraña razón, faltaba algo.

Lentamente su mano se dirigió al rostro del menor, toco sigilosamente su mejilla, bajo por aquel cuello, percibiendo aquella cálida piel, concentrándose en el joven que ahora tenía enfrente suyo, contemplarlo era algo que disfrutaba, que su boca pronunciara su nombre, era ambrosia pura, ¿desde cuándo estaba obsesionado con eso?, ser parte del recuerdo de sus pets, aun que este fuera el ultimo.

Se acercó solo unos centímetros, percibiendo el aliento del contrario, pero no podía evitar pensar en aquellos ojos azules y esa cabellera rubia que contrastaba a la perfección con su cuerpo mal herido.

¿acaso pensaba en ese desobediente rubio?

— ¿se encuentra bien, amo? — Sasori lo veía a los ojos.

— si... estoy bien... solo algo cansado.

— Amo — abrazaba por el cuello al morocho — yo vine... a... servirle. — esbozo con aquella cándida voz.

Lentamente se acercó al Uchiha mayor, restregando su hombría en la ropa del contrario, manifestando su deseo, su anhelo por ser fornicado por aquel hombre de facciones tan exquisitas y cuerpo de dios griego.

— Sasori — pronuncio con su ronca voz.

— ¡por favor!

Itachi observo por unos momentos esos ojos carmesíes impregnados en lujuria, recordando por unos instantes, las lágrimas de dolor del otro pet, esto estaba yéndose de las manos, no podía permitir eso, al fin y al cabo, él, era Uchiha Itachi.

Esa estúpida preocupación se le pasaría en dos meses o menos.

Sin pensarlo mucho, guio su mano hasta tomar el cuello del joven, acercando su boca, mordió el área que le quedo más cerca, succionando después, no podía dejarse llevar por sentimientos estúpidos, de algo que ni el mismo entendía.

Lentamente se desabrocho el pantalón, arrojando al de cabellos rojos sobre el sofá, abriéndole las piernas, comenzó a introducir su miembro, lastimando al contrario en el proceso, no había tenido ni un tipo de preparación, era algo raro en Itachi, pero, no podía solo dejarlo así, mordiéndose el labio, aguanto lo más que pudo el dolor de ser penetrado de esa manera.

Las emociones en el rostro del mayor eran las mismas, solo un ceño fruncido y un gruñido casi inexistente, aun así, había algo diferente, algo que el joven pet, no entendía.

—"esto es simple sexo"— comenzó a introducir su hombría de manera violenta. — "para eso están hechos, para eso fueron creados, para eso sirven"

Una descarga fuera de la entrada de Sasori denotaba la cumbre del orgasmo, llenando el pecho y parte de la boca del menor, su cuerpo estaba agitado, el de Itachi quería más, no era suficiente con eso, pero lo peor de todo, es que no se sentía satisfecho.

¿Qué estaba pasando?

— Vete a dormir — se incorporó arreglándose la ropa.

— Pero... ¿está usted bien? — manifestó con dolor el menor.

— Si.

Miro con aquellos ojos oscuros como su mascota salía de la habitación, se quedó un par de horas pensando en todo, y en nada, recordando que no había ido a ver a su nueva adquisición en todo un día.

Tenía que ir a ver si estába bien, o por lo menos vivo.

Deidara se encontraba envuelto en aquellas sabanas rojas de aquella extraña habitación, su cuerpo le dolía, las heridas que se habían abierto aun ardían, tenía miedo, coraje, frustración y todo lo que los de su tipo no podían sentir. Había perdido lo que tanto cuido, de una manera tan nefasta y humillante que el solo hecho de recordarlo le estrujaba el corazón, ser sometido por alguien tan mezquino como lo era ese extraño hombre.

Se mordió el labio al recordar que aquello, era consciente de que podía vivirlo nuevamente, hasta que se aburra de él y lo heche, o peor aún, lo mate.

Repentinamente se alteró al escuchar la puerta abrirse, sin poder evitarlo se sentó en la cama, mirando fijamente como aquella melena nuevamente se dejaba ver entre la penumbra y la luz que se podía apreciar por aquel pasillo.

— ¿Qué quieres?

— solo venía a ver si estabas vivo, ahora veo que sí.

— ¡eres un maldito infeliz!... — lo miro con coraje.

— ¿acaso me conoces? o ¿me sabes algo?

— Déjame en paz...

— Aun no aprendes cuál es tu lugar ¿verdad?

— Apretó las sabanas con ambas manos — ¿Qué quieres?

— Bueno, si vengo hasta aquí, no es para darte las buenas noches ¿verdad?

— No me gusta lo que haces conmigo.

— Tu cuerpo dice lo contrario, perdí la cuenta después de que tuviste el décimo orgasmo.

Una sonrisa surco los labios de aquel hombre, mirando con deseo al rubio que comenzó a respirar agitadamente ante la situación, se sentía en peligro nuevamente, no quería experimentar nuevamente aquellas sensaciones, no quería que su cuerpo se acostumbrara al dolor y menos al placer, y con ello se definiera quien era.

Observo como Itachi se acercaba lentamente, su cuerpo se tensó cuando las manos del contrario tocaron las sabanas de la cama, trago saliva, el de cabellos negros se iba acercando, los ojos azules se llenaban de lágrimas, no quería estar ahí, ¿Por qué tenía que pasar por esos percances?

— ¿tienes miedo?

Ante estas palabras, toco sutilmente el cuello del rubio, este, reacciono con un temor descomunal, trato de alejarse de su agresor, aparto el rostro cuando miro como el mayor se acercaba para besarlo.

Un movimiento que no se esperó lo tomo desprevenido, su barbilla era tomada con fuerza y con ello la agresión por parte de su ahora amo era bastante notoria, lo volvió a besar con desenfreno, apresando sus labios entre sus dientes para morderlo sin contemplación alguna, el rubio abrió desmesuradamente los ojos, sintiendo nuevamente aquel dolor que le rasgaba más que solo la piel.

Cerro los ojos, sollozando aún más, quería separarse de su agresor, pero no podía, entre más se alejaba, Itachi se acercaba más a él.

Repentinamente lo soltaba, el menor abría la boca, de ella, sangre y saliva recorría la comisura de su boca.

— ¿Cuál es tu nombre?

— ¿Qué?

— Se relamió los labios — si... tu nombre.

— Deidara — bajo la mirada.

— ¡Bienvenido a tu infierno!

Al decir aquella frase con una sonrisa tan retorcida se levantó de aquella cama, pasando ligeramente el dedo índice por aquellos pómulos húmedos, lamio un poco de aquel liquido salado, ante la atenta mirada de aquel joven que se sentía tan vulnerable y humillado en esa situación, quería decir algo, pero de su boca no salía ni un solo sonido, solo un llanto ahogado, cerró los ojos fuertemente.

El mundo es un lugar cruel.

Itachi salía de aquella habitación, sintiendo el coraje invadir cada célula de su cuerpo, no pudo tomarlo, destruirlo, era extraño, la situación lo era, la persona que dejaba encerrada en aquel cuarto lo era, apretaba el puño dando de lleno en la pared, impactando tan fuertemente que, por aquella acción, un jarrón se caía al suelo, haciendo se añicos.

¿Qué le estaba pasando?

Sin querer pensar mucho en la situación se dirigió a su habitación, abrió la puerta, en su desesperación azoto está detrás de sí, para su sorpresa, unos ojos carmesíes lo miraban, encontrándose a aquel pet.

— ¡Amo!... ¿está bien?

— ¿Si Sasori?

— Se acercó — tiene sangre en la boca.

— ¡Sangre he! — se la retiro con dos de los dedos — no es mía.

— Me alegro — sonrió de manera tierna.

— Ahora necesito otra cosa.

Definitivamente quería olvidar aquella extraña sensación, transformar todo aquello en placer, algo que no fuera una violación, que por poco y hubiera cometido, pero, nuevamente se encontraba fornicando con su favorito en las penumbras de aquella fría noche.

Algo en verdad estaba cambiando.

[.]

Los días transcurrieron tan monótonos como siempre, Itachi se había restringido ir con el Deidara, no quería cometer más estupideces para su persona, era algo que le enfurecía mucho, pero se dio cuenta que ni Sasori lo complacía como antes, ni adquiriendo los especímenes más hermosos y exóticos lograban complacer su virilidad.

Estaba perdido.

— "solo comen, entran en celo y duermen" típico de una mascota — susurraba aun enojado.

— ¿señor? — TenTen sacaba al hombre de su trance.

— ¿qué pasa? — preguntaba Itachi con su grave voz.

— vera... no le quería decir nada antes, pero... esto se está saliendo de control.

— ¿de qué hablas TenTen?

— la nueva mascota que llego... Deidara... pues él...

— habla ya, ¿qué pasa con el pet? — por dentro se estaba desesperando, por fuera parecía no importarle.

— desde que usted lo trajo se rehúsa a comer señor, he intentado de todo, pero no funciona nada, siempre se la pasa viendo la ventana, si sigue así podría enfermarse y morir.

El Uchiha mayor no cabía en su asombro, ¿ese insolente se atrevía a no comer?, eso no lo iba a permitir, lo iba a obligar, utilizando cualquier método incluyendo la tortura.

— "es estúpido de tu parte desafiare así", TenTen déjamelo a mí, yo le levantare el ánimo. — falsedad en cada palabra, salía de sus labios que se curvaban en una tenue sonrisa.

— ¿esta, seguro señor?

— Claro que sí.

La castaña entregaba las llaves, así como el plato de comida que tenía que llevarle al rubio, sin tiempo que perder se dirigió a la habitación de aquel malagradecido, por fuera su semblanza era tranquila, por dentro estaba ardiendo del coraje, subió las escaleras, pasando por aquellos pasillos hasta llegar a la habitación roja.

En el proceso de meditar sobre los acontecimientos y las acciones de Deidara, era que este, no intento ni una sola vez escapar cuando la mucama iba a darle los alimentos. ¿Por qué?, apretó la charola sin darse cuenta.

— "¿tal vez... no quiere ser una mascota perseguida?... oh meter en problemas a TenTen "

Introdujo la llave y abrió la puerta, el rubio volteo a la puerta algo emocionado, pero todo se esfumo al saber de quien se trataba, ¿Qué estaba haciendo ese bastardo ahí?, ¿acaso Ten Ten lo había traicionado?, al verlo, su cuerpo se alarmo, sin poder evitarlo comenzó a temblar, el infierno que le provocaba el Uchiha era devastador.

— me dijeron que no querías comer — coloco el plato sobre un pequeño peinador de madera.

— .... — ante las palabras de su amo, no contesto, solo desvió la mirada a algún punto de la habitación.

— ¿vas a hablar? tienes dos opciones, por las buenas o por las malas... tú decides, yo no soy hombre que brinda oportunidades por segunda vez.

— yo... no quiero deber nada.

— ¿Qué? — sonreía de medio lado — ya me debes tu vida, te salve de morirte como perro en los callejones.

— ¡YO NO TE PEDÍ QUE ME SALVARAS!, ¡ODIO ESTE LUGAR!, ¡ODIO ESTAR ENCERRADO! Y SOBRE TODO... ¡¡TE ODIO A TI!! — las lágrimas una vez más salían sin control, aquellas palabras que había gritado con tanta ira acumulada, golpeaban el orgullo del Uchiha.

Este solo levanto una ceja y aproximándose al rubio lo tomo por los hombros estrujándolo fuertemente, al grado de hacerlo gritar de dolor.

— eso es bastante convincente, pero, he tomado una decisión, si quieres salir tendrás que obedecerme.

— no voy a hacerlo, eres un mentiroso, dijiste que me dejarías irme si te entregaba mi virginidad, y jamás cumpliste tu promesa.

— lo hare, pero solo si te doméstico en ese lapso de tiempo, eres un espécimen muy extraño, pero realmente hermoso, además, ¿de qué te quejas?, ya perdiste lo que según tu tanto cuidabas, qué más da hacerlo por la libertad que tanto anhelas.

— ¿cómo sabré que vas a cumplir? — miraba atento aquella mirada oscura.

— con el tiempo sabrás, no creas que, por una sola vez, tendrás todo ... para eso hay que hacer sacrificios.

Deidara no se sentía convencido con aquellas palabras, ¿tenía que doblegarse para poder salir de esa jaula?, pero, quería sentir el viento en su rostro, correr sin ser perseguido, soñar en ser alguien, no solo ser una simple mascota.

— ¿Qué tengo que hacer? — hablo con un hilo de voz.

— primero tendré que alimentarte como se debe.

Sin previo aviso se colocó enfrente del menor, tomándolo de la cabellera lo obligo a pararse, ejerciendo fuerza lo colocaba de rodillas en el suelo, mirándolo desde arriba, con aquella mirada oscura y ese semblante de demonio, comenzó a bajarse lentamente la bragueta, el menor estaba atento a lo que fuera a suceder, sus ojos se abrieron desmesuradamente al ver como el imponente miembro de su agresor salía de aquella prisión de tela, oscilando de arriba hacia abajo, era una monstruosidad.

— "eso cupo en mi"— no cabía en su asombro.

— ¿no me digas que no sabes que vas a hacer? — pregunto aun sosteniendo el cabello del contrario.

— No — lo miro a los ojos

— Lo vas a introducir lentamente en esa pequeña boca, si usas los dientes o tratas de hacer algo más, creme que te golpeare hasta matarte, así que, es mejor que lo hagas despacio.

— Pero... no creo poder hacerlo.

— Lo harás despacio, no te preocupes te ayudare en cuanto vea como te ahogas.

— ¿Qué?... estas enfermo.

— Tal vez, pero aun así tienes que hacerlo... recuerda tu lugar.

Apretando la boca, se colocó mejor en el suelo, abriendo ligeramente la boca, saco la lengua, tocando solo un poco de piel de aquel miembro, sintió el calor, el olor y más que nada, como la irrigación sanguina viajaba por esa zona, pudo apreciar perfectamente las venas.

— ¡hmm!

— No dejes de mirarme, vamos, usa las manos.

Haciendo lo que el mayor le decía, sostuvo la base, sintiéndose realmente extraño, paso la punta de la lengua por todo el contorno, desde el inicio, hasta el final del pene, así regreso varias veces, el hacer aquello era algo que bloqueaba su mente, no pensó realizar aquellos actos nunca, miro la sonrisa, esa mueca de superioridad del Uchiha, el humillarlo, tratarlo como un juguete, era algo que aquel monstro estaba disfrutando.

Lentamente fue introduciendo la cabeza del miembro en su boca, Itachi lo observo detenidamente, el calor y la humedad que sintió al momento de que aquella lengua envolvía su hombría era una sensación tan placentera y relajante que no pudo mantenerse en control, posiciono su mano en la coleta que el rubio traía, jalándole el cabello de manera agresiva lo obligó a tragarse todo el miembro, la respiración fue obstruida, sus enormes ojos azules casi se salían de sus orbitas al sentir aquello, no pudo evitar fruncir el ceño, ni evitar que las lágrimas se deslizaran por sus mejillas. Deslizo la cabeza hacia atrás, sacando el miembro de su boca, como pudo se liberaba de aquella prisión.

— ¡yo no voy a hacer eso! — Deidara lo miro con odio, tratando de tomar aire.

— entonces, ¿quieres ser violado por mi otra vez? — el Uchiha llevo la mano a su miembro, este aún permanecía erecto, mirándose aún más grande. — tienes tres segundos. — amenazo.

El rubio se mordió el labio inferior, trato de aguantar las ganas de llorar, sentía mucho enojo dentro de su ser, con lentitud coloco la palma de las manos en el suelo, nuevamente se volvió a acercar, Itachi golpeo ligeramente la mejilla del menor con su miembro, los ojos azules se serraron ante el impacto, la impotencia llenaba cada fibra de su ser, no podía perder el control.

Abrió ligeramente la boca, nuevamente se introducía aquel miembro a la boca, moviendo la cabeza comenzaba a succionar de manera desesperada el pene, no sabía cómo hacerlo, ni si quiera podía usar una técnica, sintió el reflejo de devolver la comida, cuando la punta del miembro tocaba su campanilla. Quiso sacarlo, pero las manos del Uchiha se lo impidieron, este comenzó a moverlo de atrás hacia adelante. Trato de tomar aire, incluso de tomar una mejor posición, pero no podía, simplemente estar en esa situación lo estaba desesperando.

Itachi disfrutaba de aquella cavidad bucal, la garganta del pet era profunda, una sensación de delirio y demencia surcaba su ser, a cada segundo comenzó a mover más la cabeza del rubio, este por su parte trataba de aguantar.

Tenía que hacerlo.

Itachi por s parte lo estaba disfrutando.

— ¡vamos Deidara!, no me digas que jamás te enseñaron a complacer a tu amo.

La cumbre del orgasmo se sintió venir cuando el de ojos azules apretó por inercia sus labios para poder alcanzar aire y no ahogarse con el miembro de Itachi por milésima vez, todo el líquido salía por los canalillos de la boca, el rubio solo se hizo hacia atrás, comenzaba a toser, esta vez no pudo detenerse, se estaba ahogando con todo el semen del de ojos negros.

— La siguiente lección será aprender a tragar el semen sin escupirlo.

— eres un maldito infeliz — decía el rubio entre sollozos, cubriéndose la boca con la mano, tratando de limpiarse los residuos de semen que caían.

Estas palabras una vez más, esas malditas palabras que no toleraba hacia su persona, ¿cómo era posible que este animal sin domesticar le dijera a él esas cosas?, eso jamás se lo iba a perdonar, tendría una dulce venganza en los siguientes días, sometería por completo a Deidara, el pet sin futuro y sin sueños, arrebataría todo, hasta su espíritu, o lo que pudiera quedar para ese entonces.

*~*Vivo en un laberinto entre sombras en donde solo busco la paz de mi*~* soledad.

Continuara...

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